“Los puestos de responsabilidad hacen a los hombres eminentes más eminentes todavía, y a los viles, más viles y pequeños”.
-Jean de La Bruyère
Otro aspecto importante es la temática relativa del Compliance o cumplimiento normativo y de riesgos, pero creando las instancias nacionales e internacionales para revisar -en la medida que esto pudiera ser posible- ese cumplimiento, y en caso de no ser así, para evitar, que las grandes empresas, incluyendo a las multinacionales, sean llamadas a cuenta, con sus respectivas sanciones incluso, las de carácter penal a fin de lograr y obtener el real y eficaz cumplimiento de la respectiva normativa y no caer en los abusos económicos o de competencia desleal, en detrimento de los intereses en general de la sociedad.
Hoy en día (febrero de 2024) sigue habiendo una grave y peligrosa contaminación en los mares, múltiples tragedias en el campo de la construcción, desde puentes defectuosos e inestables que se derrumban, construcción de viviendas para la ciudadanía, que presentan graves y peligrosas cuarteaduras, etc… y el abuso, en general, de los derechos humanos de esas grandes y poderosas empresas.
Estos son sólo por mencionarlos algunos de los graves ejemplos que evidencian desde luego la necesidad de que el juzgador actual debe de impartir justicia, despojándose de la venda que le cubre los ojos.
El reto que actualmente tienen los jueces es que deben de tener más allá de una cultura media, no sólo de su ciencia, que es el derecho, sino diversas áreas del conocimiento y de la competencia, pero además del medio social en el cual va a impartir justicia, para que de esta forma se acreciente su peculiar sensibilidad social que envolverá necesariamente al dictado de las sentencia.
Esto es el joven que por descuidado e irresponsable, toma el vehículo que le regalaron sus padres para tratar de demostrar con ello que realmente les preocupa y le prestan atención, y que al manejar con exceso de alcohol choca a uno o varios vehículos provocando graves lesiones y hasta la muerte de un transeúnte que caminaba por una calle aparentemente tranquila. O el caso del joven que es encontrado en posesión de armas de fuego de uso exclusivo de ejército y de la armada nacional, no ignorando el juzgador que no sólo es la infracción puramente objetiva, sino que probablemente el portador de la misma se sentía sumamente poderoso con esa arma que no le costó nada de trabajo comprar o conseguirla. Y sin tratar de justificar a nadie, pero absolutamente a nadie, el joven o hasta el adulto mayor que penetran a un domicilio con el propósito de robar, porque no consiguieron trabajo, porque no tienen dinero para solventar las necesidades más apremiantes de sus hermanos, hijos, o familia.
El juzgador debe de salir de la burbuja que lo aísla totalmente de la sociedad y la problemática que ésta tiene, porque precisamente esos problemas se verán reflejados en el dictado de sus sentencias.
Yo no sé qué es mejor, si la figura del antiguo juez que era un hombre extraordinariamente culto, un gran experto en la ley y que se aislaba en su oficina rodeado de muchos libros (que por supuesto los había leído todos) y desde luego con el expediente para el estudio del dictado de su sentencia, o quizá como los jueces de control de hoy en día que son extraordinariamente complacientes de los fiscales casi compañeros de litigio y que dicta rápidamente una sentencia sin detenerse a observar los motivos por los cuales el inculpado cometido un delito.
Tenemos jueces que ya no son cultos, incluso algunos que no son totalmente competentes, pero que obtuvieron el puesto por alguna gracia de la sucia política, que está totalmente ajeno dicho servidor público al entorno social.
Es verdad que dura lex sed lex (la ley es dura, pero es la ley), pero también es cierto que summum ius summa iniuria (la justicia llevada al extremo es injusticia), por eso creo que Themis, la Diosa de la Justicia, debería de despojarse de la venda de sus ojos y ver la problemática social, dimensionar desde otro punto de vista las nuevas conductas delictivas o las que el Estado trata de justificar, por ejemplo, la desaparición forzada. Creo que, efectivamente, el juez debe cumplir una función social más importante y con ello contribuir a la obtención de una paz social, que por desgracia cada vez está más lejos.
Pobre justicia, tan lejos de Dios y tan próxima a los hombres.
Benigno Licea González es doctor en Derecho Penal y Derecho Constitucional; fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa” y actualmente preside el Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de B.C.
Correo: liceagb@yahoo.com.mx