Uno.- Lo que sucede en Guerrero es tan sólo una muestra más de lo malo que acontece en buena parte del país y que ha empeorado desde el ascenso de Morena al poder.
Ausencia de autoridad, incapacidad, complicidad, impunidad, abandono, corrupción, negligencia, irresponsabilidad, ineficiencia, son, entre otras, algunas de las condiciones que se padecen en ese estado y que han traído consecuencias trágicas para los gobernados.
Cierto, tales condiciones ya existían desde gobiernos anteriores, priistas y perredistas, mismas que se agravaron desde el 2021 con el gobierno morenista de Evelyn Salgado Pineda, que llegó de rebote cuando a su padre, Félix Salgado Macedonio, le fue retirada la candidatura por el INE en virtud de irregularidades en gastos de campaña; antes fue denunciado por acoso y abuso sexual por varias mujeres (ahora aparece de nuevo en las listas para senador de la república por Morena).
Doz.- Dicen las autoridades que la inseguridad y la violencia que se vive en Guerrero es resultado de la disputa entre grupos criminales, grandes, medianos, pequeños, regionales o locales, pero todos actuando impunemente y acaso con la complicidad de algunas autoridades y la ineficacia e irresponsabilidad de otras.
De esta forma, los homicidios dolosos, las extorsiones, el cobro de piso, el huachicol, los levantones, el robo de vehículos, las ejecuciones individuales o en grupo, los ataques a comunidades rurales, son cosa de todos los días, ante la inacción de un gobierno estatal inexperto y negligente, cuando no cómplice.
En ese estado en 2023 hubo un incremento del 24.4 por ciento en homicidios dolosos; según datos oficiales del Gobierno Federal, de enero a noviembre de 2022 se registraron en Guerrero mil 250 homicidios, en tanto que en 2023 hubo mil 555 en el mismo periodo (SESNSP). De un promedio de 3.7 homicidios pasó a 4.6 diario. Todo, dicen las autoridades, debido a la lucha por el control del cultivo, acopio y trasiego de enervantes.
Aunque la conducta delictiva de esos grupos trasciende más allá de las drogas, tanto que prácticamente gobiernan en buena parte de esa entidad, extorsionan a productores agrícolas, cobran piso, secuestran, ponen precios, cobran “comisión”, deciden quien vive y quien muere en “sus” regiones. El crimen organizado es quien manda ahí.
También controlan algunos servicios públicos; entre ellos el transporte de pasajero. En Acapulco luego del paso de Otis, obligaron a los concesionarios a dejar de prestar el servicio; luego en Taxco hicieron lo mismo. La respuesta de las autoridades fue la de “prestar el servicio” a la población haciendo recorridos, en lugar de meter en cintura a los delincuentes. A inicios de esta semana, cinco choferes fueron asesinados en Chilpancingo.
No hay gobierno en Guerrero. Evelyn llegó sin trayectoria y como “heredera” de Félix “el Toro” Salgado Macedonio (en su tercer intento fallido por ser gobernador), Morena le regaló la gubernatura a “la Torita” vía “encuesta fast track”; ahora hará otra vez senador a Félix mientras la violencia asola a los guerrerenses.
Trez.- Por desgracia, Guerrero es sólo un botón más de muestra; lo mismo sucede en Sonora, Sinaloa, Michoacán, Chiapas, Colima, Morelos, Edomex, Tabasco y Baja California, por citar algunas entidades con situación similar. Tal parece que quien manda es la delincuencia.
Aquí en BC, la situación no es mejor: mientras la gobernadora Marina del Pilar Ávila, vive en el mundo de las redes sociales, los delincuentes siguen actuando impunemente. Para acabarla de amolar, existe falta de confianza y descoordinación entre las fuerzas de seguridad que deberían garantizar el orden y la tranquilidad a los bajacalifornianos.
P.D.– Una de cal por las que van de arena: Se pusieron las pilas en el gobierno de BC ante las lluvias que continuaron esta semana…
Óscar Hernández Espinoza es egresado de la Facultad de Derecho por la UABC y es profesor de Cultura de la Legalidad y de Formación Cívica y Ética en Tijuana.
Correo: profeohe@hotmail.com