Después de una noche movida, dos borrachos regresan a casa a primera hora de la mañana. Frente a la puerta de la casa de uno de ellos se despiden:
— De ninguna manera le digas a tu familia dónde hemos estado esta noche, ¿de acuerdo?
“De acuerdo, pero al menos podrías decírmelo a mí, que soy tu amigo. ¿Dónde hemos estado?”
Autor: Un tercer ebrio.
Quemazón
— Mira, se está quemando la panadería de don Chano.
“Después le preguntamos”.
— Preguntarle qué…
“Si le quedó pan tostado”.
Autor: Un cliente que nadie quiere tener.
El nombre más corto
Un chino, un japonés y un español hacen una apuesta para saber a quién conocen con el nombre más corto. Salta el chino y dice:
“En mi pueblo hay uno que se llama O”.
Riéndose, el japonés dice:
“El que me arregla el reloj se llama Casi O”.
Y partiéndose de risa, el español dice:
“Ni O ni Casi O; mi tío se llama Nicasio”.
Autor: Nicanor.
Ese Pepito…
— Papá, papá, ¿puedo ir al cine?
“Sí, Pepito, pero no entres”.
*
— Mira, Pepito, la Luna está llena.
“¿De qué?”.
*
— Señora, una pregunta….
“¿Sí, Pepito?”.
— ¿Por qué el examen no traía preguntas sobre su vida, si es de lo que más ha hablado durante el trimestre?
*
— Pepito, define telepatía.
“Aparato de TV para la hermana de mi mamá”.
*
— Pepito, ¿quién fue Juana de Arco?
“Una drogadicta, maestra”.
— ¿De dónde sacas eso?
“El libro dice que murió por heroína”.
*
— Pepito, ¿sabes inglés?
“Yes”.
— Traduce por favor: Me gusta ir al gimnasio a tonificarme.
“I like gin tonic”.
*
— Pepito, ¿cuánto tienes ahorrado ya?
“Ceromil Cerocientos Cerocero”.
*
— Pepito, ¿qué haces pintándote la cara de azul?
“Mi amiga se fue de vacaciones muy lejos, y ¡yo quiero estar a zu lado!”.
*
— Pepito, pon un ejemplo de algo justo pero incorrecto.
“Si te metes el dedo en la nariz, te queda justo, pero es incorrecto”.
*
Llega un nuevo maestro:
“Buenos días, mi nombre es Largo”.
Pepito dice:
“No se preocupe, profe, ¡tenemos tiempo!”.
*
Pepito a su madre:
— Mamá, esta noche no me esperes.
“¿Por qué, Pepito?”.
— ¡Porque ya llegué!
*
— Mamá, hoy en el colegio aprendimos a hacer explosivos.
“Muy bien, Pepito. ¿Y mañana qué aprenderás en el colegio?”.
— ¿Qué colegio?
*
— Pepito, me han dicho que eres muy rápido con las matemáticas. A ver, ¿cuánto es 47 por 126?
“¡328!”.
— Pero si ni siquiera te has acercado…
“Ya sé, señorita, ¡pero no diga que no he sido rápido!”.
*
— Pepito, conjuga el verbo andar.
“Yo… yo ando… Tú… tú andas”.
— ¡Más de prisa!
“Él corre, nosotros corremos, ellos corren…”.
*
— Pepito, ¿qué día hace hoy?
“Ni idea, ¡con tanta niebla no veo nada!”.
*
— Pepito, dime una palabra que tenga muchas O.
“¡Muy fácil, maestra! ¡GOOOOOOOOOL!”.
*
— Pepito, dame al bebé.
“Espera a que llore”.
— ¿A que llore por qué?
“¡Porque no sé dónde lo dejé!”.
*
— ¡Pepito, me están saliendo muy caros tus estudios!
“¡Y eso que ni estudio, papá!”.
*
Pepito a la profesora:
“Que quede claro, señorita: Cualquier parecido entre mi trabajo y Wikipedia, ¡es pura coincidencia!”.
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— Pepito, ¿qué planeta va detrás de Marte?
“Miércoles”.
*
El dentista le dice a Pepito:
— ¿Quiere usted que le duerma las muelas?
“Bueno, ¡con tal de que se despierten para la cena!”.
*
— Pepito, dime el nombre de un descubridor.
“Pues usted, profesor”.
— ¿Por qué yo, Pepito?
“Porque cada vez que pregunta algo, ¡descubre que no sabemos nada!”.
*
Estaba Pepito en clase de Lengua y pregunta a la profesora:
— Profe, ¿cómo se escribe móvil?
“Se escribe como suena”.
— ¿Y si está en silencio?
*
— ¡Mamá, quiero un iPhone!
“¿Parar qué, Pepito?”.
— Porque todos tienen uno…
“Y si todos se tiran a un pozo, ¿tú te tirarías también?”.
— No, ¡me quedaba con sus iPhone!