Hace un año lo conocí, y como dicen los jóvenes, hice clic inmediato con el octogenario suave hombre; incluso mencionó su edad en nuestra primera plática, sanamente orgulloso de sus ochentas. Pasamos a hablar de nuestras familias. Me gustan los hombres que hablan de su familia.
Estatura media, moreno claro, ojos vivaces, preguntas y respuestas rápidas y juiciosas; hombre informado, cerca de ser culto.
Hablamos de nuestras aventuras juveniles aquí en Tijuana; mencionamos lugares que sólo los que vivimos en los inicios de los setentas pudimos conocer, incluyendo los non sanctos.
Entre la pláticas posteriores comentamos las aventuras con los hijos y nietos, seguro estoy que de aquí nació nuestra incipiente amistad; al par de semanas le llevé una copia de la vieja poesía Española “Ahora me toca a mí”, de Rafael De León.
El tocó el tema político. Yo jamás lo haría; me molesta este tema, pero, acepto que fui yo quien tiró la primera piedra. Le comenté “¿No se hartarán de tirarle al Presidente?”. “¿Quiénes? Los periodista o los hombres a nivel banqueta”.
“Todos”, le respondí.
Dejó la navaja de rasurar y me respondió: los primeros (“los periodistas”) son simplemente unos mercaderes de la información, empezando con el Loret y el Payaso Brozo. ¿Cómo decía Palillo?, móndrigos oportunistas. Y el ciudadano común -no sabe de lo que habla- para empezar tienen hambre. A ver, a ver, ¿por qué no hablan del dinero que nos da a los viejos y a otros necesitados? El Tren Maya, los aeropuertos; no, eso no es noticia para sus detractores, seguramente no les pagan por ello.
En lo personal, soy por siempre anarquista de voz y letra. Nunca he visitado una urna. Con todo respeto, ¿Usted qué opina de mi amigo fígaro?
Atentamente,
Rafael Suástegui Urquidez.
Correo: rafaelsuastegui@hotmail.com