Afortunado me siento al haber experimentado y practicado vastos juegos físicos, que tuve la oportunidad de sentirlos. Eran tiempos de relajamiento, diversión y ejercicio físico.
La Edad Media comprende y fue del año 476 al 1492. Allá en la Roma, imperio romano, vivieron tales juegos que practicamos en los 60, 70, acá en Tijuana:
1.- Al chinchileguas.
2.- A la campanita de oro.
3.- Al cero por chapucero; a rodar un aro con la mano derecha y hacer girar y correr al parejo de ese círculo.
4.- A los hoyitos hechos en la tierra, poco más grandes que el tamaño de una pelota de tenis.
5.- Al doctor o médico.
6.- Al columpio sobre una zona, balancear una tabla y sentarse dos participantes en los extremos.
7.- A usar zancos: un bote perforado (yo usé botes de lámina), pasar alambre o hilo por la tapa, estirarlo con ambas manos, subirse a tales botes y caminar con ellos como tacones.
8.- al malabarista: poner un palo de escoba en la palma de la mano extendida, balancearla y correr o caminar con tal objeto sin que se cayera.
9.- a las escondidas: unos 10 participantes se esconden y otro cuenta hasta 100 mientras, y luego a buscarlos y encontrarlos.
10.- al trompo.
11.- a las canicas.
Éramos felices con todo eso; caíamos rendidos en la noche y nuestras madres no gritaban “ya métanse a dormir”, “mañana a la escuela” (y eso que no nos queríamos meter). Había televisión blanco y negro, pero no le hacíamos mucho caso; queríamos correr, jugar, estar con nuestros amigos, y eso es y era un gran premio. Nos sacábamos la lotería al convivir sanamente.
Lejos, lejísimos imaginábamos tal tecnología de hoy, que frenó y acabó con el ejercicio. No había obesidad, diabetes, etc. Todos éramos esbeltos, atléticos (y unos venados o gacelas). Jugábamos en unas cuatro cuadras a la redonda y no había riesgo; nadie se perdía. De los 8 a los 14, por ahí, era la edad promedio para practicar los juegos medievales, de la gente de la Edad Media.
La pusimos en práctica, la viví, la vivimos muchos de mi barrio; quizá bastantes, nostálgicos como yo, la recuerden. Algunos aún viven. Otros ya no. Pero fue algo legendario… ya no se practica en 2024.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.