“Los últimos cinco años han sido de una regresión en muchos sentidos”, expresó a ZETA la autora de “¿Qué sigue? 20 lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo”
Un libro fundamental que arrojó 2023 de cara a la elección presidencial de 2024 en México es “¿Qué sigue? 20 lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo”, de la politóloga Denise Dresser, publicado por el sello Aguilar de Penguin Random House Grupo Editorial.
“Yo sí creo que muchos nos sentimos traicionados porque López Obrador llegó al poder y en lugar de corregir los errores que heredó, en muchos sentidos los ha exacerbado: somos un país más militarizado del que dejó Calderón, somos un país con instituciones más capturadas que antes ahora por leales incondicionales suyos, somos un país que maltrata a sus víctimas, un gobierno que está intentando desaparecer desaparecidos, rasurando el registro de desaparecidos, cosas que yo pensé inimaginables”, expresó a ZETA Denise Dresser.
UN PAÍS EN RIESGO
Para empezar la entrevista para ZETA sobre “¿Qué sigue? 20 lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo”, Dresser se refirió a su advertencia de “país en riesgo” contenido en el subtítulo.
— ¿Por qué está en riesgo el país a siete meses de la elección presidencial?
“Creo que México está en riesgo porque los últimos cinco años han sido de una regresión en muchos sentidos: una regresión democrática, una regresión a usos y costumbres del viejo régimen, una regresión en términos de protección de Derechos Humanos, una regresión en conquistas históricas de mi generación; instituciones puestas en riesgo, instituciones que creamos marchando y demandando en los 80s y los 90s, un país en riesgo por una militarización galopante que amenaza con poner partes cada vez más grandes del gobierno en manos de militares que operan en la más absoluta opacidad”.
Ante el país en riesgo rumbo a la elección presidencial de 2024, Dresser señaló sobre su propuesta editorial:
“Éste es un libro escrito con un sentido de urgencia, con un sentido de alerta frente a muchos cambios que demasiadas personas aplauden porque han comprado la gran mentira, la falsa narrativa, de que esta es una transformación verdadera y que para eso hay que destruir todo lo que se había construido. Me parece que la Cuarta Transformación, más que un gobierno es una narrativa, y esa narrativa ha tenido mucho eco, mucha resonancia entre personas que han sido seducidas por el autoritarismo disfrazado de otra cosa. El libro lo que trata de hacer es ir derrumbando área por área las mentiras, las falsedades que se cuentan, y que demasiados creen que son ciertas”.
“LÓPEZ OBRADOR NOS TRAICIONÓ”
“López Obrador me conoce desde hace muchos años, ha ido a desayunar a mi departamento, en numerosas instancias marché a su lado cuando era luchador social, y lo defendí. Hoy veo que traiciona a sus amigos, a las causas compartidas, y a la democracia”, se le cita a Denise Dresser un fragmento de su libro, para inmediatamente hacerle la pregunta de rigor:
— ¿Fue un error votar por Andrés Manuel López Obrador en 2018?
“Yo soy de las personas que piensa que México necesita una sacudida, necesita corregir vicios históricos que fueron emulados por muchos gobiernos de la transición a partir del año 2000, cuando se da una alternancia en la Presidencia y logramos sacar al PRI de Los Pinos, pero creo que López Obrador fue electo precisamente por lo que no se hizo durante 18 años o más o por los errores que cometieron tanto Vicente Fox, como Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto: tuvimos una serie de reformas de gran envergadura tanto en el ámbito económico como en el político desde hace 30 años, pero no logramos tener una visión de cómo el cambio necesitaba ser más sistémico, más profundo. Tenía que ser una visión de país mucho más incluyente, más representativa en términos de su clase política, combatir verdaderamente la corrupción; o sea, por esos errores López Obrador llegó a la Presidencia, porque señaló todo lo que había fallado o que había sido incompleto, o que había sido tergiversado por la partidocracia que se apropió en muchos sentidos de las instituciones democráticas, y creo que votar por un cambio tenía sentido porque veíamos que los gobiernos de la transición habían sido priistas en muchos sentidos, o sea, panistas que llegaron al poder y emularon las peores costumbres del priismo, en muchos sentidos la transición sí fue epidérmica, incompleta.
“Sigo pensando que México necesita transformaciones profundas, pero no de esta manera y hay quienes dicen: ‘¿Pero por qué no te diste cuenta si López Obrador siempre ha sido así?’. Yo pensaba en su momento, y creo que muchos también, que López Obrador tenía pulsiones autoritarias, pero creía que las instituciones que habíamos logrado erigir, incluyendo el INAI, el INE, una Suprema Corte (SCJN) más autónoma, medios independientes, más vigorosos, una sociedad civil más cuestionadora, que eso iba a ser suficiente para crear muros de contención a quizá intentos suyos por actuar de manera autoritaria, y veo con gran tristeza que la labor de destrucción institucional es más fácil de lo que habíamos pensado y que daba la propia Constitución; y el hecho de ser un sistema presidencial y, además ser un sistema que regresó a ser un sistema de hiperpresidencialista, porque en la elección de 2018 regresamos a un sistema de gobierno unificado, los gobiernos de Fox Calderón, Peña Nieto, fueron gobiernos divididos, no tenían control del Congreso, pero la elección de 2018 restablece las condiciones políticas institucionales para crear un Tlatoani muy poderoso, muy discrecional, muy similar a las presidencias que habían producido crisis tras crisis en los 70s, 80s, 90s. Yo soy sobreviviente de esas presidencias imperiales cuyos caprichos desembocaron en crisis sexenales.
“Creo que López Obrador nos traicionó, porque si él hubiera hecho campaña diciendo ‘Voy a destruir al INE, quiero capturar a la Suprema Corte y volverla mía, voy a militarizar al país, no voy a continuar con las luchas civiles, de construcción de ciudadanía, voy a descalificar a todos los defensores de Derechos Humanos, voy a atacar a los medios, voy a llamarle a la prensa ‘sicaria’, voy a usar la mañanera para construir enemigos existenciales y me voy a lanzar tras ellos; voy a dedicar recursos multimillonarios a Pemex y voy a descuidar áreas cruciales como salud y educación, y si hay una pandemia voy a recurrir a la charlatanería en lugar de la ciencia’; o sea, todo eso que ha ocurrido, que describo en el libro, no es lo que prometió.
“Yo sí creo que muchos nos sentimos traicionados porque López Obrador llegó al poder y, en lugar de corregir los errores que heredó, en muchos sentidos los ha exacerbado: somos un país más militarizado del que dejó Calderón, somos un país con instituciones más capturadas que antes ahora por leales incondicionales suyos, somos un país que maltrata a sus víctimas, un gobierno que está intentando desaparecer desaparecidos, rasurando el registro de desaparecidos, cosas que yo pensé inimaginables”.
“SALINAS SALIÓ DEL GOBIERNO CON 79% DE POPULARIDAD”
Sobre el presidencialismo en México, se lee en el capítulo “A terminar con el Tlatoani (o la Tlatoani)”: “A AMLO lo mueven los mismos resortes que a viejos presidentes imperiales al frente de gobiernos lastimosos”; de hecho, al principio del mismo capítulo, Denise Dresser se refiere al sistema presidencial de Luis Echeverría (Presidente de México entre 1970 y 1976), José López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid (1982-1988) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
— A propósito del presidencialismo, ¿a cuál ex Presidente del PRI se parece más Andrés Manuel López Obrador, previendo el desenlace del sexenio a unos meses que concluya su mandato?
“Yo creo que AMLO tiene rasgos de esos que mencionas: tiene esta idea echeverrista de mirar a los que no se sienten representados, de volver a subir a los pobres al carro de la Revolución, de recuperar la ideología del nacionalismo revolucionario, de usar al Estado para proteger a los desprotegidos, aunque eso parta de una profunda irresponsabilidad en el manejo de los recursos públicos; tiene esta noción de sí mismo epopéyica como tenía José López Portillo, que se sentía Quetzalcóatl reencarnado y por esto esta idea de la Cuarta Transformación como este momento apoteósico en la historia nacional; y tiene esta visión de la construcción de clientelas electorales a través de la política social de Carlos Salinas.
“Mi tesis de doctorado fue sobre el programa nacional de Solidaridad y cómo Salinas lo utilizó para reconstruir las bases electorales del priismo, y veo muchas semejanza entre las tácticas de Solidaridad y los programas sociales actuales que se distribuyen de manera discrecional, que no atienden a los verdaderamente pobres, porque esos no votan; o sea, hemos visto en las cifras del INEGI que la pobreza ha disminuido, pero no la pobreza extrema, claro porque quién se va a meter a la sierra a darle dinero a los extremadamente pobres si no van a bajar a votar y porque hace 500 años que nadie se ocupa de ellos. Veo también esta idea de viajar constantemente, la gente olvida cuán popular era Carlos Salinas, salió del gobierno con 79% de popularidad, mucho mayor que la que tiene López Obrador en este momento, porque viajaba incesantemente y estaba acompañado de toda una estrategia de propaganda en televisión, en medios, que ahora se ha multiplicado por ese amplificador del discurso y de la narrativa que es la mañanera”.
LA DEMOLICIÓN DE INSTITUCIONES
En su libro, Dresser advierte sobre el desmantelamiento de las instituciones durante el sexenio de AMLO:
— “Todos los días presenciamos un acto de demolición”, mencionas a propósito del capítulo “Instituciones sí, imposiciones no”. ¿Podrías hacer énfasis en la refundación, en el siguiente gobierno, de diversas instituciones demolidas en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador?
“Todos los días hay un embate contra alguna institución: que eran imperfectas, fallidas, con problemas, a veces capturadas por los partidos, pero creo que la encomienda histórica para López Obrador era corregir esos errores, darles más autonomía, más presupuesto. El desmantelamiento, por ejemplo de INAI; la Suprema Corte tuvo que intervenir para que el INAI pudiera sesionar con cinco comisionados porque el Presidente no quiere nombrar a otros dos, o el desmantelamiento del endeble aparato regulatorio del Estado mexicano para tratar de contener la rapacidad de oligarcas como Slim, que son jugadores dominantes en sus sectores; pues la Cofece (Comisión Federal de Competencia) no está completa, constantemente embiste al Ifetel (Instituto Federal de Telecomunicaciones), ha demolido a la Comisión Reguladora de la Energía, a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, y yo sí quisiera recordarle a los electores: no hay democracia sin instituciones. O sea, esta idea de que el Presidente crea una relación personal, afectiva, emotiva con quienes lo apoyan sin mediaciones, pues las instituciones tienen que servir para que el gobierno sirva, alguien tiene que repartir vacunas, alguien tiene que educar a los niños, alguien tiene que asegurarse que haya hospitales funcionales”.
“UN SISTEMA POLÍTICO PARA QUE MORENA NUNCA PIERDA ELECCIONES”
Durante la entrevista para ZETA, Dresser advirtió sobre el evidente empoderamiento de Morena tanto como en su momento el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Siglo XX.
— ¿Qué es lo más preocupante a nueve meses de que concluya el sexenio de Andrés Manuel López Obrador?
“Hay varios aspectos: uno, el hecho de que se ha reconstituido ese muégano de partido que es gobierno, eso era el PRI y el PRI tenía acceso a todos los recursos públicos a su disposición. Y ¿qué hacía con esos recursos públicos? Pues desnivelaba el terreno de juego y la oposición nunca podía ganar; me preocupa que volvamos a una era de elecciones de Estado donde los partidos de posición compiten, pero nunca pueden ganar. Cito en el libro un famoso politólogo que se llama Adam Przeworski, que su definición de democracia es ‘partidos que pierden elecciones’. Creo que se está rearmando un sistema político para que Morena nunca pierda elecciones o las pierdas a nivel local, pero no vuelva a perder la elección presidencial.
“Me preocupa mucho la demolición institucional y me preocupa mucho también la militarización, creo que va a ser el legado más duradero y más tóxico del Presidente, porque ya le ató las manos a Claudia Sheinbaum, ella va a cogobernar con un poder fáctico”.
“MORENA SE VA A ENFRENTAR A UN VOTO DE CASTIGO”
El 19 de noviembre de 2023, el gobierno izquierdista de Argentina perdió la elección presidencial, un acontecimiento importante en América Latina; por eso había que preguntarle a Denise Dresser su lectura del triunfo de Javier Milei al derrotar al populismo de izquierda:
“Lo que me parece más interesante del triunfo de Milei no es que gane la ultraderecha, sino que en toda la región (de América Latina), en cada elección presidencial está perdiendo el partido en el poder, lo cual significa que hay un enorme descontento y que se está ejerciendo un voto de castigo contra gobiernos que gobiernan mal. Éste no es un tema de ideología, es un tema de disfuncionalidad gubernamental donde la gente se harta, el Presidente tiene razón, el pueblo se cansa de tanta pinche transa”.
Hacia el final de la entrevista para este Semanario, la politóloga advirtió en el preámbulo de la decisiva elección presidencial de 2024:
“Ojalá que al leer este libro se dieran cuenta de la forma en que han sido transados en esta administración. Eventualmente, Morena se va a enfrentar a un voto de castigo, porque todas las contradicciones que yo describo en este libro en algún momento van a aflorar, ya sea en una crisis, ya sea en un estallido social, ya sea en una ingobernabilidad que se extiende o ya sea en un gobierno militarizado que empieza a violar derechos humanos”.