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viernes, noviembre 22, 2024
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En el tren

Un hombre y una mujer que no se conocían, coinciden en el mismo compartimento de un tren donde ambos tenían derecho a pernoctar. Después de lo embarazoso de la situación inicial, ambos se acostaron, el hombre en la litera superior y ella en la inferior.

A medianoche, el hombre se inclina al lateral de la litera, despierta a la mujer y le dice:

“Siento molestarla, pero tengo un frío tremendo. ¿Podría usted alcanzarme otra cobija?”.
La mujer se asoma al lateral de la litera y con un guiño de ojo le dice:

“Tengo una idea mejor. Sólo por esta noche supongamos que estamos casados”.

Encantado con la tentadora idea, el hombre acepta:

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“¡De acuerdo, fenomenal!”.

Y la mujer dice:

“¡Ve y consigue tu propia cobija, conchudo!”.

Autor: Hombre casado a bordo del Tren Maya.

Hallazgo en el desierto

Dos tipos están en un desierto y encuentran una rara roca. Se ponen a excavar sin herramientas y desentierran una enorme pirámide. Uno de ellos exclama:

¡Está de poca!

“¡Sí!”.

Y ¿ahora ¿qué hacemos?

“Vamos a avisar al equipo arqueológico de Estados Unidos. Esa gente es profesional y seguro sabe de qué se trata esto”.

Llega el equipo arqueológico con sus Jeeps, camiones, caravanas y helicópteros a rebosar de aparatos científicos. Se meten en la pirámide y, al cabo de dos años, salen.

Uno de los tipos del desierto pregunta al portavoz del equipo norteamericano:

Vaya que han tardado. ¿Qué averiguaron?

“Después de laboriosas investigaciones, hemos comprobado que esta pirámide fue construida entre el 1500 y 2500 antes de Cristo.

¡¿Sólo eso?! ¡¿Después de dos años sólo han averiguado eso?!

“Pues sí…”.

No, pues guau… mejor váyanse por donde vinieron, ¡buenos para nada!

Entonces los dos tipos mosqueados deciden llamar a los alemanes:

“Esos sí que harán su chamba, ¡son muy metódicos!”.

Llegan los alemanes, se meten en la pirámide, pasan dos años y salen:

“Hemos averiguado que la pirámide fue construida en torno al 2000 antes de Cristo”.

¿Y?

“No hemos podido averiguar más, los jeroglíficos son muy complicados”.

¡Pues vaya mugre de científicos! Vámonos de retache, ¡inútiles!

Los dos tipos se resignan a que no encontrarán información:

“No nos queda más remedio que avisar a la Guardia Nacional”.

Y eso justamente hacen. Llega la pareja de guardias, entran a la pirámide y salen en dos horas.

¡Qué pronto! ¿Qué han averiguado?

“Sabemos que la pirámide fue construida entre el 12 de febrero de 1858 y el 22 de julio de 1857 antes de Cristo, conforme a las órdenes del Faraón Anekhetop IV y su arquitecto Tutmosis el Joven. El día de la inauguración estaba nuboso y una rama de sacerdotes se oponía a ello, por haberse producido un eclipse parcial de luna en Sagitario. Participaron 2 mil 118 esclavos no cualificados que intentaron una revuelta por las insanas condiciones de trabajo, que fue sofocada el 5 de septiembre por los soldados del faraón, con resultado de 42 muertos. El costo de la obra suma exactamente 658 libras de oro puro y 3 libras de diamantes. La esposa del Faraón lucía un modelito del modisto Perfilotis el Julandrón, de fina pedrería y la influencia en la lengua se comprueba en el acento de las tierras altas que presentaban los nobles de bla, bla, bla…”. Así una hora de charla.

¡Uf! ¿Cómo recabaron tanta información en tan poco tiempo?

“No fue fácil, la verdad. Al principio hubo resistencia, pero unos trancazos y otros métodos digamos que nada agradables ¡y la maldita momia cantó!”.

Autor: Anónimo de la GN.

Infracción

En una ciudad pequeña, un agente de tránsito detiene a un joven conductor que iba a gran velocidad por la calle principal. El joven empieza a protestar:

Señor agente, déjeme explicarle…

“¡Silencio! Estás retenido hasta que regrese mi jefe”.

Pero oficial, escúcheme, tengo prisa…

“¡Cállese! ¡A la cárcel ahora mismo!”.

Varias horas después, el guardia va a ver al detenido:

“Tuviste suerte, muchacho. El jefe tuvo que ir a la boda de su hija, cuando regrese estará de buen humor y seguro te perdonará”.

De mala gana, el joven responde:

“No esté tan seguro, ¡Yo soy el novio, menso!”.

Autor: El ex novio.

Tres locos

Tres locos están de viaje. Llevaban varios días de recorrido y no habían encontrado nada para comer y mucho menos para beber. Después de cinco días, encontraron un carro viejo en medio del desierto. Uno de ellos pregunta:

“¿Para qué nos puede servir este carro?”.

El segundo contesta:

“No sé, pero tiene que servir para algo”.

A lo que el tercero le responde:

“Yo me voy a llevar un asiento para sentarme cuando me canse”.

El segundo dice:

“Yo me voy a llevar el radiador para tomar agua cuando tenga sed”.

El primer loco hace saber a los otros:
“Pues yo me voy a llevar una puerta”.

Y los otros locos cuestionan:

¿Una puerta? ¿Y para qué?

“¡Para bajar el vidrio cuando tenga calor!”.

Autor: Un cuarto loco.

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Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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