Definiendo el comportamiento de historias que se presentan en la era digital, además de abonar oportunidades significativas a la industria del entretenimiento, los contenidos vía streaming plantean desafíos más allá de la competencia global, arraigándose en la necesidad de mantener estándares de representación precisas, impactando a su vez en el consumo de la producción audiovisual que hace llamado a la reinvención completa del cine, creación y distribución.
En su proyecto de investigación Nuevas Narrativas Interactivas: Del Cine a las Plataformas Streaming, el Caso de Netflix”, Catheryn Melissa Tomalá Flor señala que la irrupción de nuevas tecnologías “… cambió la visión de autores y espectadores acerca de cómo estábamos consumiendo las narrativas del cine”, agregando que se debe a que uno de estos dos, autor o espectador, participa en la historia directamente. Cuestión que hasta el momento se concebía de manera bastante restringida, es decir, como proceso pasivo de observación.
“Creo que el cine siempre encuentra nuevas formas de plantear historias, narrativas y propuestas creativas, depende mucho del público meta, el tipo de contenido que se busque generar. No son los mismos los que van a ver Marvel que las que fueron a ver ‘Barbie’, sin embargo, ambos son públicos masivos”, mencionó a ZETA la productora Marla Arreola.
Dentro de los casos de investigación, series como las recientemente estrenadas “El niñero” y “Cindy la Regia” han roto las convenciones habituales, desafiando comportamientos tradicionales y ofreciendo una perspectiva más compleja.
Por un lado, el hombre que se hace cargo de las tareas del hogar, y por otro, la vuelta de los estereotipos clasistas con humor sin recurrir a la misoginia, homofobia o alguna otra aversión exagerada.
Como parte de sus objetivos de tesis, Tomalá Flor reflexiona en torno a la creación de nuevas expresiones interactivas a partir de las relaciones que se establecen entre narrativas cinematográficas inéditas y medios digitales (Netflix, Primevideo, HBO Max, Disney+, entre otros).
Por su parte, Arreola considera: “Cualquier contenido que logre atraparte y hacer que te desconectes de tu vida diaria, es suficiente para constituir una buena narrativa cinematográfica”.
Otras materias de estudio de narrativa socialmente disruptiva son “Black Mirror” y “The Boys”, que han dado un nuevo enfoque al género de acción, explorando el lado oscuro y moralmente ambiguo de los superhéroes, llevando a la creación de historias cautivadoras basadas en hechos reales en cuanto a temática y discurso, desde crímenes reales hasta exploraciones científicas. Este tipo de contenidos ofrecen a los espectadores una visión profunda y reflexiva de la realidad.
“Entiendo que ahora el contenido se puede enfocar en diseñar de origen, series o películas con el objetivo de enganchar a la audiencia por más tiempo, el algoritmo del streaming puede proveer información para productores y exhibidores como los patrones de comportamiento y consumo del espectador. Cada vez son más las producciones en plataformas que te hablan de una problemática que vivimos, que suma a la conversación y reacción en medios y redes digitales. Por otro lado, hay esa conciencia de que el espectador consume el contenido en un espacio complejo”, abundó la productora tijuanense.
En cuanto a México, la revolución streaming ha transformado la forma en que los consumidores interactúan con las historias. Desde series dramáticas hasta documentales que exploran la rica historia del país, las plataformas están conectando a los mexicanos con narrativas cautivadoras y relevantes, brindando un espacio para celebrar e indagar en la rica cultura mexicana. Desde historias que destacan la tradición artesanal hasta aquellas que exploran la diversidad de la gastronomía, el streaming se ha convertido en escaparate para las expresiones culturales únicas del país, como se puede apreciar en títulos como “La gran seducción”, “Roma”, “Destilando México” y “Taco Chronicles”.