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martes, octubre 1, 2024
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Maestro

Qué complejo es llevar la vida y obra del gran Leonard Bernstein a la pantalla grande, y vaya atrevimiento de Bradley Cooper asumir este faraónico proyecto que, finalmente, está más que logrado.

El filme se adentra en los claroscuros de un genio que a los 25 años tomó la batuta de la Filarmónica de Nueva York y desde ahí comenzó a hacer historia. Cooper, por supuesto, lo personifica, pero también dirige este filme a la perfección. De hecho, es difícil determinar si el actor supera al realizador o viceversa.

Con una prótesis nasal para simular mejor el físico de Bernstein, todo lo que encarna viene desde adentro a partir de una profundísima comprensión de su personaje, que también concibió la partitura de su vida personal sacrificando en mucho a Felicia (Carey Mulligan), quien fue su esposa a pesar de muchos pesares, por ejemplo, sus constantes relaciones homosexuales.

Y es que Bernstein hacía lo que quería dentro y fuera del escenario, aunque la película también expone el peso que Felicia tuvo en su carrera hasta que falleció de cáncer. Mulligan también destaca por una actuación insuperable, enriqueciendo el trabajo de Cooper en todos los niveles, incluso el histriónico.

Cooper, por su parte, exhibe una proeza artística digna de admirar, hasta cuando habla entre cigarro y cigarro, transformado en un Bernstein que, a su vez, da la batalla con la Sinfonía 2 de Mahler. Ahí no vemos rastro de Bradley Cooper, sólo está el conductor ante nosotros, testigos del arte. ****

Punto final. – “Wish”, de Disney, es la película perfecta para esta época del año.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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