Dejando en claro que el modelo socioeconómico no es perverso, sino que es consecuencia de la maleabilidad que le dan la corrupción y la impunidad, la periodista Ana Lilia Pérez presentó su reciente investigación titulada “Los hijos del Neoliberalismo, la historia contemporánea de nuestro México saqueado”.
Entre los capítulos, la autora presenta estadísticas y documentos que ponen en evidencia las debilidades del Estado Mexicano para encontrar pruebas, relaciones y vestigios contundentes para que la impunidad no prevalezca en los casos de corrupción de servidores públicos.
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“Hay un punto de coincidencia: que ese fracaso tiene que ver con el nivel de corrupción de los funcionarios públicos y esa es una problemática que todavía no terminamos ni de enfrentar ni de procesar. Hay una parte que pone el énfasis en el papel de la Fiscalía, porque ahora mismo podríamos ir repasando aquellos casos de cuello blanco en los cuales ha fracaso una y otra vez en procesar ese tipo de casos. Y si prevalece ese nivel de impunidad, van a prevalecer esos mecanismos de funcionarios públicos para el desvío de recursos”, explicó Ana Lilia Pérez a ZETA.
“Aquí yo resalto, en un capítulo también, la manera en la que la función pública en nuestro país perdió su esencia. Es decir, el político ingresado a un movimiento, un partido de cualquier color vio el cargo público como una manera de enriquecimiento personal y no como un puesto para el servicio público. Entonces se dio pie a todo tipo de estrategias para el enriquecimiento personal, y creo que la clase política de este país se tiene que hacer cargo también”, explicó sobre los esquemas de empresas fantasmas o la reserva de información.
En general, los conceptos de neoliberalismo se remontan a la década de los 70 y están relacionados con hacer más ligero al Estado y que el libre mercado sea quien regule la mayor parte de las condiciones de competencia. Es decir, que el Estado privatiza o comparte responsabilidades con terceros; pero la dinámica terminó por afectar a la sociedad, pues hubo políticos que se aprovecharon y empresarios que buscaron los esquemas de subcontratación y así evadir responsabilidades, debilitando los derechos laborales. Así es como todos somos hijos del neoliberalismo, advirtió Ana Lilia.
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“Pero hay algo que me gustaría destacar: en nuestro país la aplicación de este tipo de políticas tuvo un componente que sí lo convirtieron en algo lesivo para el interés público, que tiene que ver con la conducta de los propios funcionarios encargados de la administración pública. Y aquí está el factor de la corrupción de ese tipo de funcionarios”, explicó.
“Porque en este libro en lo que se pone especial énfasis es en el modelo y el modus operandi de administración de los recursos públicos”, dijo.
