Narrada artística y provocadoramente desde la tragedia y el conflicto,“Perdidos en la noche”, película de Amat Escalante exhibida en Cannes, retrata problemáticas sociales del México contemporáneo, buscando consecuencias del profundo enlace entre el poder y el clasismo; estrena este fin de semana en cines
Ofreciendo una intensa exploración del México actual afectado por la violencia, “Perdidos en la noche”, quinto largometraje del guanajuatense Amat Escalante, aborda a través del drama las desapariciones forzadas, las minerías en México, el activismo, el sistema judicial y la relación entre el poder y el clasismo.
Juan Daniel García Treviño, Bárbara Mori, Fernando Bonilla, Ester Expósito y María Fernanda Osio representan el micro retrato de 120 minutos estrenado en la edición 76 del Festival de Cannes, bajo la producción de Nicolás Celis.
“De entrada, la cinta intenta evidenciar el desastre que generan las minerías extranjeras en México, mi personaje es un espejo distorsionado de quienes nos dedicamos al arte, en un contexto de violencia y desesperación en el que te cuestionas qué sentido tiene hacer arte, si es legítimo y si no nos estamos convirtiendo en mercenarios del dolor ajeno para enriquecernos, todo planteado desde las contradicciones y sufrimiento de este antagonista que al final diluye su rol para demostrar que el mal de la historia es el capitalismo salvaje que nos ha llevado a un espiral de violencia”, precisó a ZETA el actor y dramaturgo Fernando Bonilla, quien suma más de 25 créditos como director de puestas en escena.
Referente al retrato gestado desde la tragedia y el conflicto en busca de consecuencias entre prejuicios religiosos, injusticia, ignorancia, miedo y la muerte, “la violencia es el eje temático de nuestro país, lo frustrante es que el cine mexicano cuenta las mismas historias, desde el mismo lugar y las narrativas se parecen mucho, y por más que la denunciamos, no las modificamos; lo interesante de ‘Perdidos en la noche’ es que refresca la óptica y genera nuevas preguntas sobre este carrusel del que no podemos salir”, dijo el histrión de cintas como “Estanislao” y “El norte sobre el vacío”.
“Perdidos en la noche” es una película barroca con distintas tramas y subtramas que desarrollan conceptos como la religión, la fama, la cancelación, el consumo de redes sociales, narcotráfico, minería, desaparición, clases sociales, mercado, corrupción e impunidad, “no intenta complacer, vender ni obedecer algoritmos, sino ir al servicio de un discurso y una realidad como lo es el gran problema de nuestro país: la desigualdad, un país muy rico, cuya riqueza está concentrada en pocas manos, en medio de una violencia que no tiene solución de un día para otro, pero como bien describe el filme, no podemos culpar a los individuos cuando la violencia es sistémica”, observó Bonilla.
“En ese sentido, amén de la distribución del bienestar, como artistas debemos dar una batalla cultural. Nos corresponde constribuir con nuestro arte a una regeneración social”, puntualizó el actor que en breve iniciará temporada teatral con “Mercan”, de Rigoberto Duplás, derivada de “Perdidos en la noche”.
LA LUCHA POR LA VERDAD: PERDIDOS EN LA NOCHE
Cinco años después de su tragedia familiar, Emiliano solicita empleo en la casa de verano de los Aldama, donde buscará develar la realidad detrás de la desaparición de su madre (activista), hogar que se convierte en un laberinto ante la cámara de Amat Escalante, quien vuelve a la pantalla grande con una historia que aborda los secretos detrás de la cotidianeidad de un pueblo minero, donde se observa más de Emiliano (interpretado por Juan Daniel García Treviño), pero también de la familia Aldama: la matriarca Carmen (Bárbara Mori), el esposo Rigoberto Duarte (Fernando Bonilla) y la hija mayor Mónica (Ester Expósito), generando una dinámica de contrastes, donde el cuarteto de actores mantiene el mismo nivel de protagonismo. Ciertamente este drama y thriller muy actual, que sutilmente refleja la panorámica de incontables familias mexicanas y la incertidumbre de tantas ciudades que viven oprimidas bajo la violencia, no es para todo público, al contar con varias tomas contemplativas y un argumento que se extiende lentamente a lo largo de dos horas. Factores cruciales para retratar la normalización de la violencia en México y el trasfondo de la historia, inspirada parcialmente en el problema de la minería y las consecuentes noticias de activistas desaparecidos. (Andrea López González)