(De aberraciones políticas y otras mañas)
Esta semana, la cuarta de noviembre de 2023, los partidos políticos con representación en Baja California iniciaron sus procesos de selección de candidatos para una elección doble en 2024. Por un lado, la federal, en la cual se renovará la Presidencia de la República, la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados; y por otro la estatal, en la que se elegirán alcaldes en los siete municipios (por primera ocasión en San Quintín y San Felipe) y sus respectivos Cabildos, al tiempo que se renovarán los 24 escaños en el Congreso del Estado.
La mayoría de los partidos ha mantenido los registros en sigilo. No quieren que la ciudadanía se entere aún de los pactos, acuerdos, dedazos, algunas aberraciones políticas y otras mañas. Simulan elecciones internas cuando la realidad es que la candidatura llegará por elección directa, sea producto de una negociación en alguna alianza, o por favorecer a un/a aspirante desde la cúpula de los institutos políticos.
La pelea por las candidaturas se da en el cabildeo previo en Ciudad de México y no en una contienda interna como quieren dejar ver los partidos políticos. La realidad es que si a estas alturas no han amarrado sus nominaciones con las dirigencias nacionales o los poderes fácticos locales, los aspirantes no se enfrentarán uno contra otro, ni serán protagonistas de encuestas para que gane no precisamente el mejor, sino el más conocido.
En el colmo de la promiscuidad política, dos integrantes de la familia del casinero y ex reo del penal de El Hongo, Jorge Hank Rhon, se registraron para ser considerados en la nominación de candidaturas en Morena, el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que solía integrar a los Hank en lo que por muchos años de campaña llamó la “mafia del poder” y de la que, es evidente, ahora se sirve.
En una ocasión, a propósito de su última campaña, López Obrador solicitó autorización para incluir en su discurso la impunidad en la que permanecían los casos de asesinatos de periodistas, entre ellos el atentado a don Jesús Blancornelas y el asesinato de Héctor “El Gato” Félix Miranda. Desde la oposición, el ahora mandatario fue consciente de las presiones a la libertad de expresión en épocas priistas.
En Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda se enfrentó a Hank Rhon en la elección de 2021. Sabía, como muchos bajacalifornianos, de la peligrosidad que representa el que en 2011 fue detenido por elementos del Ejército Mexicano por acopio de armas. También pidió recomendaciones de cómo enfrentarse a un personaje tan siniestro con él, que había abandonado al PRI cuando este instituto político, en alianza con PAN y PRD, le negaron la candidatura a gobernador. Aunque ya había sido derrotado en 2007 por José Guadalupe Osuna Millán, quería representar al tricolor una vez más. Ante la negativa, dejó de ser lo que tanto presumía, “un soldado del PRI” y compró un partido, el PES, por el que compitió y perdió (por segunda vez) la gubernatura de Baja California.
Pero Marina Ávila rápido superó la personalidad traidora de Hank Rhon, el hecho de haber sido su contrincante y toda la estela de sospechas que pesan sobre él, las investigaciones en Estados Unidos por ligas con los cárteles de las drogas mexicanos, las detenciones por tráfico de especies en peligro de extinción, por tráfico de aves exóticas, por acopio de armas y por homicidio, pues algunas de las armas confiscadas en su casa, estaban relacionadas con asesinatos locales, hechos que la ahora Fiscalía General del Estado ha decidido no indagar.
Antes de tomar posesión Marina Ávila, ya había acordado políticamente con Jorge Hank, quien apareció en su acto inaugural de la mano de su hijo Juan Carlos Hank. La morenista le dio asiento en primera fila para que fuese testigo de su unción como gobernadora del Estado, y también lo acogió en su celebración privada en la Capital bajacaliforniana. La liga Hank-Ávila se comenzaba a delinear, y ahora se ha visto confirmada con la inclusión, en el registro de candidatos de Morena para las elecciones de 2024, de los hijos del casinero y varios de sus fieles seguidores.
Aun cuando la lista de registros se mantiene en la oscuridad y sólo la manejan en Ciudad de México, intentando proteger que esta no se dé a conocer antes de que en enero 2024 lo hagan oficialmente, transcendió lo que intentan ocultar: que Morena BC hizo un acuerdo político con Hank y el PES.
Sin registro federal, el Partido Encuentro Solidario ha sobrevivido en Baja California debido a los favores desde el poder y a las migajas de cargos que ostentan en cabildos. Pero el Morena de Marina Ávila en el Estado, pacta con panistas, priistas y ahora hankistas. No sólo les ha dado posiciones políticas a panistas en el pasado ligados a su esposo, el también político y derrotado por el PRI en la alcaldía de Baja California, sino priistas que incluso laboraron con Jaime Bonilla en su bienio, y a ex panistas metidos a pecistas.
En los registros de Morena para lograr candidaturas para 2024, asegura una fuente interna del PES, están Juan Carlos Hank para el Senado de la República, César Hank para una diputación federal, Carlos Barboza para una diputación federal, Carlos Jiménez para una diputación local, entre otros hankistas de barba crecida.
Juan Carlos Hank, regidor ausentista del PES en Tijuana, competirá con Jesús Alejandro Ruiz Uribe, quien ha llamado a su padre “asesino” y tiene una lucha en la izquierda bajacaliforniana; contra don José Luis Pérez Canchola, primer procurador de Derechos Humanos en el Estado y líder moral de izquierda; y también con neomorenistas como la diputada federal Julieta Ramírez, quien pasó a esa posición después de asistir a la hoy gobernadora, y el alcalde de Ensenada, Armando Ayala, quien entró a la política de la mano de su padrino y antiguo jefe, Jaime Bonilla Valdez, al que traicionó abiertamente para continuar con su aspiración, entre otros registrados del partido guinda.
Igual César Hank o Carlos Barboza, o Carlos Jiménez y otros hankistas inscritos, se “medirán” en la interna de Morena en busca de tumbar las posiciones a los militantes de ese partido, pero con la venia y gracia de Marina Ávila, como lo presumen. De hecho, fue notoria la presencia de Jorge Hank en el Segundo Informe de Labores de Ávila Olmeda, al que también acudió el Presidente de la República, o la plática que públicamente sostuvieron la fiscal del Estado, María Elena Andrade, con Jorge Hank, al que no investiga, pero con el que sí departe amistosamente.
La impunidad que ha rodeado a Jorge Hank en gobiernos priistas ahora se preserva con los gobiernos de Morena, tanto que sus hijos aspiran a posiciones electorales en el partido oficial, pretextando “una alianza de facto”, entre el PES y Morena en Baja California. Las aberraciones políticas suceden, y este es un ejemplo preciso: no importa la ideología, la convicción ni los colores partidarios, sino los acuerdos y negociaciones que llevan a una alianza Hank-Morena que demuestra lo ya sabido en México: la corrupción y la impunidad, lejos de destruirse, se transforman.