Tres hombres armados llegaron a las instalaciones del Hospital General de Tecate por el acceso a Urgencias. Iban a bordo de una camioneta Tahoe de color tinto con placas de California, amagaron al guardia de seguridad y entraron al edificio. Uno de ellos se adentró en los pasillos hasta llegar al área de camillas en la zona de urgencias. Cuando localizó a una persona, sacó un arma de su pantalón y le disparó en 12 ocasiones, directo al rostro.
La víctima estaba siendo preparada por personal médico para una intervención quirúrgica; había sido ingresado horas antes como lesionado por arma de fuego. Cuando lo fueron a rematar al Hospital General, no había elemento de ninguna corporación custodiando a quien había sido herido en un atentado a mano armada.
El hombre asesinado fue identificado como José “N”, a quien integrantes de la mesa de seguridad ubicaron como partícipe en diversos delitos, entre los que destacan el intento de cobro de piso a comercios, y asalto a mano armada. También lo señalaron como miembro del grupo de distribuidores de droga en la colonia Escudero, donde presuntamente sirven de manera criminal al Cártel de Sinaloa.
Los mismos integrantes de la mesa de seguridad, refieren a ZETA que los atacantes son de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación. Después de cometer el crimen en el hospital, huyeron en la misma camioneta en la que arribaron, sin ser detenidos, para posteriormente abandonar el vehículo sobre la calle novena, siendo asegurada alrededor de la una de la tarde por agentes de los tres órdenes de gobierno.
Atrás, en el hospital, a un costado de la camilla y entre sábanas, quedó tendido el cuerpo de José “N”, y ocho casquillos percutidos que fueron asegurados por agentes de periciales.
El primer ataque armado, en el que habían herido a José, sucedió un día antes. Fue en la colonia Escudero a las 10:20 de la noche del día jueves, y lo hirieron en las piernas por impactos de arma de fuego calibre AK-47 (conocida popularmente como “Cuerno de Chivo”) cuando se encontraba al exterior de una vivienda, en compañía de al menos tres personas más, quienes al percatarse del ataque, huyeron, abandonando dos armas de grueso calibre que fueron retiradas por los atacantes, dejando a un costado del hombre herido un mensaje en cartulina: “Esto les va pasar a todo el que ande amenazando gente con pistola en mano sigues tu “Tebin” Atte CJNG” [sic].
Un día después, ya el viernes 3 de noviembre, al momento del ataque el Hospital General de Tecate ubicado en la calle cuarta de la colonia Benito Juárez, José no era custodiado por alguna corporación policiaca, a pesar del ingreso por un delito de alto impacto y como está establecido dentro de los protocolos de seguridad y la cadena de custodia.
Con este caso, el Hospital General de Tecate acumula tres hechos registrados en los cuales sicarios han ingresado a las instalaciones a “rematar” a pacientes que previamente habrían sufrido un ataque armado; entre ellos un joven de 15 años de nombre Martín, asesinado el 13 de diciembre del 2022 mientras recibía atención médica luego de un ataque armado en su contra, ocurrido en el Fraccionamiento la Hacienda (también conocido como San Pablo), frente al domicilio marcado con el número 18B, y traslado por paramédicos de cruz roja estable al hospital.
El 15 de mayo del 2022, otro masculino fue acribillado al exterior del Hospital en el área del estacionamiento; el hombre, identificado como Cristhian, habría asistido a buscar a un paciente que presentaba herida por arma de fuego, y al salir a buscar ropa para el paciente, hombres a bordo de una camioneta Xterra de color dorado lo asesinaron a balazos.
En 2021, el entonces secretario técnico de la mesa de seguridad, el ahora diputado federal Isaías Bertín, informó que se analizaba una depuración en la corporación policial municipal de Tecate, toda vez que se filtraba información confidencial, datos que permitieron a criminales irrumpir el nosocomio para acabar con la vida de personas.
Durante la gestión del entonces director del Hospital General de Tecate, Manuel Castro Zamora, en julio del 2021, luego de diversas solicitudes a autoridades municipales estatales y federales, el personal médico realizó una reunión con integrantes de la policía municipal, Fiscalía General del Estado y directores de CERESO para resolver temas respecto a la seguridad proveída por los mismos al personal médico al momento de ingresas pacientes partícipes de delitos de alto impacto.
Semanas después se dio a conocer la estrategia, que consistía desde una custodia por parte de los elementos a pacientes al interior y exterior del nosocomio, la colocación de un botón de pánico que sería atendida de inmediato y hasta la posible construcción de una barda perimetral para el Hospital. Ninguno de los proyectos prosperó.
Luego de los hechos ocurridos este pasado viernes, ninguna de las autoridades se pronunció, mientras que personal médico señaló a ZETA que temen el momento en el que durante una agresión salga lesionada o incluso pierda la vida algún integrante del personal.
“No es la primera vez que pasa esto, justo acabábamos de realizarle muestras de sangre a la víctima porque ingresaría a cirugía cuando ocurrió esto; es la tercera ocasión en distintas administraciones y ninguno ha hecho algo por brindar una mayor seguridad, venimos a trabajar con miedo, incluso alguno hemos tenido consecuencias psicológicas, como ataques de ansiedad, insomnio, paranoia, miedo a morir mientras realizan el trabajo se salvar vidas”, compartieron.
Otro más señaló que la inseguridad que se vive en el municipio es suficiente como para que ahora también teman por su vida mientras trabajan: “Nadie ha venido a ver si tenemos seguridad o no. El guardia no tiene ni macana, no tiene armas… ¿qué puede hacer en caso de que se presente den nuevo un hecho como éste? ¿Quién nos asegura que no seremos nosotros quienes recibamos un impacto de arma de fuego? Ya no queremos recibir personas que vengan heridos de bala, ¿pero qué le hacemos? Aquí en ningún momento ha venido un mando, o el secretario de Salud Adrián Medina, a ver en qué condiciones de seguridad trabajamos”.
Durante los primeros tres días después del hecho, de manera intermitente una patrulla de la policía municipal ha hecho acto de presencia en el lugar.
