Ya en el retiro, después de haber perseguido en el apogeo de la guerra contra las drogas en el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa a integrantes de los cárteles y abonarle a la coordinación de la estrategia por la seguridad en Baja California, Sinaloa y Oaxaca, el General Alfonso Duarte Múgica descansaba con “terapia ocupacional” en Puente de Ixtla, Morelos.
En Puente de Ixtla tiene su residencia y ahí se convirtió en ejidatario con una parcela de ocho mil metros donde siembra mangos y cítricos. En eso estaba cuando la inseguridad le rodeó: “Empecé a reunirme con mis compañeros de la secundaria, algunos personajes locales, políticos, y empezaron a informarme de la situación de inseguridad que vive todo el Estado, lo pude corroborar; a mi hijo le robaron mi camioneta el 31 de diciembre, y tres meses después mataron a un joven enfrente de la casa”.
Fue entonces que, analizando la situación, con la experiencia que le dejó abatir al crimen en Baja California con el apoyo del entonces gobernador, José Guadalupe Osuna Millán (2007-2013), reflexionó que “no hay voluntad de los políticos, están peleados el Poder Ejecutivo con la fiscalía, conocen la situación que ellos están viviendo y eso los distrae realmente de que estén garantizando la seguridad a la población; la población está completamente decepcionada de sus autoridades, de la incompetencia, de los que ejercen la gubernatura… . he conocido todos los 36 municipios donde las principales demandas son precisamente de la estructura de seguridad, el cobro de piso se está llevando a cabo en toda la entidad, trátese de grande, pequeña o mediana empresa. Todos cerrando sus comercios, hasta la mujer que está haciendo sus gordas, sus quesadillas, le están cobrando piso”.
Ante ese escenario, en esas condiciones, Duarte decidió salir del retiro, de la parcela, y buscar ser candidato al gobierno de Morelos. Ahora mismo encabeza un movimiento ciudadano en aquella entidad.
Es precisamente Morelos, la entidad que tuvo al último militar en el retiro, como gobernador: el General Jorge Carrillo Olea, electo en 1994, quien solicitaría licencia en 1998 tras ser señalado de delitos por los cuales fue exonerado por un Juzgado penal en 2003.
Aunque el General Duarte aspira a lograr la candidatura como ciudadano, le precede su formación militar: “Atrás de mí están 49 años de conocimientos, de experiencia y de resultados, en los que he convivido con gente política que también me ha retroalimentado. No soy un militar así cuadradote, pero sí le doy la bienvenida al militarismo en el sentido de que se necesita disciplina, honradez, honestidad. Restituir todos los valores cívicos que desafortunadamente hemos perdido”.
No teme al concepto de militarización de la política que podrían algunos ciudadanos alertar con su participación electoral, o la del Teniente Coronel en el retiro, Julián Leyzaola Pérez, que acompaña al ex Comandante de la II Región militar en la entrevista con ZETA. Justifica:
“A partir del proceso de formación del nuevo Ejército Mexicano se llevó a cabo la profesionalización a través de la educación militar en el Heroico Colegio Militar, Escuela Superior de Guerra, Colegio de Defensa, maestrías, doctorados en Seguridad Nacional. Entonces, el personal del Ejército Mexicano es gente que se encuentran preparadas precisamente para desempeñar su función, ya no tienen los deseos que se vivían en tiempos de Obregón, que combatió el caudillismo para aglutinar a todos los caudillos que eran militares de la Revolución, y aquellos que no aceptaron, los eliminaba de otra manera.
“Actualmente los militares no deseamos alcanzar el poder, simple y llanamente creo que hemos recibido una educación cívica, militar, de servicio a la población. Somos militares extraídos del pueblo, al pueblo lo tenemos, si el pueblo eligió a sus gobernantes, trabajamos con ellos porque legítima y legalmente, fueron precisamente seleccionados por el propio pueblo. De esta manera, el Ejército, las Fuerzas Armadas han trabajado con gobiernos de extracción priista, de extracción panista, y ahora extracción morenista. Principalmente ahí es una prueba de lealtad institucional que se tiene hacia el pueblo a través de su dirigente nacional”.
A pesar que no desea encasillar su discurso en el tema de la seguridad, su principal experiencia, el General considera que, con ella, despuntan otras tareas: “El tema de seguridad es la base para que se desarrollen las demás actividades culturales, la educación, el combate a la pobreza, a la ignorancia, combatir la cultura de la ilegalidad, la apología del delito, que la combatimos en el tiempo que estuvimos aquí. Hay muchos frentes que se tienen que atacar de manera simultánea, con la colaboración de todos los funcionarios de los diferentes rubros. Entonces, a mayor seguridad, más se va alcanzando todos esos niveles si se lleva a cabo de una manera coordinada”.
Partiendo de la eliminación de la Policía Federal y la creación de la Guardia Nacional por parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el caso de Morelos reflexiona que, más que crear otra corporación, se debe fortalecer la que ya existe:
“Tenemos una Policía Estatal que realmente se tiene que depurar, se tiene que adiestrar y se le tienen que homologar sueldos, porque en el caso de Baja California, donde desde 2018 no se han incrementado los sueldos de la Policía, allá también existe esa situación y es una de las causas por las que la Policía se pasa a la delincuencia organizada. Hay policías que se les pagan 3 mil pesos mensuales, ¿cómo pueden vivir con ese sueldo? Entonces, tienen que llevar a cabo actos de corrupción”.
Con relación al equipo que le acompaña en su cruzada por lograr la candidatura, el General Duarte explica que lo integran personas de corte militar, pero también civiles, eso sí, de “comprobada eficiencia”.
Aunque por el momento los más notorios militares en el retiro que aspiran a una candidatura lo son el General Duarte en Morelos y el Teniente Leyzaola en Tijuana, refiere el ex Comandante de la II Región Militar que “los militares están viendo posibilidad de participar, pero dentro de la vía democrática, como ciudadanos contender en elecciones populares, ganar y posteriormente trabajar en beneficio de la sociedad como cualquier otro ciudadano. Solamente mediante esa vía entendemos que podemos tener puestos de elección popular”.
Aun así, no considera que ello se pueda categorizar como la militarización de la administración pública, aunque refiere que los antecedentes de la misma están en los aspectos logísticos de la milicia:
“No es una militarización de la administración pública, porque si vemos los antecedentes de la administración pública, proviene precisamente de todos los aspectos logísticos que se llevaron a cabo durante las guerras mundiales. La administración pública se ha dejado de aplicar precisamente porque se ha nombrado a personas que no tienen conocimiento de administración pública, tenemos que conocer que la administración pública es el instrumento de la política para materializar sus promesas de campaña en beneficio de la sociedad. La elección de gente que no es capaz es parte de la problemática que está viviendo el país”.
En materia económica, el general Duarte ve futuro para Morelos: “El campo está abandonado, falta de empleo, los problemas de vivienda están abandonados, el problema de inseguridad está creciendo… por eso me estoy asesorando con personas que saben bajar programas sociales por parte de la Organización de las Naciones Unidas, que precisamente se deben aterrizar en la gente que lo requiere, con la supervisión de ellos, y de esa manera solucionar el problema antes de los tres años, con el apoyo económico no nada más de la Federación, de los impuestos que recabe el Estado, sino también con apoyo internacional”.
En su análisis sobre la problemática de la inseguridad en aquella región, ha contabilizado unos quince grupos delincuenciales, “la verdad es que la delincuencia organizada está atomizada, son pequeños grupos delictivos que tienen control de algunos municipios, sin embargo, estos cárteles se han incrementado debido a la ausencia de autoridad por parte del gobierno correspondiente, y esto es lo que precisamente debemos combatir. Son quince grupos delincuenciales, están Los Coatlicuos, Los Michoacanos, Los Rojos, Nueva Alianza, los de la organización de Tepito. Son muchos los grupos, y precisamente soy de la idea que no se deben publicitar cárteles. A estos cárteles les debemos poner nombre, apellido y fotografía, y difundirlos como los difundíamos en la época en que estuvimos aquí”.
A diferencia de lo que sucedió en Baja California en los años que Duarte fue Comandante de la II Zona Militar primero y de la II Región posteriormente, difundir los nombres e imágenes de los delincuentes funcionó. O se retiraban del Estado, o eran capturados, “se disminuía inmediatamente, sí, pero en Morelos no publican ese tipo de información que pienso nuevamente difundir, para que precisamente si la ciudadanía los detecta, inmediatamente nos informe dónde andan”.
En esas condiciones, no predica la máxima presidencial de Abrazos, no balazos: “Desde el punto de vista político, todos los presidentes tratan de trascender como los mejores después de Benito Juárez, una vez alcanzado ese poder -y lo digo con conocimiento de causa, porque fui ayudante de un Presidente, conocí a otros presidentes-, ellos siempre tratan de ser los mejores. Sus buenas intenciones desafortunadamente no aterrizan como ellos lo creen, entonces, se tiene que llevar a cabo una reestructuración de las políticas públicas para poder realmente atender las demandas de la población en cuestiones económicas, sociales y de seguridad”.
Por lo pronto, el General Duarte está inmerso en un recorrido ciudadano para ganar la confianza de los morelenses “…a través de resultado, desde ahorita estamos trabajando en actividades de inteligencia que van a ser contundentes”.
