Tanto Frente Amplio por México, como los partidos que conforman la 4T, se aferran a construir alianzas parciales en las próximas elecciones, sin importar visiones ideológicas… ni las consecuencias de sus actos
Desde que el Frente Amplio por México y la Cuarta Transformación definieron a sus -prácticamente- candidatas a la Presidencia de la República, todas las fichas comenzaron a moverse externa e internamente en Baja California, a sabiendas que muchos de los representantes populares y empresarios tienen intereses claros para ocupar cargos de elección en 2024.
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Sin importar las profundas discrepancias ideológicas o viejas rencillas, Morena y el Frente Amplio pretenden aliarse con Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido Encuentro Solidario (PES), y además, se enfrentan con otros como Morena con el PT, luego que Jaime Bonilla Valdez comprara la concesión del partido político en la entidad.
MC ya ha mostrado una postura clara a nivel nacional por medio de exponentes como Samuel García, gobernador de Nuevo León, y el propio líder moral, Dante Delgado, quienes insisten en ir solos en 2024. Pero eso no le preocupa al Frente, que ha buscado tener conversaciones con Francisco Alcibíades García, dirigente del partido y de sus allegados, con la intención de unirlo al frente en lo local. Lo mismo ocurre con el PES -franquicia de los Hank-, quienes se dejan querer por el Frente Amplio por México y por Morena, sin importarles las políticas emprendidas por personajes como César Hank, quien pide la legalización de la marihuana -algo a lo que se ha opuesto el PAN-, y, por otro lado, las políticas conservadoras y de ultraderecha que se contraponen a los intereses de la 4T.
Con la ruptura de Morena con Bonilla, la intención será no acompañarlos en la boleta de 2024 a nivel local. ¿A dónde quiero llegar? A uno de los episodios más sui géneris de la política bajacaliforniana, cuando en 2012, tanto el Partido Revolucionario Institucional como el Verde Ecologista de México, conformaron una alianza para encumbrar a Enrique Peña Nieto como Presidente de la República. El mexiquense arrasó en el Estado y su respaldo permitió a muchos priistas llegar a diversos espacios de elección popular.
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La única representación que no alcanzó el PRI-PVEM se dio en el Senado de la República, cuando sus candidatos, Eligio Valencia Roque y Nancy Sánchez Arredondo, perdieron de forma abrumadora hasta caer en tercer lugar, lo cual permitió que Ernesto Ruffo Appel y Víctor Hermosillo Celada, del PAN; además de Marco Antonio Blásquez Salinas, del PRD-PT-MC, pudieran llegar a la Cámara Alta.
Al revisar los sufragios, se dieron cuenta que en la elección para senadores había más de 100 mil votos nulos, debido a que en BC, PRI y PVEM construyeron una alianza en todas las candidaturas… menos para el Senado de la República, donde cada partido tenía a sus propios aspirantes.
Acciones como esa hicieron replantear a muchos la construcción de las alianzas, hecho que puede ocurrir nuevamente con una ruptura del PT con Morena y una posible unión de MC con el Frente Amplio por México.
Y es que si, la gente decidiera votar por ambos partidos en la contienda, éstos se anularían, tal como ocurrió aquel 2012.
CAMBIOS
Por cierto, quien está próxima a incorporarse a la administración de Marina del Pilar Ávila Olmeda, es su ex directora de Obras Públicas en sus tiempos como alcaldesa de Mexicali.
Se trata de Georgina Wilhelmy Woolfolk, quien laboró durante toda su administración y por casi dos meses en el gobierno de Norma Alicia Bustamante Martínez.
La hoy funcionaria de la SICT tiene un espacio guardado dentro de la Dirección de Infraestructura Educativa (INIFE), donde actualmente se encuentra el ex presidente municipal de Tecate, Javier Urbalejo Cinco, uno de los tantos ex priistas emanados del grupo político de Fernando Castro Trenti, conocidos como Los Diablos.
Pero el gobierno de Ávila Olmeda no va a desamparar al ex tricolor, quien ocupará una subsecretaría dentro de la Secretaría de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Reordenación Territorial (SIDURT).
En aquel entonces, Wilhelmy Woolfolk fue señalada por representantes empresariales por -presuntamente- favorecer a algunas empresas mediante esquemas de adjudicación directa, cuando debían ser por licitación.
