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martes, octubre 1, 2024
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Danzas fronterizas de Minerva Tapia

“Las danzas fronterizas tienen en su centro la reflexión crítica de lo que sucede en regiones fronterizas”, expresó a ZETA la coreógrafa tijuanense y autora de “Danzas y frontera”

Danzas fronterizas es un término propuesto por Minerva Tapia Robles, mismo que explora en su más reciente libro de ensayo, “Danzas y frontera”, editado este año por el Centro Cultural Tijuana (CECUT).

Doctora en Estudios Críticos en Danza por University of California Riverside, en 1995 Tapia fundó el Grupo de Danza Minerva Tapia; a partir de entonces creó diversas coreografías con temas fronterizos como “Danza indocumentada”, “Ellas danzan solas/Illegal Border”, “La cobija”, “Cuerpitos fronterizos”, entre otras. Incluso ha dictado diversas conferencias sobre danzas fronterizas, como la impartida el 2 de marzo de 2016, titulada “Danzas transfronterizas en la región Tijuana-San Diego”, en el Centro Estatal de las Artes (CEART) Tijuana.

Tras casi tres décadas de investigación sobre danzas fronterizas, Minerva Tapia publica el libro “Danzas y frontera”. Antes de abordar los pormenores de su propuesta editorial, la coreógrafa e investigadora de danza aclaró a ZETA: “‘Danzas y frontera’ no es la historia de la danza contemporánea en Tijuana. Desde la perspectiva que yo escribo, este libro no es de una crítica de danza”.

EN LA DANZA CONTEMPORÁNEA

En su ensayo “Danzas y frontera”, Tapia propone el término danzas fronterizas como vertiente de la danza contemporánea. Para empezar, sintetiza el concepto e historia de la danza contemporánea:

“La danza moderna, y más tarde la danza contemporánea me permite incluir en una danza fronteriza ciertos elementos de movimiento más relacionados a la cotidianidad, que en otros géneros de danza, en algunos casos empleo la palabra hablada o la tecnología”, se lee por “Danzas y frontera”.

¿Qué es la danza contemporánea, a diferencia de otros géneros dancísticos?

“La danza contemporánea para mí es una historia del movimiento moderno, es una danza que tiene en sus orígenes la rebeldía, las ganas de representar su cotidianidad; es una danza que inició denunciando los problemas de derechos humanos en Nueva York. De hecho, los primeros grupos de danza moderna en Nueva York en los años 30 eran personas del sindicato, no eran personas que su vida era dedicada totalmente al arte escénico como artistas, sino una herramienta para expresar a través del cuerpo problemas sociales.

“Creo que esta esencia la viene cargando durante todo su desarrollo: pasar de danza nueva a danza moderna, a danza posmoderna, a danza contemporánea. Entonces, la danza contemporánea para mí es aquella que me permite también expresar mis gustos y mis preocupaciones del entorno”.

Propongo el término danzas fronterizas para hablar de las coreografías de danza contemporánea, que a partir de principios de los años 90 se ha creado para hablar de diversos aspectos que afectan a los fronterizos, y para hacer de la danza un espacio de análisis de la frontera México-Estados Unidos”, planteas en “Danzas y frontera”. ¿Qué es una danza fronteriza?

“Para empezar, la danza fronteriza es danza contemporánea, pero es otra -podríamos llamar- vertiente de la danza contemporánea. El movimiento alude a la región donde se danza. Las danzas fronterizas son obras que tienen encarnada en su cuerpo y en sus temas los fenómenos fronterizos; aluden mucho a la cultura fronteriza, usan en el escenario el tema de la Línea, el Bordo, la frontera, de diversas formas, ya sea con iluminación, con los cuerpos de los bailarines, con el vestuario, con escenografía, con utilería. Las danzas fronterizas tienen en su centro la reflexión crítica de lo que sucede en regiones fronterizas”.

LAS DANZAS FRONTERIZAS

Como antecedentes de danzas fronterizas en México del Siglo XX, en “Danzas y frontera” Minerva Tapia cita a José Limón y Anna Sokolow:

“Los precedentes históricos de lo que hoy yo llamo danzas fronterizas lo veo en los personajes de José Limón y Anna Sokolow. Anna Sokolow fue una coreógrafa que, para muchos mexicanos, la consideramos como una de las pioneras de la danza moderna en México; y José Limón se va a vivir a Estados Unidos, hace arte, en este caso específico, danza, tiene esta experiencia muy similar con Anna Sokolow”, refiere a ZETA la investigadora tijuanense.

En la parte medular de su libro, la autora reconoce como danzas fronterizas de Tijuana y San Diego a partir de la década los 90 a diversas coreografías y proyectos, como “Zona Río” (1996), “Trolley Dances” (desde 1998), proyecto a cargo de Jean Isaacs; “Flor de 7 hojas” (2005), a cargo de la compañía Lux Boreal; “La cobija” (2007), de Minerva Tapia; “My/Your Border” (2009), por Jean Isaacs; “Bodies are Not Borders” (2010), por Péndulo Cero, entre otras.

En “Danzas y frontera” analizas diversas coreografías de Tijuana y San Diego creadas por artistas de estas ciudades desde la década de los 90. Además de la temática fronteriza como migración, violencia, racismo, narcotráfico, ¿qué tienen en común estas danzas fronterizas en cuanto a la forma, el lenguaje o el tono al abordar estos temas?

“Las danzas fronterizas emanan de la danza contemporánea. Una cualidad de la danza contemporánea es que es un lenguaje que no es igual entre coreógrafos, cada coreógrafo tiene su manera de moverse, de usar la música que parte mucho del tiempo que le tocó vivir. Por ejemplo, Ricardo Peralta está marcado por una época en que se usaba dentro de la danza contemporánea el golpe: bailarines un poco más rudos, movimientos directos, fuertes. Luego tenemos los jóvenes que están haciendo danzas fronterizas que hacen movimientos gaga, ellos se sienten cómodos, son parte de su generación, pero el tema es fronterizo. Y sí hay cosas que tienen en común: aludir a una frontera que pudiera ser real, imaginaria, política, social, poética, pero dentro de la danza contemporánea hay muchas formas de hacer danza contemporánea.

“Una cosa de la danza contemporánea es que está en constante cambio. El ballet clásico también cambia, pero no con la misma dinámica que la danza contemporánea. Cuando empecé a hacer danza contemporánea y danzas fronterizas pues no son como las que hago ahora; ahora incorporo pasos de folclor del norte de México, no utilizo el gaga, por ejemplo, pero sí hago de una manera mucho más fluido el movimiento que cuando estaba incursionando en la danza contemporánea y saliendo del ballet clásico. Una cosa que sí es clara, es que la danza contemporánea va en constante movimiento, así como los temas fronterizos van en constante cambio. Así como cambian los temas, la danza contemporánea y la danza fronteriza están en constante cambio. Lo interesante de estas danzas fronterizas es cómo abordan un mismo tema, eso creo que es una riqueza porque habla de la pluralidad de ideas y de formas de vivir la frontera que no es una misma, hay muchas fronteras”.

ENTRE EL NARCO Y VIOLENCIA

En “Danzas y frontera”, Minerva Tapia incluye como danzas fronterizas que tienen que ver específicamente con temáticas sobre narcotráfico y violencia a coreografías como “La cobija” (Grupo Minerva Tapia, 2007), “Flor de 7 hojas” (Lux Boreal, 2005) y “Bodies are Not Borders” (Péndulo Cero, 2010); se le citan tales piezas a Tapia para preguntarle:

¿Cómo consideras que han abordado las compañías dancísticas tijuanenses el tema del narcotráfico y la violencia en sus coreografías?

“Definitivamente. Específicamente, el narcotráfico es un tema difícil de llevarlo a la danza, pero creo que estos temas son bien tratados en movimiento. Creo que estas coreografías que mencionas han hecho el trabajo de discernir el tema de una manera diferente a la que puede ser una noticia en la televisión. Para los bailarines no ha sido algo que digas ‘Me encanta hacer este tipo de temas’, porque llega un momento en que lo viven saliendo del salón de clases, del salón donde vayas a montar la coreografía. El miedo, la preocupación está constantemente en tu trabajo artístico cuando estás haciendo este proceso de hacer una coreografía que tenga esto como el narcotráfico.

“Creo que estas coreografías tienen esta característica: que actualmente te lo llevas a tu casa, lo oyes en la radio, lo ves en la televisión, sales con la preocupación de que hay miedos relacionados con el narcotráfico. Entonces, no es algo que entras al salón a trabajar una coreografía y sales y ahí quedó. Quizás los de teatro, cuando se meten mucho a un personaje, sería algo parecido, pero igual lo están viendo cada rato en el radio, en la televisión, en que secuestraron a alguien. Hablando con bailarines que han hecho danzas que tienen que ver con el narcotráfico, pues han visto encobijados, no es que solamente los vean en la pantalla, los han visto en vivo”.

¿Cómo o en qué sentido consideras que ha permeado, determinado o influido -tú utilizas constantemente la palabra “afectar” en tu libro-, el tema de la violencia y el narcotráfico en tu obra?

“Está como constantemente el proceso coreográfico en todo, en la realidad, no en lo que a ti te gusta expresar. El contexto está sumamente ligado con la coreografía de danzas fronterizas. El contexto está más que nunca ligado que antes. A mí me ha formado el contexto, he sido formada culturalmente por un contexto específico y a veces digo ‘No sabía que yo tenía muy metida esta idea’, y viendo en el escenario me estoy dando cuenta que así es como he crecido”.

¿Cuál consideras es el principal desafío de las compañías dancísticas tijuanenses al abordar temas como migración, violencia, racismo, narcotráfico?

“Va a haber épocas donde se produzcan más danzas fronterizas que en otras; por ejemplo, cuando Donald Trump, ex Presidente de Estados Unidos, estaba diciendo no sé cuántas cosas malas de México, yo noté que empezaron a salir estudiantes de Southwestern College de Texas que en sus escuelas como parte del estudio de la danza empezaron a hacer danzas fronterizas.

“Pienso que las danzas fronterizas se van a seguir haciendo por muchos años. De hecho, yo veo como precedente de estas danzas fronterizas el trabajo de José Limón y Anna Sokolow, porque las fronteras han estado ahí desde hace muchísimos, miles de años, hasta que a alguien se le ocurrió decir ‘bueno ¿qué es esto?’, que ya existe. Ahorita ya podemos hablar con términos muy claros de danzas fronterizas, porque las hacen diferentes compañías con diferentes formas de moverse dentro de la danza contemporánea, las abordan desde el sur, desde el norte, desde lo académico, inclusive desde lo cómico, desde la parodia”, advirtió Minerva Tapia.

“Pienso que, si las danzas fronterizas son lo que necesitas hacer para discernir, para hablar de algo que te motiva, se van a seguir haciendo y qué bueno que la sigan haciendo. Habrá tiempos que el interés no sea ése. Yo, que estudio las danzas fronterizas o que acuñé el nombre, me dedico a hacer otro tipo de coreografías también, pero no necesariamente es algo que van a hacer los coreógrafos siempre”.

INVESTIGAR LA DANZA

Hacia el final de la entrevista, Tapia planteó la importancia de investigar y escribir sobre danza.

Una coreografía o la danza es para ejecutarse o bailarse. ¿Por qué es importante también investigar, documentar y escribir sobre danza, a propósito de tu libro?

“Yo pienso que todos los coreógrafos son investigadores. Yo, que empecé en la academia a muy grande edad, siempre hice coreografía basada en investigación; iba a la Línea y observaba quiénes iban a cruzar y, bueno, de ahí nació ‘Ellas danzan solas/Illegal border’”.

La investigadora y coreógrafa tijuanense concluyó:

“Me interesa mucho la historia de Tijuana, y la historia de Tijuana no se puede hacer sin investigación. La investigación creo que no es alejada de la coreografía, es parte de la coreografía. Es muy importante que también en el medio de las letras se piense la danza, se hable de danza, se reflexione sobre danza. Para mí es muy importante poder llevar la danza a otros ámbitos de reflexión”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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