El misterio aquí comienza desde el título mismo de esta película que ha debutado en el más reciente Festival de Cine de Venecia. Y esto es porque la protagonista a veces se llama Judith, y en ocasiones su nombre es Margot. La razón es simple y directa: esta mujer tiene dos familias.
Su trabajo permite a la protagonista viajar y eso facilita tener hijos ahora sí que en dos países, más acostumbrados a estar con el padre que con la madre. Desconocemos sus razones, pero a diferencia de tantas historias en las que los varones son quienes llevan una doble vida casi siempre a causa de una pasión, aquí no es tan fácil entender a esta señora perfectamente bien encarnada por una magistral Virginie Efira.
Así, de Abdel (Quim Gutiérrez) en Suiza, pasa a los brazos de Melvil (Bruno Salomone). Con el primero tiene una niña; con el segundo, dos chicos adolescentes. Esta es una vida misteriosa que despierta la curiosidad y tensiona porque se anticipa el error, ese equívoco del destino que siempre desenreda las mentiras. Como en el momento en que dos amigas que conocen a Judith y a Margot, coinciden.
Escenas como esa, concebidas desde el guion de Antoine Barraud, quien también ocupa la silla de director, alimentan este poderoso e inteligente thriller donde hay mucho más fondo por descubrir, porque, además, se trata de una mujer con identidades apócrifas, apoyada por un falsificador (un brillante Nadav Lapid) que complica aún más este acertijo cinematográfico, recomendable por donde se le vea. ****
Punto final. – Ahora sí, pasamos a los estrenos del Género H. A ver qué tal…
