El pueblo más guerrero y valiente de la antigüedad fue Esparta. Entre disciplinas militares y ascetismo descubrimos que gozaban del amor libre; por ejemplo: si a un soldado le gustaba tu esposa y ella a su vez también a él, no era extraño que se acercara el soldado a platicar contigo y te la pidiera prestada por una noche o una corta temporada, sin que esta petición causara antagonismos ni pleitos, simplemente debías contestar sí o no.
Cuando surge el comunismo se crean en Rusia unas sociedades muy curiosas que se llamaban Sovjós y Koljós donde todo era de la comuna, tanto lo material como los hijos y las esposas. En estas sociedades la mujer tenía cualidad igualitaria a la del hombre; simplemente era una camarada más, con voz y voto en todo.
Cuando los judíos crearon el estado de Israel hicieron colonias agrícolas llamadas Kibutz y copiaron toda la filosofía emanada de los conceptos socialistas de los Sovjós de Rusia. Todo era de todos y los niños vivían en una casa comunal donde los padres tenían derecho a visitarlos dos horas cada día y se ejercía libremente el amor, con menos complicaciones que en Rusia y en Esparta. Curiosamente los Kibutz se han enriquecido y fueron eliminando muchas de las costumbres socialistas; los niños viven con sus padres, la colonia les paga vacaciones o estudios en las mejores universidades y el amor libre ha decrecido notoriamente.
Me llevo una sorpresa: las tiendas Trader Joe’s dentro de su política proponen una libertad sexual, o sea, el amor libre, y para sorpresa de todos funciona sin recato. ¿Qué piensas, querido lector? ¿Te gustaría participar en una sociedad como la espartana, o la Rusa, o la de los Kibutzim; o quizás más moderna, la de Trader Joe’s o la árabe, que puedes tener legalmente cuatro esposas y todas las concubinas que puedas mantener?
En fin, cada quien su vida.
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José Galicot es empresario radicado en Tijuana.