En las afueras del Centro de Conciliación Laboral de Baja California, sede Tijuana, el jueves 3 agosto del presente miramos rostros desencajados y preocupados de trabajadores. Ahí también conocimos al señor Williams Pérez Huesca, quien laboró 10 meses en Ravi Prestadores de Servicios, S.A. de C.V. La empresa lo despidió sin justificación el lunes 7 de julio -posterior a una circular institucional donde se le impedía el acceso-, y tras ausentarse con permiso para atender tanto problemas médicos como personales. Williams denuncia que, tras la primera sesión de conciliación, la empresa únicamente quiere pagarle el 15.38 por ciento del total de indemnización a que tiene derecho. La próxima audiencia se efectuará el viernes 18 del mes en curso.
Ravi Prestadores de Servicios, S.A. de C.V., modifica constantemente los horarios de entrada y salida para su personal; no respeta los horarios de descanso y comida; no paga el tiempo extra laborado; no dispone de equipo de seguridad; exige de los empleados una carga excesiva de trabajo; y maltrata física y psicológicamente a los trabajadores que forman parte de su plantilla laboral, entre otras muestras de la explotación que ocurre en este centro laboral.
Subrayamos que los nuevos Centros de Conciliación Laboral, quizás con algunas honrosas excepciones, prosiguen la senda de las antiguas Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje: oficinas de gobierno al servicio pleno de la patronal. Ahí los trabajadores aplican los criterios laborales del Estado, los cuales agreden los derechos de los trabajadores que ahí acuden. Dos ejemplos: modifican citas de manera unilateral y en interés de la patronal; así como imponen reducciones significativas de los montos de indemnización, bajo el mendaz motivo de que tal decisión “es benéfica por igual a ambas partes del conflicto”.
Los derechos laborales de la clase trabajadora no son negociables.
Atentamente,
Juan Arzate, miembro de Coordinadora Sindical Unitaria de México (CSUM)
Correo: csumbc22@gmail.com