Kino en California, Lazcano en Trento
“Y desde la alta sierra, que le pusimos la Giganta, se ve la una y otra mar de la California al oriente, y la mar del sur al poniente”.
-Eusebio Francisco Kino, S.J., Favores Celestiales.
En abril de 1683 con el joven capitán Atondo y Antillón, el misionero Eusebio Kino fundaría en la península califórnica el Presidio Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de las Californias.
A 340 años de aquella fundación, es providencial y admirable que un californiano de Ensenada, Carlos Lazcano Sahagún, presente su libro Kino en California en el villorrio natal del jesuita italiano: Segno, en el museo que los Chinni (Kino) sostienen en su memoria. Un gran mapa de Baja California-Sonora, hecho a mano con puro nácar de abulón, obra de Nereo de la Peña (Caborca), da la bienvenida al salón de conferencias. Sin palabras, un busto enorme (2 mts) del Padre Kino, escultura realizada por Nereo con puras llaves soldadas, revelan el rostro, retrato de O’Brian sobre el misionero trentino. Sin olvidar la estatua del Padre a Caballo, enorme figura ecuestre en bronce, monumental más que real.
Carlos Lazcano Sahagún, director del Museo de Historia de Ensenada y miembro de la Sociedad de la Antigua California, con gente de Arizona, Sonora y Baja California, se acompañan en la presentación del libro de 1080 páginas ya presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en 2021, y en la FIL UABC, y en lo que fueron rancherías y misiones de Kino: Sonoyta, Mexicali, San Luis Río Colorado, Hermosillo, Tijuana, etcétera.
Textos, Cartografías y Testimonios. Es el contenido fundamentado en el área del geólogo por la UNAM y estudioso a base de mapas (su fuerte); sabrá usted que la grandeza de historiadores como Herbert Bolton, metodista, fue descubrir en el Archivo General de la Nación (AGN) el manuscrito original del jesuita Kino Favores Celestiales; y la gracia de Bolton no fue esa solamente, hallarlo a principios del siglo XIX, documento relegado, bien conservado.
Herbert Bolton recorrió todos, todos los caminos que Kino recorrió: desde Génova, el Noviciado en Insbruck, Sevilla, Veracruz, México, Guadalajara, Baja California, Sonora y Arizona, en carro o a caballo. Un solo lugar no recorrió, el Camino del Diablo, de Sonoyta, por la Sierra de los Alacranes, Tinajas Altas, en las juntas del Colorado y el Gila, en lo que hoy es el mortal camino Sonoyta-Welton.
Allá por noviembre la historiadora Carol Brooks de la Arizona Historical Society organiza tours, pero con permiso del ARMY.
A casi tres siglos y medio (1683-2023) de la misión de Nuestra Señora de Guadalupe de las Californias, el bajacaliforniano Lazcano, por la generosidad que distingue a los Chinni (Kino), presentará el libro en Segno, Taio (municipio), Trento (capital) y Roma.
El heroico sacrificio de los misioneros jesuitas, franciscanos, dominicos, combonianos, del Espíritu Santo, y diocesanos, sigue vigente en la memoria y conservación de aquellas misiones y presidios en las que siguen tocando las campanas para llamar a misa; el centro de la vida de la Iglesia, alegría e impulso de aquellas comunidades que crecieron como Tijuana, La Paz, Mexicali, Hermosillo, y muchas otras como san Ignacio de Loyola, en la Baja Sur y en Sonora con sus templos misionales que parece que no ven pasar el tiempo, y donde la vida se disfruta sin tanta angustia existencial.
La aportación de Carlos Lazcano al tema del Misionero Padre Kino nos ayuda a entender y reconocer que la primera misión del jesuita del siglo XVII fue la de Nuestra Señora de Guadalupe de las Californias, investigación documentada en especial con mapas alusivos a aquella fundación de abril de 1683. El sacerdote tenía entre sus bienhechores a la portuguesa duquesa de Aveiro -cerca de Fátima- de nombre María Guadalupe Lancaster, que aportó generosamente sus bienes para las misiones de la California Peninsular, Sonora y Arizona.
Es la providencia de Dios y de la Virgen María, la que permite que a 340 años en el tiempo, un bajacaliforniano viaje a Italia, a venerar la memoria de quien dio su vida en especial por sus hijos californios. Enseguida las palabras del propio misionero jesuita: El incansable santo celo del padre Juan María Salvatierra, consiguió con tanta felicidad y eficiencia, gracias al soberano Señor y a María Santísima y al Gloriosísimo Apóstol de las Indias, San Francisco Javier, pasar a California desde 10 de octubre de 1697. (Favores Celestiales 54).
Si tiene usted a bien echarle un ojo al tema de hoy, consulte la página oficial: www.padrekino.org
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com