“Mucho de la violencia tiene que ver con que somos un país en cuya piedra angular está la falta del padre”, expresó a ZETA la autora de “La cabeza de mi padre”
La escritora mexicana (Ciudad Nezahualcóyotl, 1979) llegó a la XXXVIII Feria del Libro de Tijuana -que se celebró del 6 al 17 de julio- con su exitosa novela “La cabeza de mi padre”, editada por Alfaguara en 2022, misma que ha tenido una gran respuesta de los lectores.
“Ya vamos por la novena o décima reimpresión. Ha sido una sorpresa. A un año de su publicación, justamente la gran conversación que ha encontrado el libro entre los lectores que me han devuelto muchísimas historias parecidas a la mía, o sea, lo que más he recibido es ese misterio: ‘Mi historia es como la tuya, mi padre también se fue’ o ‘mi abuelo también se fue’, o ‘en mi casa me inventaron que mi papá era astronauta para no decir que nos había abandonado’. Yo creo que de alguna manera -yo no lo sabía cuando lo escribí-, el relato de mi historia se parece al de muchos mexicanos, muchas mexicanas”, refirió a ZETA Alma Delia Murillo.
En “La cabeza de mi padre”, Murillo emprende la búsqueda del padre ausente, que la lleva hasta Michoacán, donde atraviesa carreteras y pueblos, “buscándolo después de treinta años de no verlo”, revela la autora. Aunque claro, hablar del padre es tratar también de revelar algunos secretos sobre la madre y la familia en el Estado de México. Al llegar a Michoacán y sus pueblos, el narco se hizo presente:
“Esta no es una novela sobre el narco, aunque qué duro al final darme cuenta que mi padre estaba formando parte de ese sistema”, confesó.
“Según el relato de los números oficiales, en México hay doce millones de hogares sin padre. Unos veintiséis millones de hijos sin padre”, advierte Murillo en su novela; luego, en entrevista con este Semanario complementa a propósito de la búsqueda del padre ausente:
“Somos un ejército de Juanes Preciado y Juanas Preciado, el personaje de ‘Pedro Páramo’ buscando, pues esa estadística existe, pero luego, si buscas algo más reciente, incluso de este año, algunos datos dicen sobre todo de ONG que hasta en 4 de cada 10 hogares mexicanos el padre se fue; es decir, no es un padre que murió, no es un padre del que se sepa exactamente qué pasó, es un padre que abandonó”.
Murillo sentenció: “4 de cada 10 es una locura, es casi la mitad del país con el padre ausente. Por supuesto que mucho de nuestro inexplicable modelo social, mucho de vivir en el límite, mucho de la violencia tiene que ver con que somos un país en cuya piedra angular está la falta del padre”.