Georgia O’Keeffe y Henry Moore fueron dos grandes modernistas con algo en común: una perspectiva basada en la naturaleza partiendo de objetos como huesos de animales, ramas de árboles, conchas de mar, piedras que, a menudo, observaban en sus respectivos paisajes.
O’Keeffe, norteamericana, y Moore, británico, coincidieron así en el origen de un arte abstracto que enriqueció la plática del Siglo XX. Esta prodigiosa perspectiva que ambos compartieron, ahora es la base de la exposición especial “O’Keefe y Moore” que ocupa un sitio estelar en el calendario de eventos del Museo de Arte de San Diego, ubicado en el parque Balboa.
La colección reúne más de cien pinturas de O’Keefe, y esculturas de Moore, resaltando el surrealismo de objetos y la metamorfosis, sólo posible a través de detenido estudio que estos artistas hacían de las piezas que recolectaban para desarrollar su arte.
Por ejemplo, O’Keefe recogía cráneos de animales en Nuevo México mientras viajaba por el sureste de los Estados Unidos y luego los investigaba en su estudio de Nueva York para de ahí generar su obra, mientras que Moore construía lo que llamó su “biblioteca de formas naturales” basada de recursos que encontraba a diario en el campo.
“El valor de ciertos tipos de escultura moderna puede ser que abre los ojos de las personas a la naturaleza, de tal modo que puedan agarrar cosas que nunca les hubieran llamado la atención antes; y ven las cosas con nuevos ojos”.
O’Keefe y Moore fallecieron en 1986. Se conocieron en 1946 durante la retrospectiva que el escultor montó en el Museo de Arte Moderno en Nueva York, misma sede en donde la artista se coronó como la primera mujer en exhibir en esta prestigiosa sala.
La visión que estos gigantes de la plástica moderna compartieron puede ahora ser apreciada en el SDMART, gracias a la participación del Museo de Georgia O’Keeffe y la Fundación Henry Moore. Gabriela Olivares.