Dos jovencitas conversan:
— Pues me conseguí un novio que estoy empezando a amar y me interesa mucho.
“¿Quién es?”.
— Juan.
“¿Y qué te atrajo de Juan?”.
— Que tiene estudios.
“¿Estudios? ¡Si yo lo he visto hablar y escribir y bastante bruto!”.
— ¡No entiendes! Tiene estudios, apartamentos, casas, lotes, fincas, etc…
Autora: Una agente inmobiliaria.
Respeto a la tercera edad
— Cuando vas en un taxi y sube una ancianita, ¿le cedes el asiento?
“No, señora”.
— Entonces eres muy maleducado.
“No, señora, ¡yo soy el taxista!”.
Autor: Un camionero.
Ocio
— ¿Qué vas a hacer hoy?
“Nada”.
— ¿Qué no hiciste eso ayer?
“Sí, ¡pero todavía no termino!”.
Autor: Un becario del Bienestar.
Obra pública
El peor alcalde que había tenido aquella ciudad declara:
“Durante mi alcaldía se hicieron 5 mil kilómetros de carretera”.
Un periodista refuta:
“Disculpe, pero sólo fueron 2 mil 500”.
Enojado, el ex alcalde aclara:
“2 mil 500 de ida y 2 mil 500 de regreso, ¡periodista fifí!”.
Autor: Anónimo de la 4T.
Vacacionistas
Es la primera vez que los Pérez salen de vacaciones. Están en la piscina y, antes de tirarse del trampolín, uno de ellos dice a otro:
— ¡Uy! ¡Pareces un águila!
“¿Por qué? ¿Por la manera como me paro en el trampolín?”.
— No. ¡Por las uñas de los pies!
Autor: Los López.
Un buen abogado
En una Corte, el juez dicta sentencia a un acusado por el robo de un auto. El presunto ladrón tiene un muy buen abogado defensor. Por falta de pruebas, el acusado es declarado inocente y se retiran los cargos.
Entonces, el acusado pregunta:
“Perdone, señor juez, ¿eso significa que me puedo quedar con el carrito?”.
Autor: Vendedor de autos chocolate.
El romance de Pablo
Declarándole su amor a una chica, Pablo dice:
“Creo que los lugares en los que he estado y los caminos que he seguido durante mi vida, me han estado llevando hacia ti”.
La muchacha contesta:
“¿Ah sí, Pablo? ¡Pues date la vuelta!”.
Autor: Pobre Pablo.
Arco y flecha
— ¿Cómo te fue en el campeonato con arco para disléxicos?
“Fui certero”.
— ¿Ganaste?
“No, ¡certero! ¡Entre el gesundo y el tuarco lugar!”.
Autor: Un atleta necesitado.
Corrección
Terminaron las vacaciones y en el primer día de clase la profesora escribe en el pizarrón:
“En las vacaciones me havurri mucho”. Acto seguido cuestiona a Benito:
— Dime, Benito, ¿qué falta ves ahí?
“¡Falta de novio, profesora!”.
Autor: Por fin el novio de la maestra.
Vaya, vaya…
— Señorita Miss República, ¿sabe usted algo de protocolo?
“Sí, mucho”.
— ¿Qué es un lobby?
“Ah, pues es un ‘perri’, pero más ‘salvaji’”.
Autor: Ni habli.
Brecha generacional
En los años 80:
“Papá, ¿me dejas ir a la Coca-Cola bailable que hay en el salón comunal del barrio?”.
En los 90:
“¡Salgo! Voy a estar en la discoteca. Llego a las dos”.
Ahora:
“Voy al Mega Pool DJ Party Sex & Reggaeton, Hot Drugs Swag & Life in Color Fest Vol 2.0; no me esperen. ¡Creo que vuelvo en tres días!”.
Autor: Alguien de la generación Z.
Sobre perros
– Le puse Roma a mi perra, sólo para que mis vecinos envidiosos me escuchen decir ¡Me voy a pasear a Roma!
– No comprendo cómo no se extinguieron los perros por el frío, antes de que nosotros les pusiéramos abrigos y botines.
– No hay forma adulta de hablarle a un perrito que te está moviendo la cola.
– Cuanto más conozco a los humanos, más me gusta ser perro.
– A veces mi perro me mira detenidamente y me pregunto: ¿Qué nombre me habrá puesto él a mí?
– Mi pierna se queda dormida cuando mi perro intenta reproducirse con ella. Deben estar casados o algo.
– Los perros policía son doblemente peligrosos, ya que a veces muerden por perros y a veces por policías.
– Los gatos dicen “Miau”; los toros, “Muuu”; los perros, “¡Te lo juro que es sólo una amiga, mi amor!”.
Autor: Un lector animalista.
Camionero enamorado
Un camionero está muy enamorado de una muchacha del pueblo que, por más que había intentado conquistar, no logra hacerla su novia. Aquella noche la recogió a la salida del pueblo y, conforme avanzaron por la carretera, él empezó a insistirle en que aceptara su propuesta romántica.
La chica se muestra renuente al comienzo del recorrido, pero la capacidad de convencimiento del tipo hace que finalmente acceda. Obviamente lo primero que el novio pide es un beso. La chica responde:
“Bueno, un beso, pero aquí en el camión no, porque todo mundo nos ve”.
El romántico galán dice:
“Si no es aquí, nos meteremos debajo del camión”.
Ella sugiere:
“Pues vámonos debajo del camión y allá me das el primer besito”.
Se bajan del camión, se meten debajo, allí el camionero no sólo le da uno, sino muchos besos. La chica se emociona y exclama:
“¡Ay! No sabía que eras así de amoroso. ¡Ya estoy viendo las estrellas!”.
Asustado, el camionero grita:
“¡Bruta! ¡Me robaron el camión!”.
Autor: Anónimo del gremio de choferes.