En la quinta entrega de esta saga, Harrison Ford ya está en su octava década de vida y es la única película de este personaje donde George Lucas y Steven Spielberg figuran más como productores ejecutivos, dejándole la dirección a James Mangold, mejor conocido por “Wolverine” y la secuela de “Logan”.
El trabajo de Mangold aquí es sólido, aunque tuvo a su favor la nostalgia con la que el público en general recibe de nuevo al Doctor Henry Walton Jones, un intelectual que además de valiente, emprende grandes aventuras motivado por el conocimiento de la historia y logra sus objetivos a base de ingenio puro, más la maestría con el látigo, claro.
Ahora, este héroe ochentero ha vuelto tal vez no en busca de nuevos espectadores, pero sí muy bien afianzado por un público que creció con sus travesías por países lejanos enfrentando a toda clase de enemigos.
La trama de ubica en los años 50, y el macartismo, desde las filas del FBI, anda tras los pasos del académico. En ese contexto nos encontramos con Mutt (Shia LaBeouf), que necesita a “Indy” para rescatar a su madre, Marian Ravenwood (Karen Allen), capturada en Perú junto con Oxley (John Hurt), otro arqueólogo, compañero de escuela de Jones que ha pasado toda su vida en busca de la calavera de cristal de Akator.
Se supone que esta calavera tiene poderes, por eso la quieren los rusos. Después de todo, está la época de la Guerra Fría. Aquí entran en acción Cate Blanchett como Irina Spalko y Mac (Ray Winstone), el espía traidor.
No se necesita más para emprender otra serie de pesquisas en las que el destino del mundo y de la humidad una vez más están en juego, mientras disfrutamos con un estupendo elenco, mucha comicidad y el encanto de un Dr. Jones más sabio y menos impulsivo, mientras que Mutt evoca un poco ese carácter intrépido con el que seguimos a “Indy” generación tras generación en la pantalla grande.
Son más de dos horas, entonces, de vuelta al cine de acción como se hacía antes, con un guion que sabe mezclar adrenalina, romance y personajes inolvidables que habrían de resistir la prueba del tiempo. Por eso y muchas razones más, esta quinta película de Indiana Jones bien vale la pena. *** y media.
Punto final.- Luego está “Misión imposible” … otra vez.