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viernes, febrero 16, 2024
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Tijuana no tiene madre

Una ciudad de crecimiento brutal donde acudimos de todos los confines de la patria, buscando trabajo, cobijo, dignidad y hogar y aquí lo encontramos. Ciudad joven que no acaba de definir su historia y su futuro. Donde la aventura se da, requiere un símbolo espiritual que nos una y que hable de las respuestas emocionales a un pueblo activo, dinámico y luchón.

Y se nos aparece la Madre Teresa de Calcuta, quien afirma: “aquí como en Calcuta, se siente a Dios; aquí me necesitan”. Viene enferma, casi a punto de fallecer, cuando encuentra el brazo amoroso e inteligente: la Dra. Patricia Aubanel, mujer sabia, que la cuida, logrando prolongar la vida de la madre Teresa por varios años.


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La Madre Teresa de Calcuta, cuyo nombre de nacimiento era Anjezë Gonxhe Bojaxhiu, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, que en ese entonces formaba parte del Imperio Otomano y actualmente es la capital de Macedonia del Norte. A lo largo de su vida, se convirtió en una figura icónica del servicio y la caridad, dedicando su vida al cuidado de los más pobres y necesitados.

En 1950, la Madre Teresa fundó la congregación religiosa de las Misioneras de la Caridad en Calcuta, India. Su objetivo era brindar atención médica y ayuda a los desfavorecidos, especialmente a aquellos que vivían en la extrema pobreza. Bajo su liderazgo, las Misioneras de la Caridad se expandieron rápidamente y establecieron hospitales, clínicas, hogares para huérfanos y ancianos, y centros de atención para personas con enfermedades terminales en varios países alrededor del mundo.

La Madre Teresa se convirtió en un símbolo mundial de la compasión y la entrega hacia los menos privilegiados. Su trabajo y dedicación le valieron numerosos reconocimientos y premios, entre ellos el Premio Nobel de la Paz en 1979. Sin embargo, también hubo críticas y controversias en torno a su labor, principalmente relacionadas con los estándares de atención médica en sus instalaciones.


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En cuanto a su presencia física en Tijuana, México, las Misioneras de la Caridad han establecido una presencia en la ciudad para brindar ayuda a los más necesitados. A través de sus hogares y centros de atención, las misioneras han ofrecido refugio, asistencia médica y servicios básicos a personas en situación de pobreza extrema, ancianos, enfermos y huérfanos.

Cuando la conocí, su presencia era dramática, una mujercita pequeña, que emanaba sensaciones de bondad, carácter y decisión. Luego luego supe que eventualmente sería seleccionada por la iglesia como Santa. Su amor hacia los necesitados era enorme y creó aquí su propia congregación masculina.

¿No crees, amigo lector, que merece un espacio donde se le rinda homenaje a ella y a sus ideas nobles?

¿No crees que sería necesario que hubiera un lugar de reposo para todos aquellos que lo requieren?

El grupo PASAC, Parque Agroforestal Sustentable, A.C., ha tomado en serio la misión de hacer un santuario en la colonia Sánchez Taboada, donde se ubica un cerrito simpático que tiene todas las características que se requieren para un espacio de reflexión. La Arquitecto Anahí Merino junto con la Arq. Karla Meraz, la Sra. Carmen Avitia, Luis Miguel Torres y Rene Romandía y muchos más se han decidido a proporcionarle a la ciudad este espacio que hará que Tijuana ya tenga Madre.

Bendito sea Dios.

José Galicot es empresario radicado en Tijuana.

Correo: jose.galicot@tijuanainnovadora.com

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