A casi siete años de haber llegado a Tijuana, Jesús Alejandro ha crecido profesionalmente en la agencia en la que se desempeña como diseñador gráfico; y ha logrado la estabilidad económica que perdió durante los últimos años que vivió en su natal Mérida, Venezuela.
Su vida en Tijuana ha sido “una montaña rusa”. Aunque ha estado exenta de tragedia, ha tenido muchos momentos de soledad, de extrañar a su familia, especialmente a su madre, sus amigos de infancia y su cultura.
Durante la pandemia de COVID-19, tuvo que enfrentar en soledad el aislamiento y el desempleo. A la postre, logró obtener un mejor empleo en la agencia de diseño gráfico donde actualmente colabora, y desde 2021 ha podido ejercer su talento de músico cantando baladas en diferentes establecimientos durante los fines de semana.
Al conmemorarse el Día Internacional de los Refugiados este 20 de junio de 2023, Jesús Alejandro consideró que “no es opción regresar” a Venezuela; y confió en que pueda llevarse a cabo la reunificación con su madre, a quien tan sólo obtener su pasaporte le llevó cinco años.
En entrevista con EZENARIO dijo que la escasez de productos y el racionamiento de agua y electricidad registrados desde 2006, y que fueron acentuándose a lo largo de los años lo obligaron a salir del país sudamericano, pues perdió la forma en que se ganaba la vida como diseñador gráfico y músico.
“Un racionamiento de luz de 8 u 11 horas no te permite trabajar, no tienes producción. La escasez de gasolina no permitía que llegaran insumos”.
Aunado a ello, la adquisición de productos y servicios comenzó a “dolarizarse” creándose un mercado negro, una economía paralela, donde dólares y productos como la carne se volvieron mucho más caros, provocando una hiperinflación.
Jesús Alejandro salió de Venezuela el 28 de julio de 2016. Para él, la crisis económica y social en su país ha disgregado a su familia y a sus amigos por el mundo. “Tengo una hermana en Ecuador, una hermana en Perú. En Reino Unido, y los otros dos en Venezuela”, comentó el joven de 41 años.
Con nostalgia, dice desconocer cuándo podrá volver a ver a su madre de más de 60 años, quien sufre fibromialgia y sobrevive con una pensión que no excede los seis dólares al mes, y se encuentra desesperada por las duras condiciones de vida que enfrenta, en las que por ejemplo si no hay agua debe acarrear el líquido desde un riachuelo para sus necesidades.
Al cierre de mayo de 2023, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) registró 63 mil 462 solicitudes de refugio; un incremento anual del 29.5 por ciento.
La mayor parte de las solicitudes en lo que va de 2023 fueron hechas por connacionales de Haití, Honduras, Cuba, Venezuela, Chile, El Salvador, Brasil, Guatemala, Colombia y Nicaragua.