Qué estupenda película tenemos aquí. Así, de plano, con esta gran historia de Reality Leigh Winner, una traductora de la Agencia Nacional de Seguridad o NSA que fue sentenciada a cinco años de prisión por filtrar documentos oficiales.
Considerada su acción como una muestra de patriotismo, Winner proporcionó a The Intercept un documento que demostraba la intervención de Rusia en las elecciones de 2016, que marcaron el inicio de la administración Trump. El resultado fue devastador para esta joven de 25 años que denunció un ambiente laboral tóxico sin haber sido escuchada y después actuó con base a lo que consideraba, era necesario exponer para bien del país.
Lejos de ser panfletario, el filme dirigido por Tina Satter se concentra en el tortuoso interrogatorio de Reality por los agentes Taylor (Marchant Davis) y Garrick (Josh Hamilton) en su pequeño departamento en Georgia.
Desde ahí, somos testigos de un sistema indefendible que no es democrático si percibe un riesgo, aunque sea mínimo, para su estabilidad en un país que, como en tantos otros, premia a los sagaces aunque corrompan, y castiga a quienes defienden la verdad, una sociedad que se deja seducir por la mentira, con vileza.
Sydney Sweeney es toda una revelación con este papel que le permite expresarlo todo aunque de manera contenida, sin saber en sí qué tan falso es el piso por el que deambula a su suerte. Por demasiadas razones, sobre todo en estos turbios tiempos de política y politiquerías. Disponible en HBO Max. ****
Punto final.- Ay, “Flash”….
