Historias como la del líder del grupo religioso Voces de Cristo Geshet, Víctor Hugo Rocha García, señalado de participar en once ultrajes sexuales en agravio de menores de edad en Mexicali, no es un asunto aislado en México, país que ocupa el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil, de acuerdo a indicadores que manejan organismos internacionales, pero que las autoridades nacionales no comparten, pues ni siquiera cuentan con estadísticas desagregadas del fenómeno.
Rocha García, quien tramita dos juicios de amparo en Juzgados de Distrito en Baja California -uno contra órdenes de aprehensión dictadas en diversos casos y otro en contra del auto de vinculación a proceso que le fue decretado el 17 de abril próximo pasado en el Juzgado de Control del Partido Judicial de Mexicali-, es señalado de encabezar una secta integrada principalmente por jóvenes, a algunos de los cuales, menores de edad, habría abusado sexualmente.
Sólo durante 2022, en México se denunciaron 82 mil 715 delitos contra la libertad y la seguridad sexual de las personas. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), 33 mil 357 de esos hechos fueron tipificados como abuso sexual; 15 mil 645, como violación simple; 7 mil 454, violación equiparada; 12, incesto; 10 mil 963, acoso sexual; 2 mil 781, hostigamiento sexual; y 12 mil 503, como “otros delitos que atentan contra la libertad y la seguridad sexual”. Sin embargo, no se conoce cuántas de las víctimas son menores de edad.
María Antonieta Flores Astorga, periodista y escritora que se dedica a investigar los fenómenos que afectan a mujeres, niñas, niños y adolescentes, advierte con asombro que no existen esas estadísticas, pero los organismos internacionales sí manejan cifras.
Para escribir su libro “La bestia que devora a los niños”, de Editorial Aguilar, la multipremiada comunicadora investigó sobre la cultura que del mismo tema hay en otros países y encontró como principal diferencia la visibilización del fenómeno, aunque claro, “allá no tienen los otros grandes problemas que tenemos en nuestro país, de violencia, de desapariciones, por ello se han ocupado mucho de transitar e investigar sobre estas conductas, y creo que hay más protección y se habla más claramente, además de que se logra enjuiciar más a los pederastas que en México.
“Yo me pregunto: si la ONU, si la UNICEF han criticado a México, porque no tiene un estudio donde haya realmente un recuento de los casos, a ver, ¿cómo es que la OCDE lo sigue sosteniendo? No digo que no ocurra esto, porque además la cifra negra se mantiene, pero UNICEF también ha dicho que las estadísticas salen de los delitos denunciados y los delitos que llegan a conocimiento de los tribunales. ¿Y los otros? La mayoría de los crímenes o delitos enumerados en la lista criminal son de mayores de 18 años”, refirió Flores Astorga.
DELITO EN CASA
El abuso sexual infantil es perpetrado principalmente en el hogar, y el agresor, por lo general, es alguien muy cercano a la víctima, pero son delitos de oculta realización. María Antonieta Flores se pregunta: ¿Cuántas personas víctimas, adultos, adolescentes y niños hay?
“La Organización Mundial por la Paz y otros organismos de la sociedad civil se han encargado, así como yo me he encargado de denunciar, otros se han encargado de cuantificar, otros de pugnar por una nueva legislación que proteja, pero el hecho es, y te lo digo honestamente, que si tú te sientas en una reunión, entre diez amigos, a más de uno le sucedió un abuso de esa naturaleza, en su casa, le pasó a él”, ejemplificó.
La encuesta que The Competitive Intelligence Unit realiza en México sobre disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares entre los menores, denominada ENDUTIH, da una idea sobre lo que ocurre.
Flores Astorga señala al respecto:
“Ellos hacen alarde, porque es un alarde el que hacen, de que ya hay 10.1 millones de niños conectados a internet, entre edades de 6 a 11 años; o sea, faltan los otros, porque ENDUTIH dice que 21 millones de niños ya están teniendo acceso a las redes sociales e internet desde los 5 a los 18 años. Bueno, ellos hacen esto con mucha celebración, pero lo que está ocurriendo ahorita en México es muy sutil porque ahora los pederastas llegan a tu casa sin tocar la puerta, llegan hasta el niño a través de las redes sociales; el niño cree que con el otro que está hablando es otra persona igual, que son niños, y no, entonces imagínate nomás lo que se desprende porque empieza con ‘pásame tu fotografía porque quiero conocerte mejor’. Los pederastas están rozando los tres crímenes más lucrativos en el planeta, como son el material de abuso sexual infantil, el tráfico y la prostitución infantil. Entonces, ahora migraron”, argumentó la escritora.
A su vez, lamentó que existan muchas personas que se deleitan con material de pornografía infantil, y que además hoy se faciliten los pagos del tráfico de material ilícito a través de las criptomonedas.
“Esa encuesta destaca que el 87 por ciento de esos muchachitos están en redes sociales, mientras que el último lugar está en la educación. Los tutoriales educativos, cosas educativas, están en un 16 a 18 por ciento. Lo que les interesa son los videojuegos y las redes sociales”, advierte.
México está metido en tantos problemas sociales, muchos de ellos de violencia, que no ha tenido la capacidad ni el tiempo para poner el foco en el fenómeno del abuso sexual infantil, afirma Antonieta. “En Estados Unidos se sabe que es un problema social y además cuesta mucho dinero. O sea, reconocer el problema y la prevención siempre es lo mejor, prevenir. ¿Por qué? Uno, porque los niños se salen de las escuelas y ya no quieren estudiar; dos, es una situación muy difícil sexualmente para las chicas, que algunas quedan embarazadas a tempranísima edad; tres, algunas víctimas caen en las adicciones”.
ESPERANZA
A través de su libro, además de denunciar el fenómeno, María Antonieta Flores Astorga busca que haya esperanza para los padres de familia, de que las cosas puedan cambiar, “de que van a acudir ante las autoridades, les van a hacer caso, los van a apoyar, el niño va a tener atención, porque es lo más importante. Primero, la denuncia; segundo, la atención inmediata a la persona que ha sufrido un trauma de esa naturaleza”.
Y reveló:
Para la investigadora, “el hecho de que los muchachitos estén tan familiarizados con la pornografía, y lo vemos con los de la secundaria, ha hecho que nos cosifiquen, que las mujeres seamos como cosas. Por eso se les hace muy fácil maltratar, violar, y ya sabemos todo lo demás. Pero otra de las cosas que creo, que ha sucedido, es ¿cómo puedes creer que si tú estás viendo que a tu compañerito lo están golpeando en el patio, no haya ninguna empatía para detener la agresión? O sea, no, se mantienen, así como si nada”.
La dos veces Premio de Periodismo en Jalisco expresa que se ha perdido empatía entre la sociedad y en muchos casos los padres prefieren echarle la culpa al gobierno, pero los abusos ocurren mayormente en casa, por lo que la responsabilidad no recae sólo en las autoridades. Advierte que el abuso en el hogar trae consigo más abusos, alcoholismo, maltrato y otras situaciones negativas.
Es un tema que no se maneja lo suficiente porque no está visibilizado, lo que causa que existan muchas almas aisladas. “No era mi postura en el libro hacer una guía, pero a medida que iba avanzando, me di cuenta de cuáles eran las concurrencias de los casos, qué era lo que pasaba con la víctima y la familia, cuál era la repercusión inmediata, y luego, a dónde había que ir, quién te va a apoyar en esto para la sanación. Se necesita un proceso de sanación de los niños. Todo eso lo digo de una manera amable, diciéndole a los padres: cuida a tu niño, dile a la niña ‘que no te toque nadie, no lo permitas’, nunca, ni tú, padre, ni nadie, nadie, nadie. Tampoco en la escuela. Creo que eso nunca va a ser banal, no es baladí, decirles a los niños que se cuiden, ¿no?”, concluyó la autora de “La bestia que devora a los niños”.