Leí por allí, que el Papa del Vaticano, allá en la lejana Roma, Francisco (Jorge Mario Bergolio), dijo o tuiteó sobre las personas que se quieren y se aman del mismo sexo, dígase homosexuales lesbianas; que el Papa Francisco pide a los papás-progenitores que no condenen a sus hijos, que la iglesia católica lo vea normal. Y de paso, apoya la legalización de las uniones civiles de parejas del mismo sexo.
Va el mundo veloz y raudo a volver a vivir lo que vivieron Sodoma y Gomorra, ciudades destruidas por tanto libertinaje, inmoralidad, desorden, y más pecados carnales. Fueron destruidas tales ciudades, lloró lumbre, por tal ira que el Creador Universal supo y su pueblo se desvergonzó. Hoy en día, el Papa debe escudriñar bien las escrituras y no seguir, haciendo a su “rebaño” ignorante, ciego, pues omite verdades vesiculares de la Biblias, que no se han leído jamás en las homilías dominicales.
Los clérigos, religiosos son estudiosos y sabios. Hoy en día estudian express, quizás, y no conocen bien el contenido de la Biblia, o la omiten para la conveniencia del Vaticano. Por ellos los valores morales, familiares y demás enseñanzas hacia estimar la personalidad del hombre y de la mujer van en declive; por leyes religiosas que son torcidas y rechazan la verdad y la buena moral que nos enseña la Biblia.
Por ello existió el varón y fue hecha la varona; son diferentes, pero hoy en día tales caracteres son unificados por la ley papal (varón con varón, varona con varona). Los estereotipos son el bien que tiene cada hombre y mujer, y lo consagran desde el nacimiento, sin ningún tipo de desvío, de cambio de sexo o de relacionarse un humano con su mismo género.
Estamos en una encrucijada y en un modelo liberal; y esa liberación de la Iglesia Católica da el “sí” a estas relaciones humanas. Para amolar, llega el enlace civil, que las autoridades gubernamentales ven normal el convivir con una persona similar a él/ella para establecerse, casarse, copular y hacer vida en una sociedad con valores amolados, no puestos en uso o manifestados desde el padre o madre a sus hijos.
La autoridad máxima religiosa y católica da luz verde para que se multipliquen estas anormalidades en el mundo: la relación de personas con los mismo caracteres sexuales. Se está eliminando la vergüenza, el pudor, el respeto social, con las leyes que da rienda suelta la misma iglesia bajo el dominio autoritario.
Que lo vea normal el Papa Francisco es grave; es un retroceso humano en pleno siglo XXI, que da como resultado marchas y protestas mundiales a favor de tales defensas que hacen por doquier por estos humanos que se aferran a la vida pública de estar con su pareja del mismo género.
La iglesia, fundada por Jesucristo y sus representantes terrenales, hace de las suyas, otorgando leyes y permisos; la misma ley laica secunda tales uniones en muchos países donde la ley católica ve -o verá- “normal a lo anormal”. Los jueces civiles leen la epístola de Melchor Ocampo al matrimoniar personas del mismo género.
Desconozco el desenlace de todo esto. El mazo y autoridad del Creador lo pondrá de manifiesto.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.