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martes, febrero 20, 2024
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Acueducto para el Valle

Ni para ciudadanía ni para productores, es ajeno el problema del abastecimiento de agua en el Valle de Guadalupe. Tampoco para el gobierno que, por una u otra negociación, ha puesto en pausa la solución al problema de la región vinícola más importante del país.

Sin agua no hay vino, y sin vino no hay Valle, es una de las reflexiones que, entre otros, se hacen los grandes y pequeños productores del valle ensenadense.


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El problema, o uno de los problemas que han impedido avanzar con la solución para hacer llegar agua al Valle de Guadalupe, es el tufo de la corrupción y, por supuesto, la burocracia gubernamental.

Camilo Magoni, vitivinícola de la región y reconocidísimo enólogo, comentó en una ocasión para ZETA que debían explorarse y proyectarse soluciones que tuviesen origen en el sector económicamente activo, y no necesariamente esperar la dádiva del gobierno, la obra a sobreprecio o la paternidad de un proyecto inviable, como los que propusieron, por ejemplo, Francisco Vega de Lamadrid y Jaime Bonilla Valdez cuando fueron gobernadores.

El problema es que el gobierno, particularmente el encabezado por Morena en el ámbito nacional, es de la premisa de que sólo la autoridad debe proveer y los ciudadanos recibir. La organización ciudadana suele ser repelente y carecer de confianza ante la figura presidencial central de México.


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El mismo enólogo ponía como ejemplo lo que sucede en San Quintín, donde productores agrícolas realizan inversiones para la construcción y operación de desaladoras para abastecerse de agua.

En el Valle de Guadalupe, la conclusión a la que han llegado los productores de vino es que hace falta es un acueducto para distribuir aguas reutilizadas de Ensenada hacia la zona vinícola. El proyecto ha sido planteado a las autoridades, y de hecho también las formas en que operaría y la infraestructura que se requiere.

Apropiadamente, los productores de vino se han unido para ser parte de la solución: construir ellos el acueducto, y por supuesto, supervisar la distribución y venta del líquido. Pero no ha sido un tema fácil, se han enfrentado a la burocracia gubernamental y a la consabida corrupción institucional. En un momento, y para ilustrar, les dijeron que el acueducto sonaba bien, que va, que claro que sí, peeero, que el mismo debía ser construido (así sin plan, sin licitación ni convocatoria alguna en el momento) por ICA, constructora que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, pasó de la quiebra a la bonanza financiera.

Por supuesto que los planes de ICA y del gobierno, no son los de los productores. Los primeros buscan hacerse de una obra más entre las cientos y millonarias que les han adjudicado en los últimos cuatro años, y los segundos lo que desean es abonar a la prosperidad del Valle de Guadalupe, logrando la distribución del agua a un menor costo y con una infraestructura adecuada para la región.

Y parece que los productores de vino han encontrado algo de luz al final del túnel con la participación de la gobernadora Marina Ávila Olmeda, quien, vaya novedad y buena noticia, piensa distinto y ha iniciado el dialogo a través de su secretario de Economía, Kurt Honold, para que los productores del vino puedan participar de la convocatoria para la construcción y administración del acueducto Ensenada-Valle de Guadalupe.

Los productores del vino, quienes por cierto se reunirán en estos días para afinar el proyecto, están seguros que pueden elaborar una propuesta que sea óptima para el gobierno en términos de costos, tiempos, beneficios, y que puede, considerando los costos de obra con los que suelen trabajar los gobiernos, ganar la licitación.

Aunque es sabido y probado que en el gobierno no siempre la mejor propuesta es la ganadora de la licitación, en este caso Ávila Olmeda ya estaría en acuerdo con los productores de vino para que sean ellos quienes construyan el acueducto, y tratándose de una propuesta competitiva, podrían desbancar a ICA, si es que acaso continúa queriendo una obra de un acueducto en Baja California, cuando ya participa en los grandes proyectos del Presidente López Obrador.

Los acuerdos con la gobernadora incluyen el hecho que también está de acuerdo que sean los productores del vino/inversionistas del acueducto, quienes administren el mismo. Entre quienes han ideado el proyecto para la construcción local del acueducto, harán un llamado a todos los productores, de vino y de oliva que convergen en el Valle de Guadalupe, para convocar a la participación, y en la medida de la capacidad de cada uno, invertir en el proyecto.

La convocatoria para invertir será, pues, abierta a grandes, medianos y pequeños productores. Los promoventes están seguros que su propuesta podría ser, por los costos y tiempos, la más atractiva para el Gobierno del Estado, dado que la realizarán no para obtener una ganancia en la construcción, sino para aportar a la solución del problema del agua en la región vinícola bajacaliforniana.

Por lo pronto, se realizan reuniones para iniciar con los trabajos de planeación, estudios y análisis para, en su momento y una vez que como lo comprometió la gobernadora, no considere a ICA el único participante de la licitación, los productores del Valle puedan concursar para ganar la obra, la distribución y la administración del agua que la región requiere, a un menor costo incluso para el destinatario final, y así continuar con la vida y vocación del Valle de Guadalupe, el destino vinícola, turístico y comercial más importante.

A ver qué pasa y a ver qué se cumple.

Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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