Con una entrega de cuenta pública rezagada, sin reglamentos ni información actualizada del gasto público, se encuentra el Concejo Fundacional de San Felipe a la mitad de su trienio
A prácticamente año y medio de la creación del Concejo Fundacional de San Felipe, el flamante séptimo municipio bajacaliforniano enfrenta algunas complicaciones administrativas por omisiones propias y de externos.
El gobierno sanfelipense, cuyo único objetivo es estructurar toda la reglamentación y mecanismos para poner en marcha el Primer Ayuntamiento, que será el más pequeño de Baja California, no ha avanzado en los temas trascendentales; sigue estancado y amarrado a Mexicali.
En días pasados, el concejal José Luis Dagnino solicitó al Congreso del Estado una ampliación para la entrega de la cuenta pública 2022, toda vez que no contaban con toda la información para presentar una de sus obligaciones más importantes en torno a la rendición de cuentas y fiscalización.
Quien salió a defenderlos fue Juan Manuel Molina, al asegurar que el motivo por el cual se dio ese retraso obedece a que el Ayuntamiento de Mexicali no hizo la entrega de todos los inmuebles a tiempo.
Esto quiere decir que, por aproximadamente seis meses, el Concejo Fundacional de San Felipe no pudo hacerse de todos sus bienes inmuebles.
De hecho, el Fideicomiso para el Desarrollo Urbano de Mexicali (FIDUM) no ha entregado todos los predios que corresponden al puerto de San Felipe, es decir, que, a más de un año, el Ayuntamiento de la Capital del Estado no ha cedido todas las propiedades a la comunidad portuaria que no supera los 24 mil habitantes.
El Concejo Fundacional de San Felipe no ha ejercido presión política ni jurídica para esto, pero tampoco se ha enfocado por crear todo el marco legal para el funcionamiento del puerto, toda vez que, a más de un año de su fundación, no ha podido expedir un solo reglamento municipal. A la fecha, se sigue rigiendo por las mismas reglas establecidas en Mexicali, lo cual es perfectamente legal, pero resulta complicado comprender que durante este tiempo no tuvieran la capacidad de arrastrar el lápiz para empezar a crear un gobierno desde sus bases.
Tampoco tiene actualizada la información de transparencia, pues algo tan banal como el organigrama del gobierno sigue mostrando al Gobierno de Mexicali, cuya estructura es totalmente diferente.
Es decir, el Concejo Fundacional de San Felipe tiene un año sin crear reglamentos ni definir mecanismos serios para el acceso a la información, y mucho menos ha peleado por sus terrenos y propiedades que le corresponden, lo cual significa que, a un año y medio, la situación del puerto sigue prácticamente igual que como inició.
Manuel Guerrero quiere otra cachucha
Por cierto, quien se coló hasta la cocina dentro de la comitiva de Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación – al menos durante el evento en Mexicali- fue Manuel Guerrero Luna, ex coordinador de la campaña de Claudia Sheinbaum en Baja California y ex líder de la burocracia en la entidad.
Como lo hemos dicho, Guerrero Luna lo perdió todo en cuatro meses, y ahora, al perder la coordinación de la Jefa de Gobierno de Ciudad de México, el legislador ex bonillista y ahora marinista a ultranza, aprovechó para hacerse el aparecido frente al “presidenciable”.
Se suponía que Guerrero era incondicional al proyecto de Sheinbaum, pero al parecer no tiene preocupación por cambiar de bando cuando las circunstancias lo ameritan.
Veremos si no decide -y si lo aceptan- cambiar de grupo político sólo para seguir en la jugada.