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martes, octubre 1, 2024
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Recompensa

Una madrugada empieza a arder una importante fábrica del sector químico, de las más importantes del país. Cuando llega la primera dotación de bomberos, la presidenta de la compañía, muy preocupada, les dice:

“Por favor, deben ustedes apagar las llamas cuanto antes. En la nave central se encuentran las únicas copias de las fórmulas que dan éxito a nuestros productos. ¡Esos papeles deben ser rescatados!”.

Los bomberos ponen manos a la obra y hacen lo que pueden para apagar el fuego. Empiezan a llegar otras dotaciones de bomberos de ciudades vecinas. Nerviosa, la mujer informa a todos:

“Daré una recompensa económica de 50 mil pesos al equipo de bomberos que logre rescatar las fórmulas de la nave”.

Al rato llega otra dotación de bomberos voluntarios jubilados con un camión cisterna viejo. Las llamas están por todas partes y no consiguen apagarlas, es muy peligroso entrar en la nave, pero el grupo de jubilados, tal cual arriba, entra al lugar.

Logran apagar el fuego desde el corazón del incendio y rescatar las fórmulas secretas de la empresa. Los demás ahí presentes no pueden más que aplaudir y, más que agradecida, la presidenta de la compañía decide doblar la cantidad prometida y ofrece a los veteranos apagafuegos un total de 100 mil pesos.

Minutos más tarde, medios de comunicación hacen acto de presencia para cubrir la noticia con feliz desenlace. Entonces una periodista pregunta a uno de los jubilados:

– ¿Cómo lograron entrar al edificio con tanto fuego?

“Bueno, cuando llegamos, nos dimos cuenta de que nuestro camión cisterna ¡no tenía frenos!”.

Autor: Un pensionado.

La ropa de Manolo

Tras sofocar un incendio, un bombero llega a su casa a altas horas de la noche.

Con cuidado para no despertar a su esposa, se quita lentamente la ropa en la oscuridad, pero al meterse a la cama, la mujer despierta:

“Oye, cielo, tengo un dolor de cabeza espantoso, ¿por qué no vas a la farmacia y me traes unas aspirinas?”.

El bombero se levanta de nuevo y, sin encender la luz, se pone su ropa.

Cuando llega a la farmacia, el empleado de mostrador le dice:

“Pero Manolo, yo creía que eras bombero, ¿desde cuándo vas por la calle con uniforme de policía?”.

Autor: Antonio.

Abolladuras

Una noche, Clementina va conduciendo a su casa cuando se desata una tremenda granizada que deja su coche lleno de abolladuras. Al día siguiente lleva el vehículo al taller para que le hagan un presupuesto de reparación. El mecánico le hace un guiño a su compañero y dice a Clementina que si sopla con fuerza por el tubo de escape, las abolladuras desaparecerán.

Al llegar a su casa, Clementina se pone a soplar con todas sus fuerzas por el escape del coche. En eso llega la amiga con quien comparte vivienda y le pregunta qué está haciendo. Clementina le explica la sugerencia del mecánico, haciendo una pausa para tomar aliento.

La amiga le hace saber:

“No seas tonta, ¡primero tienes que cerrar las ventanas!”.

Autor: Un mecánico misógino.

Responsable

En el departamento de recursos humanos:

–  Para este cargo queremos a alguien que sea responsable.

“Entonces, soy la persona indicada”.

– ¿Por qué lo dice?

“Porque en todos mis trabajos anteriores, cuando algo salía mal, ¡yo era el responsable!”.

Autor: Un empleado.

Procedimiento dental

En el dentista:

– Tengo que extraerle el diente adolorido, pero no se preocupe, sólo tomará unos cinco minutos.

“¿Y cuánto costará?”.

– 900 pesos.

“¡¿900 pesos por sólo unos minutos de trabajo?!”.

– Puedo extraerlo muy lentamente si quiere…

Autor: Un verdugo.

Obviedad

– ¿Sabes cuál es el animal más rápido?

“No. ¿Cuál?”.

– El funcionario público.

“¿Y por qué?”.

– Porque sale de trabajar a las tres, y a las dos ya está en casa.

Autor: Un candidato.

Inventor

Un hombre va a una agencia de colocación de empleo y le preguntan:

– ¿Usted de qué trabaja?

“Pues yo soy inventor: la rueda, la radio, la penicilina y el internet. Todo es mío”.

– Eso es mentira.

“¿Ya ve? ¡Me lo inventé todo!”.

Autor: Un mentiroso.

En la peluquería

Una madre pregunta a su hijo:

– ¿Por qué te da miedo ir a la peluquería?

“Porque tienen un letrero que dice ‘Le quitamos 10 años de encima’, ¡y yo sólo tengo 9!”.

Autor: Un calvo.

Respuesta de madre

– Mamá, ¿soy fea?

“No, hija, tienes lo que todo hombre desearía para sí”.

– ¿En serio?

“Sí. Tienes voz gruesa, espalda ancha y pelos en el pecho”.

Autor: Una madrecita en su día.

Baño especial

María baña a su hijo agarrado por las orejas. Lo mete, lo deja un rato, lo saca. Siempre agarrado por las orejas.

El niño chilla a lo bestia y, al verla, su suegra exclama:

– ¡Maríaaa! Si serás bruta, ¿cómo bañas así al niño?

“Y qué quiere, ¿que me queme las manos con lo caliente que está el agua?”.

Autor: Una madre cruel.

Niña rica

– Mamá, ¿me compras una muñeca de trapo?

“Así me gusta, hija, que seas humilde”.

– ¿Humilde? ¡Ja, ja, ja!  O sea, ¡hooola! ¡Mi Barbie necesita una sirvienta!

Autor: Una mami fifí.

Buen consejo

– Mamá, ya me están creciendo los pechos.

“Sí,  ya vi. Tienes que empezar a adelgazar un poco, Manuel”.

Autor: Una madre directa.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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