Durante la noche de ayer sábado 27 de mayo, una audiencia ansiosa y emocionada agotó las entradas y llenó las butacas de la Sala de Espectáculos del Centro Cultural Tijuana (Cecut), con la presentación del actor y escritor Odin Dupeyron, quien llegó a armonizar a los tijuanenses con su monólogo “A vivir”.
Dando inició a la puesta en escena alrededor de las 8:30 p.m., el monólogo mostraba como primicia al protagonista, Marciano, un hombre que después de haber terminado un curso de superación personal, narra las reflexiones en torno a lo que experimentó; para esto, realiza una recapitulación de su vida, desde los pensamientos que lo aquejan desde su niñez hasta con los que enfrenta en la actualidad.
El mal recuerdo con el que inicia la historia es el de su madre, quien siendo aún pequeño los abandonó, dejándoles solamente la frase “levántense y vivan todos los días de su vida”; sin embargo, recuerda las cosas positivas de ella, como los momentos en la comida, las interacciones con los vecinos y su familia, recalcando que las cosas mueren solo cuando dejas de pensar en ellas.
Las enseñanzas de su madre, son aprendizajes que lo acompañarían por el resto de su vida, como la lección que una vez les mencionó: durante la cena tienen la obligación de probarlo todo para saber que repetir, después de que no quisiera probar hígado encebollado, que ahora es de sus comidas favoritas. Así con una anécdota familiar, invita al público a la reflexión de que el experimentar es necesario para saber qué es lo que realmente buscan.
Hilado a la idea anterior, el protagonista recuerda su creencia de “definir es limitarse”; que finalmente resultó ser algo innecesario porque de alguna u otra forma la vida ya estaba escrita, aún así, remarcó la importancia de escribirse a uno mismo como un paso importante para conocerse e incluso crecer en ello.
“Nunca te cases con un radio pensando que con el tiempo se convertirá en una televisión a color”, citó Marciano a su madre, nuevamente ahora para girar en torno a otra de sus conclusiones de vida: no se puede amar lo que no se entiende, así como no se puede comenzar a amar a alguien si no se desea comprender, ejemplificando su conclusión con la difícil relación de sus padres, quienes realmente no se comprendían.
Otra de las conclusiones importantes fue la relación entre la libertad y el miedo, a partir de una discusión entre sus padres a la hora de la cocina, comprendió que para ser realmente libres primero se debe aprender a vivir con el miedo. Momento en el que también destacó el temor por lo que la gente opine de su persona, como en ese caso el público sobre su interpretación.
Así, con una noche en torno a reflexiones sobre qué es lo que influencia a marcar los caminos de la vida, desde los traumas de la infancia, los estímulos en la adolescencia, la búsqueda de la identidad y comprender el miedo, Odin Dupeyron invitó a la audiencia a vivir.
(Mara Yañez/ Especial para Zeta)