Representan los realizadores bajacalifornianos Katy Araiza, José Luis Ruiz, Raúl Sebastián y Cathia Cuevas a la región a través de su visión cinematográfica, acuñando historias que muestran su identidad, regionalismo y perspectiva personal de la vida, dignificando por medio del cine sus producciones en los encuentros dedicados al séptimo arte en Guadalajara, Los Ángeles y Shanghái
Con la etiqueta de ensanchar su pensar en el cine fuera de Baja California, los cineastas Katy Araiza (“Amor Ice”), José Luis Ruiz, Raúl Sebastián (“Consuelo”) y Cathia Cuevas (“Un lugar llamado música”) permean en la comunidad fílmica con producciones encaminadas a participar en los certámenes más importantes dedicados al séptimo arte, como el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), Los Ángeles Latino International Film Festival (LALIFF 22) y Festival Internacional de Cine de Shanghái (SIFF).
“La parte de salir fuera de la frontera es interesante, sobre todo cuando realizas producciones que se sienten muy mexicanas. En nuestro caso participamos en Los Ángeles, cuya visión se vuelve mucho más extensa por tantas historias que se cuentan en Estados Unidos y Canadá, de gente latina que vive en estos países. Es un orgullo estar un escalón arriba en la escala de consideración”, expresó a ZETA el director José Luis Ruiz, quien junto al productor Raúl Sebastián del Callejo proyectarán el cortometraje “Consuelo” en la vigesimosegunda edición del LALIFF, del 31 de mayo al 4 de junio.
En su sinopsis oficial, “Consuelo” vive una vida solitaria y sin afecto. Luego de una serie de circunstancias que la hacen dudar del valor de su existencia, encuentra una nueva motivación cuando conoce misteriosamente a su ídolo, el mítico cantante clásico mexicano Manuel Bravo.
“Este proyecto es la demostración de hacer una producción con un presupuesto modesto, en la que mostramos una situación donde una persona siente fatiga, soledad y abandono, por lo que busca refugio en quien admira. Creemos que podemos conectar con nuestra historia, porque es universal”, subrayó el cineasta local, cuyo cortometraje fue filmado dentro del Antiguo Cine Bujazan.
El puerto ensenadense también toma parte del panorama cinematográfico de la mano de Katy Araiza e Indira Cato con el estreno de “Amor Ice”, cortometraje documental que forma parte de la Selección Oficial en competencia en el apartado Cortometraje Iberoamericano (Documental), del FICG 38 (del 3 al 9 de junio).
“Nuestra misión desde el principio fue crear un crew de bajacalifornianos y realmente de Ensenada. Estamos justamente con esta misión de descentralizar el cine con un proyecto que nació a través de un programa que tenía el Imcine, llamado Polos Audiovisuales. Ahora se nos da la oportunidad de mostrar las historias a los talentos más allá de Ciudad de México y otras realidades”, precisó Cato, productora de “Amor Ice”.
Desde el punto de vista de su directora, el cortometraje cuya producción refleja el problema de las adicciones y amores tóxicos por medio de fotografías, sonidos y narración, cumple con la función de ser un tema universal, sin dejar de lado su regionalismo.
“Este corto no podría existir en ningún lugar porque es la experiencia de Katy, pero específicamente la problemática que aborda está presente en el Norte. Es una narrativa particular, local, que a la vez puede resonar con gente de todo el país y el mundo. Es un material de archivo que representa casi toda mi vida en un pequeño espacio como lo es Ensenada, en conjunto con un proceso creativo natural. ‘Amor Ice’ decidió contarse con imágenes fijas cuya potencia es un recorrido por mi juventud, con todo y sus desaciertos. Ahora tenemos que enfocarnos y seguir haciendo este tipo de trabajos por años, porque estoy segura que mi historia no es sólo mía, sino de muchas mujeres en otros territorios que viven silenciadas por vergüenza o miedo”, sentenció Araiza, quien contó con Rancho Bonito -entre la Carretera Libre de Ensenada y Tijuana- como locación.
Para ambos proyectos, figurar como cine hecho en Baja California por bajacalifornianos, muestra una solidez y desarrollo a nivel industria por parte de los realizadores, así como una urgencia de brindar visibilidad a sus narrativas en espacios fuera de la entidad.
“A pesar de no tener tantos focos o recursos, el cineasta de la región sale adelante a base de su creatividad, ingenio y esfuerzo, por dar una perspectiva distinta a su entorno. Como todo, existe un proceso de aprendizaje, y el tener la oportunidad de representar Baja California en certámenes tan importantes y de gran relevancia en el cine, habla un poco de lo mucho que podemos hacer. Lo bonito es ver que estamos conectando con nuestras historias, que se puede filmar aquí sin tener la necesidad de mudarnos al centro del país”, destacó Raúl Sebastián del Callejo, ganador del Apoyo a la Producción de Óperas Primas de Escuelas de Cine o con Especialidad en Cine del Programa de Fomento al Cine Mexicano (Focine) 2023.
“Apostamos por proyectos auténticos, que no se están contando desde afuera como observadores, sino como retratos evidénciales por gente de la región. Estos elementos hacen que nuestras producciones sean poco evangelizadoras, somos gente de ‘Baja’ que cuentan sus historias con naturalidad, desde un mismo lugar”, puntualizó Katy Araiza.
Un lugar llamado música
Producido por la tijuanense Cathia Cuevas, el documental de Daniel Medina, violinista Wixárika que colabora con el pianista neoyorquino Philip Glass, quienes son capaces de crear un lugar en común para reencontrar y entender sus espíritus, llegará al Festival Internacional de Cine de Shanghái (SIFF) del 9 al 18 de junio.
Fusionando la música de cuerdas de las ceremonias ancestrales comunitarias Wixárika con el instrumento de cola, el documental de Enrique M. Rizopone sobre la mesa una historia inquietante, sin morbo ni sensacionalismo. Simplemente el tránsito de dos músicos que no se conocen, pero viven una experiencia sonora desde el fuego hasta el viento, dimensionando la música como el idioma que les permite comunicarse sobre un escenario en Nueva York. (Roberto A. Partida Sandoval)
