Definida por el guion de Adriana Pelusi, la directora Claudia Sainte–Luce (“Los insólitos peces gato”) da vida visual a la producción “Amor y matemáticas”, protagonizada por Diana Bovio y Roberto Quijano, cuya encrucijada amorosa revivida por el pasado adolescente de ambos, los lleva a una interrogante adiestrada por la frustración, falta de autoestima y la concepción social hacia el hombre que provee.
“Es la primera película que dirijo sin haber hecho el guion, me parece una buena oportunidad de abordar otra crítica que no tenga que estar centralizada, pero bien puede ser abordada desde cualquier Capital o provincia. Los personajes ya venían establecidos con un hombre que se encuentra navegando en qué hacer de su vida después de pertenecer a una banda juvenil popular, y la presidenta del club de fans. Es un reencuentro, básicamente tenía que hacer crecer la historia, y en cada escena encontrar el sentido de los personajes, saber a dónde querían llegar y sus objetivos; luego pensar en una puesta en escena y una en cámara que les sirviera”, afirmó a ZETA Sainte-Luce sobre el filme que engalana la trigésima edición del San Diego Latino Film Festival que se celebra del 9 al 19 de marzo.
En su sinopsis oficial, Billy (Quijano), una antigua estrella del pop, es ahora padre de familia, frustrado por la falta de satisfacción en su cómoda vida. Es alguien que no encaja, ni siquiera consigo mismo; Mónica (Bovio) es una nueva vecina con buenos modales, además de antigua admiradora de Billy.
“Esta incertidumbre que tiene Billy y que al final le da el golpe de seguir con su vida, es seguir siendo el hombre de la casa, pero más bien es el amo de casa. Me siento identificado con el hombre que tiende a ser el que se queda a cuidar al hijo, un padre que es muy buen padre y la esposa es quien trabaja, pero al final es señalado por esta deconstrucción de la sociedad sobre los géneros que tenemos muy clavados no sólo en México, sino en todo el mundo”, enfatizó Roberto Quijano en entrevista con este Semanario.
“Trabajamos desde adentro, hay una conexión consciente, mucha gente se ha sentido desconectada desde adentro, en el caso de Billy esa frustración al sentir que no ha avanzado, y que desde la música busca cambiar y vivir por él. Siempre tenemos ese bajón de la realidad sobre las cosas que tenemos pendientes en el día a día, económicas, sociales, de trabajo; hay que saber cómo seguir viviendo”, abundó el actor. “La crítica va por la uniformidad que tienen todos y la individualidad que es difícil cobrar hoy en día, porque tanto las redes sociales pueden unirnos como uniformarnos. Nos vestimos igual, queremos las mismas cosas, aprendemos que queremos el mismo estatus, mismos sueños, y eso ya estaba concebido desde el guion. Mi tarea fue remarcarlos, ponerlos en imágenes potentes, era un guion muy sólido al que sólo le faltaba ver la puesta en escena correcta”, remató la cineasta veracruzana.
