La capital bajacaliforniana y la frontera noroeste de México atestiguaron la visita de los embajadores de la música ranchera, jalisciense, vernácula y folclor mexicano, Mariachi Vargas de Tecalitán, mismo que visitó la entidad para regalar dos noches al son de las trompetas, violines, guitarras, guitarrones, y la vihuela.
Señalados como el mejor mariachi del mundo, llegaron a Baja California para cautivar al público cachanilla, y tijuanense en dos veladas consecutivas en en el Teatro del Estado en Mexicali y El Foro Antiguo Palacio Jai Alai en Tijuana, donde la sexta generación de músicos transmitió el mexicanismo y el patrimonio cultural de hace más de un siglo.
Compartiendo tradición, cultura e historia, la herencia de la familia Vargas arribó a Tijuana, donde el antiguo pelotari atestiguó el sonido vernácula en punto de las 20:50 horas, cuando luego de una introducción audiovisual, el conjunto de Tecalitlán protagonizó una velada mexicana hasta la raíz, lema de su próximo título discográfico a publicarse en mayo.
“Yo soy mexicano” fue una de las primeras piezas sonoras que entonaron los jaliscienses, tema que se hiciera popular en voz de Jorge Negrete, mismo que los tijuanenses ovacionaron a los charros que de a poco, introdujeron canciones de la Epoca de Oro del cine mexicano, las cuales fueron vestidas con escenas de cintas cinematográficas de Pedro Infante, entre otros.
“Qué bonita es la música de rancho”, subrayaron los músicos, quienes llevaron la fiesta y folclor acompañados de dos bailarinas que propusieron danzas ad hoc a los versos y notas musicales que permitieron tributar al fallecido cantautor michoacano, Juan Gabriel, de cuyo cancionero extrajeron “Ya no insistas corazón”, seguida de “Puñalada trapera”, de Miguel Aceves Mejía.
“Y vámonos para el rancho”, expresó el Mariachi Vargas de Tecalitlán, para lo mismo ensalzar el tequila que el mezcal, producto mexicano extraído del agave azul, bebida que ha escoltado el camino de la orquesta de música folklórica, dirigida por el maestro Carlos Martínez, quienes lo mismo dedicaron canciones para los adoloridos que los enamorados.
Copioso de jóvenes, y adultos, el Jai Alai aplaudió, y cantó temas como “Sin ella”, “El son de la negra”, “La bikina”, “Sabes una cosa”, “Cielito lindo”, y “Huapango de Moncayo”, canciones que hicieron recordar orígenes, raíces, y un pedazo de la mexicanidad.