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martes, octubre 1, 2024
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“Las personas con discapacidad son un tema que a mí en lo personal me sensibiliza”: Guillermo Arriaga

“Sí hemos avanzado, pero todavía hay ciertas aristas de rechazo de este tipo de personas con discapacidad, lo cual es doloroso”, expresó a ZETA el autor de “Extrañas”

Personas que son tratadas como “fenómenos”, “monstruos”, “engendros”, “seres contrahechos”, “espantajos repugnantes”, “cachorros deformes” o como “tipos de gran fealdad” son las protagonistas de “Extrañas”, novela de Guillermo Arriaga recién publicada este año por Alfaguara.

El ganador del Premio Alfaguara de Novela 2020 con “Salvar el fuego”, regresa con una propuesta de largo aliento donde también pone sobre la mesa de debate el trato que se les da o cómo se ve a personas con alguna discapacidad.

“Es una novela que escribí al final de la pandemia”, expresó a ZETA el autor, no obstante, reconoció que el tema de las personas con alguna discapacidad lo ha abordado desde hace más de 30 años.

“UN TEMA QUE A MÍ EN LO PERSONAL ME SENSIBILIZA”

En “Extrañas”, William Burton es un heredero de la aristocracia inglesa en el Siglo XVIII. Entre las cuantiosas tierras y propiedades de la familia, William descubre a unos “engendros” en las caballerizas que son marginados por sus discapacidades; en medio de su asombro y confusión por las condiciones en que los encuentra, su padre le advierte: “nada se puede hacer con esos fenómenos, son incapaces de comunicarse, no razonan, no sienten, su intelecto es cercano al de los animales”. Pero William duda y se ve obligado a tomar una decisión en su afán de conocer más y entender a aquellos “monstruos”.

Cuando se le cuestionó cómo llegó el tema de las personas con discapacidad para su novela “Extrañas”, Guillermo Arriaga contó a ZETA:

“Las personas diferentes, la diferencia, siempre han estado cerca de mí. Tenía un amigo muy querido que tenía parálisis cerebral y viví a su lado lo que significa para alguien como él tener parálisis cerebral. He tenido casos cercanos”.

Cortesía

De hecho, contó que su acercamiento al tema de las personas con capacidades diferentes inició en 1999 cuando dirigió la serie “ABC discapacidad”:

“Me invitaron a dirigir un documental para una serie que se llamaba ‘ABC discapacidad’ (en 1999, para Canal Once), a partir de ahí me sensibilicé mucho. Ya desde mis amigos me había sensibilizado, con ellos me sensibilicé mucho con cómo la gente percibe a los que son diferentes, las dificultades que tienen. En uno de los programas que hice -se supone que debía uno de hacer programas que incluyeran a personas con discapacidad-, dije: ‘Bueno, ¿cómo le hacemos para incluir en nuestro propio programa a personas con diferencia?’. Yo estaba haciendo Síndrome de Down, y dije: ‘Voy a arriesgarlo, que la persona con Síndrome de Down haga el guion y entreviste’. Y las entrevistas fueron tan bonitas porque había uno, Javier, le pregunta a Edgar: ‘¿A ti no te molesta que te vean como monstruo?’. Dice: ‘Sí, nos ven como monstruos, damos miedo y somos bien cariñosos y bien buenas personas, no sé por qué se asustan con nosotros’”, relató el autor.

De hecho, también recordó su trabajo con deportistas paralímpicos y su apoyo a personas con discapacidad en Coahuila:

“Entrevisté a campeones paraolímpicos, por también las dificultades que han tenido para salir adelante y no ser catalogados, y cómo los expulsaban de las escuelas. Últimamente empecé a apoyar iniciativas de ayuda para personas con discapacidad en zonas rurales en Coahuila. Entonces, las personas con discapacidad son un tema que a mí en lo personal me sensibiliza. En alguno de los programas que dimos, no lo vi directamente yo, pero vi el material, se fue un amigo a las sierras de Oaxaca y ahí se encontró a personas con discapacidad amarradas entre los guajolotes, entre las cabras, entre los puercos, tal como está descrito en la novela. O sea, lo que describo en la novela, es parte del material que yo vi”.

“CÓMO SE VE A LAS EXTRAÑAS EN DISTINTAS ÉPOCAS”

Desde Coahuila, el narrador ha estado muy cercano al Norte de México; de hecho, reconoció:

“Si una de mis fuentes de inspiración es mi barrio, la Unidad Modelo de Iztapalapa, la otra es el Norte, tanto Tamaulipas como Coahuila han sido inspiración para muchas cosas. He escrito sobre Coahuila desde mi primera novela ‘Escuadrón Guillotina’ (1991). Coahuila siempre ha sido para mí un escenario importante”.

Un día se encontraba en la carretera Uvalde a Del Río en Texas, cerca de Ciudad Acuña, cuando de pronto llegó la imagen de una mujer con dos cabezas que luego desembocó en su novela “Extrañas”:

“En un viaje en carretera, iba yo con mi amigo Sergio, de Uvalde a Del Río, y me vino la imagen de la mujer de dos cabezas, que existe, hay una cada cientos de años. Entonces empecé a escribir un libro con las extrañas en Mongolia en el año 1000, las extrañas en Noruega en el año 1400, Inglaterra en 1781, México contemporáneo y luego iba a terminar en Estados Unidos; pero la inglesa ganó y me di cuenta que para que el personaje llegara a las extrañas, no podía llegar de manera inmediata, es quizá la anomalía más rara que hay, la que menos se da en el mundo, era una cada 300 años. Puede ser que algunos nazcan, pero mueren prácticamente de manera inmediata; en este caso pues viven y ahí están”.

“YO QUERÍA HABLAR DE CÓMO SE VE A LAS EXTRAÑAS EN DISTINTAS ÉPOCAS”

Al leer “Extrañas”, el lector se sumerge también por el despunte de la ciencia en el Siglo XVIII:

¿Por qué te pareció importante tratar este tema actual de las personas con discapacidad a través del Siglo XVIII?

“Tenía la intención de hacerlo en diferentes épocas, porque cada 300 años surge alguien como las extrañas. En el año de 1421 hubo unos hombres semejantes en España. Entonces, yo quería hablar cómo se ve a las extrañas en distintas épocas, pero por alguna razón me di cuenta que en Inglaterra iba a ser un recorrido por la ciencia, en las otras no iba a ser un recorrido por la ciencia, las otras simplemente se las encontraban y era cómo reaccionaban frente a ellas, pero no había una explicación científica y me pareció interesante hablar del desarrollo de la ciencia en el Siglo XVIII.

“Las cosas llegan sin que sepas cómo llegaron. A veces no me explico de dónde surgen las cosas, la verdad; al menos para mí es un proceso extraño que me cuesta mucho racionalizar. La verdad es que los personajes me agarraron y ya no me soltaron. ¿Por qué los personajes de Mongolia que escribí 50 páginas o los de Noruega que escribí 20 páginas, o los de México que escribí 60 páginas no me agarraron, y éste sí? La verdad, para mí es un misterio”.

En “Extrañas”, William Burton se cuestiona: “¿Quiénes eran los extraños, ellos o nosotros?, ¿ellos por la mala fortuna de nacer con deformidades ajenas a su voluntad o nosotros por nuestra incomprensión para entenderlos?”.

“Obviamente tú vas a ser el extraño porque no tienes la capacidad de dialogar ni de empatizar, ni de humanizar a quienes tienes enfrente de ti. El hecho de que algunos de estos seres no puedan comunicarse verbalmente no significa que no te puedas comunicar con ellos, eso es algo que William Burton se pregunta: ¿De quién es el problema, de ellos o mío? Es más mío que de ellos. La falta de respeto a estos seres, es algo que a él lo marca”.

“NO TENGO LA MENOR AUTOCENSURA”

En “Extrañas”, el personaje principal se enfrentará a su familia aristócrata en cuanto al trato que se daba a las personas con discapacidad, en medio del Siglo XVIII donde despunta lo científico entre lo religioso.

¿Cuál fue el principal desafío al escribir esta novela? ¿Te enfrentaste a algún reto científico, religioso, ético, moral?

“No tengo la menor autocensura, eso no me preocupa. Las cuestiones técnicas sí, porque me puse reglas muy duras, por ejemplo, no usar palabras que hayan sido acuñadas después de 1790. Tengo aquí la lista de las palabras que tuve que sacar de la novela, porque son nuevas, o sea, no existían: reconstruir, inmovilizar, irreflexivo, evaluar, diagnosticar, parloteo, desfachatez, erosión, asfixia, embriagante, cuestionable, lloriqueo, verborrea, paralizado, exhaustivo, intranquilidad, corajina, hialino, higiénico, aséptico, hotel, edulcorar, siberiano, islámico, nórdico, agotador, pesimista, optimista, esquelético, huesudo, convulsionar, diseccionar. Son cerca de 500 palabras que no pude usar, no existían. Entonces, como yo me propuse no usar palabras después de 1790, ¿cómo le haces para hablar de diagnóstico? O sea, ¿cómo le haces para decir ‘es un tipo irreflexivo’? Estas dificultades me hicieron escribir con palabras que me limitaban muchísimo, es decir, estaba muy limitado para cómo quería yo describir la novela. Tuve que sacrificar muchos conceptos en aras de que se sintiera que era el Siglo XVIII”.

En “Extrañas” hay imágenes o escenas realmente grotescas. ¿Consideraste alguna idea de cómo manejar estéticamente lo grotesco?

“No, yo procuro narrar las cosas como son. Yo supe de una mujer con retraso mental que varios chavitos le desfogaron sus ansias sexuales, como dice ahí en el libro. Entonces, el chiste no es que sea grotesca, es no darle la vuelta a la forma de contar las cosas. Creo que para mostrar el dolor de esta mujer tienes que contarla tal cual es, porque si la escondes y le das la vuelta, no se cuenta el dolor de lo que está sucediendo. Entonces, más que contar lo grotesco, era contar lo que era”.

“LA FORMA EN QUE SE ESCRIBÍA EN EL SIGLO XVIII”

De 496 páginas, “Extrañas” es una novela que no concede respiro al lector. Escrita sólo con comas al separar oraciones, frases, párrafos páginas o escenas y con el mínimo de puntos, transcurre vertiginosamente.

¿Cuáles fueron tus referencias literarias en cuanto a la forma de escribir sin tantos signos de puntuación? Evidentemente es una apuesta literaria prácticamente sólo con comas…

“Todo esto tiene que ver con la forma en que se escribía en el Siglo XVIII. El punto y aparte y continuo es muy contemporáneo. Balzac, por ejemplo, cómo narraba: largo, eran olas. Obviamente, ya que me di cuenta que el uso de las comas creaba una cadencia, empecé a quitar puntos y a dejar comas. La editorial me decía ‘Pon un puntito para que la gente respire’. Por circunstancias técnicas, en el Siglo XVIII también se escribía así, de corrido, pocos capítulos y pocos puntos, para que no hubiera muchos espacios y cupieran las cajas dentro de la caja de hoja. La razón fundamental fue hacer sentir que estuvieras en el Siglo XVIII, después me di cuenta que crea una cadencia. No es fácil, porque en algunos autores el uso de las comas puede hacer muy asfixiante la lectura, y si no tienes una atención -espero haber tenido la atención, no quiero decir que lo haya logrado-, se empieza a perder interés por la novela”.

Foto:Enrique Mendoza

“TODAVÍA HAY CIERTAS ARISTAS DE RECHAZO DE ESTE TIPO DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD”

Hacia el final de la entrevista, se le planteó a Guillermo Arriaga:

¿Ha habido avances en relación con otras épocas, en cuanto al trato a las personas con diferentes capacidades?

“Lo que vimos en Oaxaca fue hace 30 años. En Coahuila el trato es muy distinto. Lo que yo he visto en las zonas rurales de Coahuila, ahí no los tienen amarrados, ahí sí te puedo decir, por lo menos en mi experiencia en Coahuila, se les quiere, se les protege, se les acepta y la comunidad es bastante receptiva a las personas con discapacidad. En Coahuila afortunadamente no hay ya esta sensación de vergüenza por tener un hijo con discapacidad. Muchos de los papás les llaman ‘mis angelitos’, ‘me mandaron un angelito’; yo tampoco creo que debería ser la forma de tratarlos, son seres, son personas, a veces se enojan, a veces son groseros, pero ya hay una aceptación de los padres, los llevan y están pendientes de su desarrollo, los aman y procuran protegerlos en caso de que ellos falten. Es gente de muy bajos recursos pero no los maltratan, no se avergüenzan de ellos”.

A nivel nacional, reconoció:

“Creo que se ha avanzado bastante, pero sí es cierto que este avance no ha sido lo sustancial que se merece. Por ejemplo, mi amigo con parálisis cerebral podía caminar, podía hablar, no se le entendía mucho y fue mejor promedio en la carrera de Psicología y Derecho, un tipo brillantísimo. Lo recomendé para trabajar con un amigo, y me dijo: ‘Es que no le entiendo, me da un poco de cosa él, perdóname, pero no puedo trabajar con él’. Entonces, sí hemos avanzado, pero todavía hay ciertas aristas de rechazo de este tipo de personas con discapacidad, lo cual es doloroso, pero el chiste es que dialoguemos y pensemos en la mejor forma de abordar este tema entre todos”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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