Priscila y Aracely Fuentes, hijas de Sonia Fuentes Huincles, de 43 años -interna en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de La Mesa en Tijuana desde mayo de 2022 por el delito de portación de arma de uso exclusivo del Ejército-, denunciaron que su madre murió de una tromboembolia cardiopulmonar el pasado 26 de febrero por falta de atención médica, malas condiciones de la celda y castigos.
“Mi madre falleció el 26 de febrero dentro del Cereso de la Mesa en Tijuana. Ella padeció problemas respiratorios, dentro del penal todo se le complicó. Ella nos comentaba que pedía atención médica, no una sino varias veces, pero que sólo le daban largas”, señaló Priscila.
Aracely, hija mayor de la fallecida acusó que supuestamente la celda donde se encontraba su madre estaba en malas condiciones, pues “se trasminaba la humedad”, además de que compartía celda con otras mujeres enfermas, lo que aunado a los problemas de salud de su madre y a un castigo impartido por las custodias “agravaron su condición; ellos la mataron”.
“Mi madre entró bien, no tenía ninguna otra enfermedad. Un día que llovió muy fuerte me llamó una compañera para avisarme que las guardias la habían sacado bajo la lluvia sin importarles que estuviera con temperatura; después de eso, a los días falleció mi mamá”.
En respuesta,la comisionada del Sistema Estatal Penitenciario de Baja California, María Elena Andrade Ramírez, comentó en entrevista a ZETA que “en la causa de muerte no se advierte que tenga que ver con algún tipo de contagio”, esto en contestación al señalamiento de que Sonia compartía celda con otras reclusas enfermas, pues reconoció que aunque en efecto era así ninguna de las seis compañeras tenía un padecimiento contagioso.
Sobre el castigo impartido a la hoy occisa, dijo: “consideramos que el director no permitiría este tipo de actos y ningún guardia de custodia penitenciaria se expondría de esta manera porque conocen las repercusiones”.
Aclaró que la fallecida sí tenía otros padecimientos de salud como hipertensión arterial, hipotiroidismo, toxicomanía a la marihuana, miomatosis uterina, obesidad y una parálisis facial -padecida desde diciembre de 2021-, lo que le generó un coágulo, que a su vez le ocasionó una tromboembolia cardiopulmonar, según consta en el certificado de defunción con número 220041808.
En el tema de las atenciones médicas de segundo nivel, Andrade Ramírez mencionó que hasta ahora se han atendido a 28 personas privadas de la libertad del Hongo I, 34 del Hongo II, 40 de Mexicali, 42 de Ensenada y 147 de Tijuana; quedando 78 personas en espera de recibir dicha atención.
Sobre el personal médico con que cuentan los centros penitenciarios reveló que el Cereso de Mexicali tiene 8 médicos generales, 2 dentistas y 7 enfermeros; el Hongo I 8 médicos generales, 3 dentistas, un químico y 9 enfermeros; el Hongo II: 7 médicos generales, 2 dentistas y 3 enfermeros; el Cereso Ensenada: 9 doctores, un dentista y 4 enfermeros; y Tijuana: 8 médicos generales, 2 dentistas, un químico y 9 enfermeros; además de 6 especialistas: uno en radiología, uno en traumatología y ortopedia, y 4 en psiquiatría, para atender a una población de más de 13 mil 400 privados de la libertad.
