Lukas Dhont es un director que hay que tener en la mira, eso quedó claro después de “Girl”, largometraje sobre una adolescente trans, aunque el desenlace puede ser controversial.
Dhont vuelve con una historia que aborda con mucha más sutileza la muy cercana amistad de dos niños que choca con los prejuicios sociales. Esto es lo que le sucede a Léo (Eden Dambrine) y Rémi (Gustav De Waele). Ellos tienen 13 años y pasan el tiempo juntos, envueltos en aventuras todavía propias de la niñez. Los conocemos inventando cuentos, jugando carreras en sus bicicletas, conviviendo con la familia… pero estos chicos están en la edad de la secundaria y sucede lo que tendría inevitablemente qué ocurrir cuando una de sus compañeras les pregunta a rajatabla si son pareja.
El cuestionamiento en especial afecta a Léo, que de inmediato se aparta de Rémi, cuya presencia lo incomoda, vaya, le resulta intolerable, a medida que empieza a ser consciente de cómo los demás lo perciben.
La repentina y tajante ruptura tiene consecuencias predecibles, pero no por ello dejan de ser devastadoras, pese a que Dhont tuvo el tino de no abordar la identidad sexual de estos chicos a quienes en todo momento deja en claro que sólo son niños. Es ahí donde la película se convierte en un acierto, porque evita el lugar común y más bien expone el propósito con el que el guionista y director concibió estos personajes: explorar en qué momento la sociedad no permite que dos adolescentes, varones, tengan una amistad entrañable porque, entonces, su sexualidad está en juego.
Sumémosle a este enfoque provocativo, audaz, unas interpretaciones más que brillantes de parte de estos dos actores, sobre todo de Dambrine, que está haciendo aquí su debut, después de que el director lo descubriera en un autobús, cuando paseaba con amigos.
Al final, el cineasta logra su cometido: dejar en la pantalla una película conmovedora, llena de empatía, sincera y reflexiva. ****Punto final. – Ahora Guillermo del Toro revolucionará la animación. Sin duda.