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viernes, febrero 16, 2024
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2023 lluvioso. ¿El niño o la niña?

Exactamente en cuanto terminó el año 2022 y entró el Año Nuevo se hizo presente el fenómeno del “niño” o la “niña”, que trae copiosas lluvias. Ya pasaron más de 15 días y las lluvias abundantes han descargado su furia adormecida por el rey Tláloc.

Acá en el Pacífico Norte ha llovido con intensidad, pero lejos está comparar esta temporada invernal que despedimos, con la de 1993 y 1978. Me ha despertado el ruido en las azoteas o el golpear del fluido hídrico e hidráulico en diferentes zonas donde cae el agua.


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Hay diferentes tipos de nubes; las hay muchas y mencionaré algunas: cumulonimbos, cirro, estrato… Agua bendita que ha de ser necesaria para la zona sedienta, que reviva los mantos acuíferos de agua, subterráneos, en valles, para dar vida a sembradíos de hortalizas que han de llegar a nuestras mesas de tomar alimentos.

Hay afectaciones de todo tipo, pérdidas humanas; es un mal necesario, más si no está la ciudadanía alerta, preparada y con precaución. Aquí en Tijuana, hay invasiones de topografía accidentada, no apta para construir; llevan a sus futuros adeptos a plantarse, como sucedió en los 80s. Grupo México (Camino Verde), Lomas Taurinas (la tumba de Colosio), Valle Vista 1 y 2, La 10 de Mayo, etc., son fuentes de riesgo en tiempos de lluvia como este, que nos ha azotado con muchos milímetros de agua.

El niño o niña ya hizo su abundante temporal de lluvias, así que a protegerse. Aún queda por delante mucha precipitación. A veces hasta en mayo aún llueve.


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Llegó la lluvia, beneficios y perjuicios llegan. Debemos aceptar tales hechos, pues sin agua no se puede vivir.

El agua da vida y muerte; debemos aceptarla, venga como venga. Llegó el agua al Occidente del Pacífico y tomar precauciones es nuestro deber. Adelante 2023, cuyo invierno frío llegó para quedarse hasta este 21 de marzo, cuando los campos empiezan a vestir sus coloridas flores gracias a lo que hoy cae del cielo y la atmósfera, con sus oscuras nubes, nubarrones y cumulonimbos que manda el dios Tláloc a esta tierras de Baja California.

Atentamente,

Leopoldo Durán Ramírez.

Tijuana, B.C.

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