En el confesionario:
— Padre, confieso que he hecho cositas indebidas con el Padre de la parroquia vecina.
“Sor Clara, ¡no lo haga nunca más! De penitencia rece un Credo, dos Ave María y un Padre Nuestro… y la próxima vez, ¡recuerde que tu parroquia es esta!”.
Autor: Un catequista.
Confesiones
Un cura recién ordenado se confiesa por primera vez con su obispo:
– Dime, hijo mío, ¿qué tal has llevado los votos durante tu primera semana?
“Verá, Eminencia. En cuanto a la pobreza he regalado mi hábito y me visto con uno que ya había desechado, mis sandalias están rotas y llenas de agujeros, y doy la mitad de mi comida a los pobres que vienen al comedor”.
— Muy bien, hijo mío, muy bien. Continúa…
En cuanto a la obediencia, hago cualquier cosa que me mande cualquier otro Padre, sin pensar en si es justo o adecuado, dando gracias al Señor por tener el privilegio de obedecer”.
— Muy bien, hijo mío. Excelente, excelente…
“Finalmente, Eminencia, en esta semana estuve con 37 mujeres”.
El obispo casi cae de la silla y, con ojos desorbitados, exclama:
— Pero ¡hijo mío! ¡¿Y el voto de castidad?!
“¿No era voto de cantidad?”.
Autor: Anónimo del Seminario.
Disléxicos
— ¿Cómo te fue en el campeonato de tiro con arco para disléxicos?
“Fui certero”.
— Entonces ganaste, ¿no?
“No, para nada certero, entre el gesundo y el tuarco”.
***
— Revisemos la nave. ¿Propulsores?
“On”.
— ¿Combustible?
“On”.
— ¿Eres disléxico?
“Is”.
— ¿Nos queda combustible?
“On”.
***
— Doctor, no sé decir zapato.
“¿Cómo que no? A ver, dígalo otra vez”.
— Zapato.
“Pues yo creo que lo dice muy bien”.
— ¡Que no! Mire: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, zapato y domingo.
***
En la frutería, un disléxico acaba de pedir un aguataque… y aquí estamos, en plena guerra de globos de agua.
***
Hoy quería salir a correr y al final he salido a comer… veo que lo mío no es vagancia, sino dislexia.
***
— ¿Por qué has felicitado a todos los trapecistas en Facebook?
“Porque es 17 de marzo, San Trapicio”.
***
—¡Papá, papá! ¿Qué significa ser disléxico?
“Que una persona tiene dificultades para leer, y confunde las palabras”.
— ¡Aaah! Es como cuando mamá te llama Pepe en vez de Juan…
***
En el Ejército:
— Charlie a Bravo. ¿Ves el radar?
“¿Un ovni?”.
— ¡Un símil!
“¿Un avión?”.
— ¡Un símiiil! Charlie, ¿eres disléxico?
“¡Puerco a tierra!”.
— ¡Aaaaaaaaah!
***
— Vengo a ingresar a los X-Men…
“¿Superpoder?”.
— Provoco dislexia.
“¡Ja,ja,ja! Que tonrweí más glande. ¡por favor! Kakakakaka… Un Memento… Miedra.
Perro qué… serás carbón. Parra, qué parres. ¡Higo de fruta!”.
***
— Mamá, ¿la dislexia es hereditaria?
“Co nreo”.
— ¿Gesuro?
“Gesurísimo”.
— Qué avilio.
“So lé”.
— Que tiero.
“Y to a yi”.
Autor: Un maestro.
Gato enamorado
Un gato enamorado dice a una gata en celo:
— ¡Por ti sería capaz de morir!
“¿Ah, sí? ¿Y cuántas veces?”.
Autor: Un perruno.
No te pases de la raya
Dos amigos conversan:
— No sabes lo que me pasó ayer. Llego a casa y me encuentro a mi mujer acurrucada con un fisicoculturista. El caso es que, para mi sorpresa, el gorilón va y me agarra del cuello, me empuja a un rincón, me pinta una raya en el suelo y me dice: “Si pisas esta raya, te mato”. Y acto seguido, se vuelve a la cama con mi mujer a continuar la faena.
“¡Vaya situación! ¿Qué hiciste?”.
— Cuando no me veía, yo pisaba la raya. ¡Qué se cree ese tipo!
Autor: Mejor así lo dejamos.
Pavlov
El perro de Pavlov presume con sus amigos caninos:
“La verdad es que me ha costado bastante condicionar a Pavlov, pero lo he logrado.
Ahora, cada vez que empiezo a salivar, él toca una campanita y anota”.
Autor: Un behaviorista animal.
En el psicólogo
En consulta el paciente, viendo el celular:
— Verá usted, vengo porque últimamente tengo problemas de atención…
“¿Desde cuándo nota eso?”.
— ¿Desde cuándo noto qué?
Autor: Un distraído.
Engaño
Un loco pasea por el psiquiátrico con una piedra atada a una cuerda. En eso se le acerca el director del centro, que ya estaba harto de tanto loco, y le pregunta:
— Qué, paseando al perrito, ¿no?
“Cuál perrito, ¿no se da cuenta que es una piedra”.
— Muy bien. Para que vea que somos sensibles a las mejoras de nuestros pacientes, le voy a dejar en libertad.
Total, que sale el loco a la calle con su piedra, voltea la cabeza y dice:
“¿Ves lo que te dije, Rocky? ¡Si no ladrabas, los engañaríamos!”.
Autor: Rocky.