Un catorce de febrero
amor eterno juraron
y como buenos amigos
sus corazones atados.
Cuando mi padre se fue
mi madre quedó muy triste,
su vida no fue la misma;
cinco años después lo sigue.
Hoy vinieron los recuerdos
de mi padre y de mi madre,
unidos toda la vida;
quizás esa fue la clave.
A dueto a veces cantaban,
se miraban a los ojos
y después se sonreían
como si fuesen dos novios.
Iban a misa el domingo
para pedir a Dios Padre,
enviara su bendición
a mí y todos mis hermanos.
El catorce de febrero
en el día del amor,
de su boda aniversario,
hoy les regalo una flor.
Lourdes P. Cabral.
San Diego, California.