Ya inició 2023 y sigue en mí el hábito iniciado allá en diciembre de 1993 de tomar una pluma, hoja, tiempo y enlazar más neuronas, poner a trabajar la materia gris y redactar escritos que plasmo con interés, alegría, paz, regocijo, relajamiento, pero también con inquietud, desahogo, exigencia, petición y amor que temprano hoy 2023, ya inicié.
El Semanario ZETA me otorga un lugar en sus páginas valiosísimas que pone de manifiesto públicamente todos los viernes. Ojalá este año me dé la oportunidad de escribir como cada tanto, y ser partícipe. ZETA ha sido como mi segunda escuela; he aprendido, descubierto, recibido, conocido y visto muchas cosas que desconocía. En sus diferentes secciones leo, descubro y aprendo. Nunca se deja de aprender. Cada viernes, su edición equivale a sorpresa, pues son escritos íntimos de profesionistas periodistas, investigadores, analistas, que forman y hacen ser y existir al Semanario (y también uno que otro escritor empírico); así como los lectores hacen de ZETA algo vivo.
Definitivamente, ZETA es mi segunda escuela. Feliz año 2023 al ZETA.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.