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miércoles, octubre 2, 2024
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“Un buen cuento para niños no tiene que enseñar nada”: Antonio Orlando Rodríguez

“La literatura es algo demasiado hermoso y valioso como para convertirla solamente en un vehículo para trasmitir mensajes”, expresó a ZETA el ganador del XVIII Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil

Uno de los autores de literatura para niños reconocido a nivel mundial es indudablemente Antonio Orlando Rodríguez, quien en 2022 ganó la edición XVIII del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil.

Antonio Orlando Rodríguez “es capaz de convocar el pasado y el presente desde una singularidad que seguirá abriendo nuevas maneras de sentir, pensar y habitar el mundo”, de acuerdo con el Jurado del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil 2022. “La escritura del autor, de indiscutible fuerza y calidad, despierta la imaginación de los lectores en formas que renuevan el asombro. Al mismo tiempo, su obra integra de una manera poética diversas tradiciones y registros que navegan desde su Caribe natal hacia otras latitudes, trascendiendo los límites geográficos, lingüísticos y generacionales”, complementó el Jurado.

Cortesía

“Recibir un premio por toda tu obra, por todo tu trabajo de años, es infinitamente gratificante, porque de alguna manera está validando tu trabajo de muchas etapas de la vida, máxime cuando este Premio lo han recibido autores prestigiosos que admiro; para mí es un honor sumarme a esa nómina de autores ganadores del Premio SM”, expresó a ZETA el laureado autor cubano.

ESCRIBIR DESDE LOS TIEMPOS DE FIDEL

Antonio Orlando Rodríguez nació en Cuba en 1956.  En 1991 abandonó la isla en tiempos de Fidel Castro (Cuba, 1926-2016) para establecerse en Costa Rica, después en Colombia y desde 1999 reside en Estados Unidos. En la década de los 70 y 80 del Siglo XX, escribió literatura para niños bajo el régimen de Castro.

¿Cómo era escribir literatura para niños en tiempos de la dictadura de Fidel Castro?

“Yo fui un lector muy fanático cuando era niño, tenía una gran adicción por los libros y llegó un momento en que quería crear mis propias historias; claro, uno puede crear historias de muchas maneras: yo pensaba que podía dibujarlas, que podía hacerlas con títeres, escribirlas, pero me di cuenta que solamente servía para escribir. Entonces comencé a escribir mis propias historias cuando era niño. Y ese gusto por la literatura infantil no me abandonó en la medida que fui creciendo. Fui pasando de la literatura infantil a Dostoievski, Tolstói, pero seguía amando los libros para niños, seguían entregándome algo que no me entregaban esos grandes autores que también leía con deleite, pero la literatura infantil tenía algo especial.

“Cuando tenía 19 años, presenté a un concurso un libro de cuentos para niños (‘Abuelita Milagro’, en 1975) que había escrito años antes, y bueno, tuve la suerte de que ganara el primer premio en un concurso nacional muy prestigioso (Premio Nacional de Cuento Infantil Concurso 26 de Julio, Cuba, 1975); ése fue el kilómetro cero como escritor”.

Entonces trajo a la memoria la década de los 70 y 80, antes de que decidiera abandonar Cuba en 1991:

“Yo vivía en Cuba, donde había una censura ideológica muy fuerte, muy tremenda, estamos hablando de los años 70; esa censura siempre ha existido, pero en aquel momento fue particularmente castrante; entonces, lo que se esperaba de un joven de mi edad era que escribiera sobre determinados temas si querías publicar. Ten en consideración que en Cuba todas las imprentas, hasta los mimeógrafos, son propiedad del Estado, nadie puede decir ‘Yo me publico mi libro’”.

De hecho, el autor reconoció que escribir literatura para niños fue una suerte de refugio ante la censura de temas políticos:

“De alguna manera la literatura infantil era un espacio donde podías en alguna medida sortear esa censura, porque en la literatura infantil hay mucho de fantasía, mucho de imaginación y mucho de parábola, metáfora, y durante diez años solamente escribí libros para niños. Al ser un universo que tradicionalmente ha sido más abierto a la fantasía, siempre podías encontrar rinconcitos donde podías moverte evadiendo las consignas, los temas políticos, los temas sociales, que eran los priorizados por las editoriales. No es que no estuvieran presentes, sino que esa característica de la literatura infantil, de jugar con el absurdo, de jugar con lo metafórico, te permitía escamotearte allá adentro.

“Luego hubo ciertos cambios en las políticas culturales y empecé a escribir también libros para adultos, porque se autorizó la publicación de obras que tuvieran que ver con el absurdo, la ciencia ficción, la fantasía, géneros que estuvieron prohibidos durante muchos años; ésa es la historia de por qué empecé escribiendo libros para niños, luego empecé a escribir libros para adultos, pero nunca he abandonado la literatura infantil”.

“UN BUEN CUENTO PARA NIÑOS NO TIENE QUE ENSEÑAR NADA”

Poeta, cuentista, novelista, ensayista y dramaturgo, Antonio Orlando Rodríguez ha publicado su obra en Estados Unidos, España y Latinoamérica. Es autor de los libros de cuentos para niños “Cuentos de cuando La Habana era chiquita” (Panamericana Editorial, Bogotá, 2018), “Abuelita Milagro” (Premio Nacional de Cuento Infantil Concurso 26 de Julio, Cuba, 1975; Panamericana Editorial, Colombia, 2015), “Pues, señor, este era un circo” (Ediciones SM, Colombia, 2014), “Concierto para escalera y orquesta” (Ediciones Ekaré, España, 2013), “La vuelta al mundo en cinco cuentos” (Panamericana Editorial, Colombia, 2012), “La escuela de los ángeles” (Alfaguara, Colombia, 2011), “Yo, Mónica y el monstruo” (Panamericana Editorial, Colombia, 2010) y “La gata de los pintores” (Panamericana Editorial, Colombia, 2009), entre muchos otros.

También es autor de los libros de poesía para niños “Mi bicicleta es un hada y otros secretos por el estilo” (Panamericana Editorial, Colombia, 2017) y “El rock de la momia y otros versos diversos” (Alfaguara, Colombia, 2005).

En nuestro país ha publicado los libros de cuentos para niños “Cuento del sinsonte olvidadizo” (Ediciones El Naranjo, México, 2010) y “El viejito del sillón” (Ediciones El Naranjo, México, 2016).

También es reconocido por ser el autor de “Chiquita”, con la que ganó el Premio Alfaguara de Novela 2008.

¿Cuál es la diferencia entre escribir para niños y escribir para adultos?, inquirió ZETA a Antonio Orlando Rodríguez.

“Yo escribo libros para niños y libros para adultos, y la técnica y las herramientas del escritor son las mismas; es decir, el conocimiento de la literatura, de la escritura, el afán de perfección, son iguales para las dos. Para mí todo está en la voz que utilizas, no es algo muy difícil de entender: cuando tú le das la misma información en tu vida cotidiana a un niño y a un adulto, no se la das utilizando las mismas palabras, no le das igual esa información al niño. Escoges determinado tono, determinadas palabras. Para mí el fin del asunto está en el tono, en tu voluntad de comunicarte con este receptor o con este otro receptor; eso para mí es lo más importante”.

¿Qué debe tener un buen cuento para niños?

“Yo creo que lo mismo que un cuento para adultos: debe tener la capacidad de cautivar al lector, de interesarlo, de atrapar su interés, de hablarle de cosas que se relacionen de alguna manera con su experiencia o con lo que él apetece saber. No creo que haya mucha diferencia entre lo que debe contener un cuento para adultos y un cuento para niños. Cuando leemos un cuento para adultos, estamos buscando una historia que sea capaz de abstraernos de nuestra realidad mientras la leemos, y de trasladarnos a otro sitio, presentarnos a unos personajes que vamos a creer que son reales; y lo mismo yo le pido a un cuento para niños: que sea capaz de cautivar, de robar la atención del niño y llevarlo a un mundo que puede ser real o totalmente imaginario, puede hablar de cosas que están pasando a su alrededor o en otros lugares del mundo y ser de pura fantasía, pero siempre capaz de convocarlo y trasladarlo a ese mundo, que él respire dentro de esa historia y la habite”.

¿Cuál es el principal error que se comete al escribir literatura para niños?

“Hay dos errores principales al escribir literatura para niños: el primero, el exceso de diminutivos, el pensar que porque estás hablándole a un niño de cinco o seis años, o menor, todo lo tienes que poner chiquitico, todos los personajes tienen que estar chiquiticos, todos los objetivos son chiquiticos. El segundo error: la idea de pensar que el cuento tiene que tener alguna enseñanza, y un buen cuento para niños no tiene que enseñar nada, lo único es que tiene que emocionar, divertir, cautivar, estimular la imaginación, eso es lo que hace bueno un cuento, tener ese potencial. Para transmitir mensajes hay muchas otras vías, pero la literatura es algo demasiado hermoso y valioso como para convertirla solamente en un vehículo para trasmitir mensajes”.

Cortesía

Hacia el final de la entrevista con este Semanario, Antonio Orlando Rodríguez sentenció: “Durante muchos años la literatura fue víctima de la pedagogía, yo creo que eso es algo que estamos arrastrando de muchos años atrás y no se borra tan fácilmente; ha habido un salto tremendo, pero todavía encuentras mucho esos dos Talones de Aquiles”.

Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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