Este sábado 10 de diciembre se realizó La Posada Sin Fronteras organizada por grupos religiosos de protección a los derechos humanos y la sociedad civil, tanto de Tijuana como de San Diego, la cual busca ofrecer un rato ameno para aquellos migrantes que se encuentran lejos de sus casas y de su familia.
“La posada es una obra muy antigua del tiempo de José, María y Jesús, es para recordar que la sagrada familia no hacía distinciones, es lo que necesitamos hacer”, comentó el padre Patricio, director de la Casa del Migrante en Tijuana.
El encuentro se realizó en el Faro de Playas de Tijuana, a un costado del muro fronterizo que divide México con Estados Unidos, ahí, las familias se dieron cita y aunque divididos por una valla, ambos grupos se coordinaron y cantaron la tradicional melodía para pedir posada.
También, un hombre de origen salvadoreño, acompañado de sus dos hijos, relató cómo fue que llegaron a Tijuana tras ser amenazados por las pandillas de dicho país al negarse a entregar a su hija de tan solo 15 años como pago por negarse a que su hijo mayor trabajara para ellos.
“Venimos huyendo desde nuestro país por las pandillas, a mi hija la quisieron secuestrar y a mi hijo lo querían meter a su pandilla a la fuerza, por eso salí huyendo con ellos. Es triste pasar noches y días enteros por montes; no tener que comer, tener sed, tener la boca reseca, caminar esos caminos que uno no conoce; venimos como el ciego. Yo dejé todavía allá a tres hijos chiquitos y a mi esposa, ellos dependen de mí”, narró Miguel Mejía, originario de El Salvador.
Además de su dura travesía, Miguel mencionó que las autoridades de Sinaloa los detuvieron a él y sus hijos para quitarles el poco dinero que traían, así como que fueron víctimas de una estafa al comprar un par de boletos por internet para viajar a Ciudad Juárez.
“Llegar a Tijuana ha sido un reto muy difícil; nuestros planes eran irnos a Estados Unidos para buscar asilo político, pero llevamos dos meses acá sin poder salir. A mi mamá ya van cuatro veces que le van a tocar la puerta preguntando por mi papá, mi hermana y por mí, mis otros hermanos están pequeños y mi mamá no puede trabajar, por eso lo que necesitamos es llegar allá para ayudarle”, relató Antony Lara.