Desde el 26 de noviembre de 2022, nada se sabe de tres integrantes de la familia Vega y un amigo. Son personas que se dedican al comercio -según narraron familiares- y no volvieron a su casa, pero sus vehículos se localizaron abandonados en diversos puntos de la ciudad, uno de los cuales presentó evidencias de fuego en el interior.
La Fiscalía General del Estado (FGE) investiga la posible relación de esta desaparición múltiple, con otras dos privaciones ocurridas en noviembre, una de las cuales terminó con una víctima de homicidio, localizada en la zona de González Ortega.
El lunes 28, mediante la línea de Emergencia 911, se reportó que una mujer de nombre María Guadalupe Rubio Morales, solicitó el apoyo de las autoridades, debido a que su esposo llevaba dos días sin contestarle el teléfono.
Las personas con reporte de desaparición, son Gregorio Vega Hernández (padre), de 48 años, así como Juan de Dios Vega Rubio (hijo) y Leopoldo Rubio López (sobrino). Como parte de la investigación, detectaron que un amigo del padre de familia, identificado como Juan Antonio Terríquez López, había corrido la misma suerte. Todos son originarios de Tamaulipas.
Familiares los buscaron por su cuenta y fue cuando encontraron el pick-up Ford F-150 color blanco, placas AM3972A, propiedad de Juan Gregorio, abandonado a un costado de las instalaciones de la Sección 2 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Bulevar Anáhuac, muy cerca del Centro Cívico de Mexicali y a escasos metros del edificio de C4.
La unidad se encontraba casi en perfecto estado, salvo por el cristal del lado del piloto, quebrado y con huellas originadas por quemaduras al interior del mismo, lo que sugirió un intento de incineración del auto.
Agentes preventivos resguardaron la escena e iniciaron las indagatorias junto con elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), quienes ampliaron la búsqueda hasta el domicilio de un amigo de la familia de oficio conductor de Uber, residente de la colonia San Marcos y quien por indicios, podría haber estado con las victimas cuando desaparecieron; su vehículo se encontraba ahí, pero nada más.
Según la narrativa plasmada en la carpeta de investigación 0202-2022-41410, los Vega se dedican al comercio, e incluso el padre hace labores de carpintería, sin que haya más información al respecto.
Sin embargo, cuando las víctimas salieron del domicilio no brindaron detalles de su destino, lo que complica la investigación, sobre todo por el hecho de que justo en los alrededores de C4 no se cuenta con cámaras de vigilancia que arrojen datos del momento que abandonaron el pick-up de la víctima.
Hasta el jueves 1 de diciembre, cierre de esta edición, las victimas no habían sido localizadas.
RELACIÓN CON OTROS DOS DESAPARECIDOS
Como parte de la investigación, los cruces de información de inteligencia realizados por autoridades en la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz y Seguridad, encontraron vínculos entre los Vega y otros dos desaparecidos en Mexicali, de acuerdo a estos datos:
– Juan Gregorio Vega Hernández tenía nexos con Germán Isaac Cárdenas Castro. Se reportó su ausencia aparentemente forzada, pero no hay registro de la fecha. El 11 de noviembre, como resultado de un rastreo realizado por colectivos de búsqueda, su cadáver fue localizado en los alrededores del dren Tula, detrás de las instalaciones de la nave industrial Pimsa III en González Ortega.
Cárdenas Estaba en avanzado estado de descomposición y dentro de una maleta abandonada a la intemperie.
– Juan de Dios Vega Rubio estaría relacionado Sagith Alejandro Martínez Arámburo, reportado como no localizado desde el 12 de noviembre y uno de los objetivos de búsqueda por parte de colectivos, familiares y autoridades.
La noche de ese lunes, el joven de 18 años salió de su domicilio en la colonia Esperanza, sin brindar mayores detalles; a la fecha nada se sabe de su paradero.
Las mismas fuentes refieren que al menos uno de los implicados cuenta con antecedentes en Estados Unidos por tráfico de cocaína, cuyo proceso ya culminó y fue devuelto a México.
Desde hace diez meses, la FGE no había registrado una ola “desapariciones simultáneas” como la ocurrida en febrero, cuando un comando criminal armado de la célula de Los Garibay, levantó a varias personas y asesinó a otras tantas en los ejidos Colima y Chiapas.