No han podido descansar los 236 venezolanos que duermen en el albergue del campo Reforma en la zona de Otay en Tijuana. Por falta de vigilancia, por las noches, el gimnasio es apedreado lo que genera ruidos que asustan a las 78 familias que provisionalmente ocupan el inmueble.
Ante las quejas, las autoridades prometieron más patrullaje y reforzar los protocolos en el filtro de acceso para evitar que los padres venezolanos se alarmen por la seguridad de sus hijos, ya que no hay certeza del tiempo que permanecerán en el albergue Reforma, pues el flujo de migrantes se mantiene por la garita de San Diego, California con la ciudad de Tijuana, Baja California.
“Sí hubo un incidente en la madrugada, o dos, son personas que creemos que son vagos porque si hay una persona inconforme viene y se presenta y da la cara. Ya se dio parte a la secretaría de seguridad pública y se hacen rondines. En el tema, sí hubo un descuido y no hay control de las entradas y ya pusimos un filtro para las personas ajenas y no pasó a mayores”, explicó Enrique Lucero Vázquez, director municipal de atención al migrante en Tijuana.
El albergue Reforma tiene capacidad para 300 migrantes, se proyecta que la totalidad de su aforo llegue esta semana, pues al corte de este martes 8 de noviembre hay 236 personas, lo que significa 78 núcleos familiares, 45 hombres, 72 mujeres, 51 niños y 68 niñas.
“Entró una persona acá, estaba hablando con niños y todo el mundo se alarmó. Gracias a dios vimos que el hijo hablaba con extraños. También vieron que la puerta de atrás abierta y el señor ahí y entonces tuvieron que amarrarla con alambre y tenemos miedo porque no estamos seguros”, explicó Yetzibel Gallardo, una madre venezolana que compartió su experiencia en los primeros siete días en el albergue Reforma de Tijuana.
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En noviembre han llegado a Tijuana 444 venezolanos de los 1,521 expulsados por el Título 42 desde los Estados Unidos.
