Ya se acerca la Catrina,
las uñas viene afilando;
se alumbra con parafina,
una balada entonando.
Esta mañana llegó
con aretes y caireles;
hasta su boca pintó
con dulce granada y mieles.
Viene a buscar compañero
para este dos de noviembre
que le brinde un “te quiero”
y cempasúchil le siembre.
Con moño y vestido rojo,
los zapatos de tacón,
muy sonriente guiña un ojo
tocando su corazón.
La Catrina es delicada,
como de alcurnia, la dama;
hoy se siente ilusionada,
desea dormir en cama.
Se siente con el derecho
de tener un gran amor,
y con la mano en el pecho
regalarle una bella flor.
Esperanzada se siente
de que le va a conquistar,
y su mirada no miente
cuando le quiere besar.
Catrina que vas y vienes
por la calle y la calleja,
con la gente te entretienes,
pequeña, joven o vieja.
Catrina, no seas mala,
no juegues con las personas;
suéltales por fin el ala,
aunque sean regañonas.
Que todos se porten bien
porque viene la Catrina
a llevar sin ver a quién,
como princesa divina.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California