Morelia, Michoacán.- Estrenada en el marco de la vigésima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), la cinta “Trigal”, de Anabel Caso, parte de la selección oficial y competencia de largometraje mexicano fue recibida con gran entusiasmo por los espectadores, sobre todo por tratarse de una historia que parte de la colección de momentos de vida adolescente de la directora, relato que enfatizó es importante y necesario transmitir.
“Es importante que las mujeres contemos nuestras historias porque estuvimos mucho tiempo sin hacerlo, y es ahora que podemos contar nuestras situaciones, en el seno de la familia, lo que pasa con las relaciones, cómo nos aproximamos a nuestro cuerpo, al otro, cómo interactuamos, qué tipo de vínculos tenemos, porque para tener vínculos responsables y para ser mujeres responsables, que estamos pidiendo equidad y que estamos pidiendo libertad sobretodo, necesitamos responsabilizarnos de nuestros cuerpos y nuestras propias decisiones y por eso debemos contar nuestras historias”, puntualizó.
En entrevista con el semanario, Anabel Caso relató cómo llegó el rompecabezas a ella, y por qué decide desarrollar el rodaje: “En un inicio Trigal fue un guión que surgió de un cuento que yo escribí de mi vida con mi prima en el campo y mis historias de pubertad, fue nutriéndose de una serie de referencias y de memorias que fueron apareciendo en la película que tenían que ver con precisamente ese momento de pasar de la pubertad a la adolescencia, con imágenes visuales pero sobre todo con imágenes sensoriales, que no sabíamos cómo plasmar en la película y que tenían que ver con cuestiones sensitivas del campo, del tocar, del disfrutar, del estar libre y que tenían que ver con la exploración del cuerpo, de la exploración de la sexualidad con el atravesar los límites, el peligro, la intimidad, y así fue como fue construyéndose la historia con una trama que se puede seguir de principio a final, pero atravesada por un montón de cuestiones muy personales, que son memorias”.
Aunque campirana, con aires argentinos, y paisajes sonorenses, “Trigal” es conjuntada como una historia universal: “Teníamos una frase muy curiosa de Jodorowsky, que quedó grabada en la pizarra de filmación, ‘que es cine terráqueo’, y era porque éramos una directora argentina, la directora de arte también era argentina, y la productora brasileña, el fotógrafo era español, y todos los demás eran mexicanos, pero había ahí un crisol de nacionalidades tremendo y siempre bromeábamos con que Trigal era cine terráqueo, no era una película argentina, no era mexicana, es una película para todos, es universal, tiene esa universalidad, con guiños del universo argentino, como cuando aparece Susi tomando mate, hay ciertas cosas del costumbrismo argentino de la relación de las familias alrededor de la mesa, de la intimidad, de la forma de hablarse, de en corto en secreto, que si te pones a ver cine argentino, tiene mucho de eso, y que bueno, es el cine que yo mamé, aprendí y donde me desarrollé, fue en México, entonces fundí digamos mi patria y mi hogar que es México con una película”, apuntó al semanario.
Referente a porqué tomar Sonora como locación añadió: “Elegimos las orillas de Hermosillo, lo que pasa es que en Sonora están los trigales de México, el gran exportador de trigo de México, entonces en un principio era por el tema del trigo y fuimos a hacer un par de scoutings, me enamoré profundamente, de una manera loca de la ciudad, de la gente, los hermosillenses se volvieron mis amigos, tienen una netez, no me voy a vivir a Sonora, por el clima, te lo juro, no aguantaría los cincuenta y pico grados de calor que tienen en verano, pero la gente de Sonora nos abrió el corazón de una manera impresionante y después fue pasando que la íbamos conociendo y que claro la película cada vez más se tenía que hacer ahí, porque había este tema de la frontera, de la aridez del desierto pero también de la exuberancia natural que tiene y eso era la adolescencia, por un lado, ser muy exuberante y por otro estar perdido en un desierto, entonces como que la geografía hacía un poco sentido a la geografía de las emociones de las chicas, todo cuadró, y bueno, por supuesto la culminación de muchos años de trabajo, me remueve toda la historia y cierra un capítulo de mi vida pero que continuará digamos, pero cierra felizmente un capítulo de poner en la mesa para el diálogo un montón de temas que yo como cineasta, mujer, como ser humano quería manifestar y compartir con los demás, para ver los demás qué dicen y ver qué conclusiones sacamos de esto”.
“Trigal” se suma a la ola de retratos e historias de crecimiento (Coming of age): “Sabemos que la adolescencia es una etapa en la que uno se revela de muchísimas cosas y donde uno mucha cosa se cae a la silencia y las hace solo por su lado, hay cosas que no van a cambiar porque eso es el espíritu de ser adolescente, ser rebelde un poco, pero en medida en que tengamos más vínculos funcionales, familias comunicativas, lasos compasivos con los demás, con la familia, con los amigos, vamos a ser mucho más responsables y tener un mundo mejor. Hablar siempre, quererse, escucharse, siempre mejora la vida y siempre mejora las cosas”, enfatizó Anabel Caso a ZETA, quien señaló que la música que acompaña el viaje fílmico quedó a cargo de Camilo Froideval y Lena Esquenazi, quienes atendieron la necesidad de “Manifestar justamente esto que pasa en la adolescencia que digo es como ponerse un caramelo que explota en la boca de sensaciones y emociones que te pasa en la adolescencia, nuestro cuestionamiento era cómo ponemos en pantalla todo lo hormonal, el deseo, el romance, fantasear, lo que te transita como adolescente, y tenía que ver con ponerlo en imagen, pero con desarrollar un diseño de audio súper íntimo, que explore la textura del campo, de la casa, de las intimidades de los susurros, que se ve exaltado por la música que era lo que le estaba pasando a las protagonistas”, sumó la cineasta sobre su ópera prima que llegará a salas de cine en febrero de 2023.