La tarde y noche de ayer 4 de octube, la primera actriz Sylvia Pasquel ofreció dos funciones de la obra de teatro “No seré feliz, pero tengo marido”, protagonizada por la mayor de la familia Pinal, bajo la dirección de Claudia Ríos, en la sala de espectáculos del CECUT.
Basada en la obra del libro homónimo de la escritora argentina Viviana Gómez Thorpe, y llevado a escena durante más de 20 años por muchos países de Latinoamérica, llegó a Méxicodesde hace 7 años, bajo el estelar de la Pasquel, hoy protagonista de la serie reality “Siempre reinas”, de Netflix, junto a Lucía Méndez, Laura Zapata, y Lorena Herrera.
La obra, la cual es un monólogo, relata la historia de Vivi, quien cuenta con humor y diferentes alegorías sus vivencias a través de los años siendo una mujer casada, ama de casa. A través de chistes y situaciones recurrentes, se observa a un personaje que es fácil de reconocer, sobre una mujer que ha dedicado su vida a su marido y a su casa. A pesar de ser una comedia, tiene su momento dramático y esperanzador al final, donde hay una reflexión sobre las aspiraciones personales, el progresar y procurar el amor propio.
La obra se pasa bastante rápido, ya que mientras Vivi cuenta su historia, actúa muchas de las cosas que platica, con el apoyo de una buena producción, buena ambientación de música y luces, varios cambios de vestuario, un par de sillas, un sillón, una televisión, hasta a su marido Jorge, interpretado por un muñeco.
Sin duda, lo mejor de la presentación es Sylvia Pasquel, quien es energética, carismática y entregada, y no se podía esperar menos de semejante leyenda que tiene en la industria del entretenimiento más de 50 años, la señora se adueña del escenario y abraza al público, con decir que entró bailando y diciendo que a ella le valía -madres- si sacaban los teléfonos para tomar fotos y grabar, que sí lo estaban disfrutando que lo compartieran, además que durante todo el show estuvo incluyendo a las personas de las primeras filas a la acción, haciéndoles preguntas relacionadas con lo que estaba pasando, haciéndolo más orgánico y especial, fue tanto su talento que al concluir la obra fue despedida con una ovación de pie de los tijuanenses. (Erika Cortez / Especial para ZETA)